La muerte hace ángeles de todos nosotros,
y nos da alas donde teníamos hombros,
suaves como garras de cuervo.
Jim Morrison.
Es gracioso como todo lo que construyes, todo lo que haces se puede desvanecer en un instante por una persona. No es mi caso —al menos en esta ocasión— si no el de mi amado jefe; sus planes, sueños, esperanzas y deseos de venganza culminaban aquí a manos de las misma persona de la que juró vengarse, <<solo quiero que pague por lo que hizo>>.
De repente me entran ganas de reír, y tuve que contenerme por que era el momento más importante de aquella puesta en escena, Kishō-san murmuró algo que no fui capaz de entender y luego simplemente lo lanzó al vacío <<¿Qué sería lo que se reflejaba en ese momento en los ojos de mi amado jefe?.
Debo admitir que aquel acto poseía una especie de pureza y nobleza como si fuera una especie de redención. Odioso. Debía detenerlo, pero incluso cuando había atravesado su hombro con mi quinque, la postura de Arima se mantenía recta y segura.
Definitivamente Kisho-san era un monstruo.
¡Estúpido, derrotado, superado! ¿Puedo describir .... describir mis sensaciones?
No, lo único que puedo decir es que sentí que todo estaba decidido desde siempre. Quizás debería odiar a Kishō-san, pero su traición a los Washuu me pareció admirable.
Kaiko se detuvo a un lado de Kishō-san y simplemente le dirigió una mirada imposible antes de ordenarle que se arrodillara. Obedeció, sin inmutarse ni descomponerse en absoluto, supuse que en la desesperación ya no se espera nada, ni siquiera lo peor.
Una lluvia continúa y torrencial comenzó; los lentes de Kishō-san cayeron al suelo.***
Ahí estaba el "imponente" Tsuneyoshi Washuu sentado en su trono, sus facciones tan profundamente marcadas por la crueldad se intensificaron al vernos entrar. Kaiko permaneció de pie en la puerta del despacho como un objeto inanimado.
Kishō-san hizo una fría reverencia.
Oh, fue épico la reacción de mi querido padre ante el gesto. Durante unos segundos, en la sala pareció flotar un aire enrarecido. Todo en ellos siempre transcurría apretados de silencios pero esto era una exageración.
Interviene porque si no me iba a morir de aburrimiento en esa lucha de miradas gélidas.
—El cuerpo de Kaneki Ken aún no ha sido encontrado, sin embargo las probabilidades de que este muerto son bastante altas.
El viejo me ignoró por completo, pero al menos se dignó a hablar:
—¿Por qué lo hiciste Kishō? —aquellos ojos amenazadores y venenosos lo observaron con decepción.
—El amor es un motivador muy cruel. —volví a entrometerme, no quería arriesgarme a otros quince minutos de silencio.
—¿Es verdad?
—¿Amor? No entiendo esa palabra —respondió Kishō-san con un aplomo impresionante. Incluso en ese momento seguía comportándose de la manera tan fría y despreocupada de siempre.
—Su cinismo es trágico Kishō-san.
—Es suficiente Furuta, y tú Kishō eres consciente de las consecuencias de tu traición a la familia Washuu.
—Soy consciente.
Si "padre" quería provocar alguna reacción en Kishō-san vaya decepción que se llevó, y aunque era divertido tenía que hacer algo.
—Solo recuerdo que Kishō-san representa la fuerza del CCG, sería terrible las consecuencias si él desapareciera.
—No es algo de lo que debas preocuparte Furuta —hay algo en el modo que pronuncia esa frase que hace que me sienta incomodo—, tengo otros planes para Kishō.
Y el mencionado —como no— seguía mirando al frente, sin dar señales de escuchar.
—Kaiko, llévatelo. —ordenó con su voz de mando gélida, y éste obedeció al instante.
Kishō-san habló; la lluvia azota las ventanas y sus palabras se desvanecen.
¿Cuánto tiempo ha pasado desde ese día? ¿18 o 20 años? ¿Qué más da?
Vuelvo a refugiarme debajo de la sábanas imaginándome que me encuentro en aquella cama que tantas veces compartí con mi amado jefe, aún recuerdo su olor después de todo este tiempo, que no daría por seguir jugando a ese juego sin reglas con él pero ya nada podría cambiar lo ocurrido.
Quizás nunca pueda deshacerme de su recuerdo; de esta enfermedad invisible, quizás siempre este viviendo dentro de mí. No queda más que seguir viviendo, y eso es también una cuestión de confianza en uno mismo, y eso era lo único que me quedaba, en otras palabras debía ir a trabajar o si no —el idiota más amable del mundo o el mejor de los hipócritas— mi joven superior me lo quitaría.
Las calles de Berlín seguían tan limpias y ordenadas como los últimos años, ansiaba volver a Tokio e inundarme en su suciedad, en la sangre, y ....
¿Jefe?
Percibí en el pecho la magnífica sensación de la traición penetrando en mi inexistente corazón, porque por un momento creí verlo sosteniendo de la mano a ese monstruo al que engendró y a quien Kisho-san nombró "Yoshiro", sin embargo era una ilusión y así se esfumó. Además era imposible porque yo vi como su vida transcurrida en salvajes rabietas y negra melancolía llegaba a su fin, y aún así...
—Lass uns gehen* Furuta. —exclamó mi joven superior con una sonrisa lenta y una voz amable que hizo brotar en mi una risa espontánea, que poco se parecía a Matsuri. El viento mecía con suavidad su cabello rubio trayéndome su aroma; un delicioso aroma a humano.
—Ja, vorstand. —respondí con tono formal, y lo seguí como un patito siguiendo a su madre. Ahora me doy cuenta, mientras camino detrás de Auger que sus palabras son ciertas, << el único hilo que lo une todo es el odio>>, por lo que incluso en la muerte estaremos juntos, mi amado jefe.***
*Las uns gehen: Vámonos.
*Ja, vorstand: Sí, jefe.
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Requiem
Fiksi Penggemar"Los recuerdos son arrastrados por la lluvia volviendo a su cauce. Un pasado borrado y unos recuerdos perdidos vuelven a la mente una vez más." Haise es herido de gravedad y llevado al hospital del CCG pero cuando despierta ya no es más Sasaki Ha...