~Capítulo X - "Todos los puntos perdidos"~

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  Una ave de presa esta desgarrando mi alma.
Sus garras destrozan mi corazón.
Su pico hurga en mi pecho.
Y el batir de sus alas oscurece mi juicio.
Eduard Munch.

   Encontrar a Kamishiro Rize  y llevarla ante Tsuneyoshi Washuu, era el motivo que lo retenía en el distrito 13. Ya había pasado un mes y no encontraba un solo rastro de ella. Debía admitir que quizás, si se esforzara realmente en hacerlo obtendría mejores resultados. Sólo terminaría el circuito de vigilancia obligatorio y regresaría a su oficina, donde una vez más redactaría un informe indicando que Kamishiro Rize no se encontraba en el distrito 13. Entonces como si fuera algo inevitable sus miradas se encontraron. El rostro de Rize se tornó de súbdito a uno lleno de terror. Apretó con fuerza la pequeña mano de la niña que iba a su lado. El mundo es compendio de repeticiones, esta escena ya la había visto antes; esa decisión en la mirada y esa fuerza que nacía del sacrificio. Liberó a IXA. Los ojos de Rize mostraron su kakugan y ocultó con su cuerpo a la niña. Entonces lo entendió, esa niña era su hija. Y como si no la hubiera visto guardó a IXA, dió media vuelta. Se imaginó a Haise en esa misma situación, Haise....Kaneki. ¿Por qué desviaba el pensamiento hacia escenas del pasado que aliviaban el dolor que no quería sentir? Era infantil, engañarse. Lo sabía, que era Kaneki Ken a quien besaba, que era su cuerpo el que sus manos y labios recorrían. ¿Cuál era el objetivo de Kaneki Ken al fingir que seguía siendo Haise? ¿Y cuál era el suyo al participar en su juego? No había respuesta, pero sabía que seguramente sería cruel, y por el momento sólo la mentira pertimitía la convivencia. No podía ser que todo fuera tan absurdo y sin embargo lo era. Amaba a  Sasaki Haise...Y  también a Kaneki Ken. ¿No era como un amor fatal, casi un castigo?
    Se refugio en la estación del metro buscando de manera inconsciente escapar de la lluvia de esa tarde tan vacía. Le gustaría olvidarse del pasado que sólo le traía el dolor del recuerdo pero eso significaría olvidarse de Haise. Prefiere el dolor a eso. <<Haise...¿Dónde estás?>>. Y sin embargo también se preguntaba con quien estaría Kaneki. Subió al metro con dirección al distrito uno. No volvería a su oficina, estaba cansado además recordó que Furuta llegaría esa tarde como "apoyo" como siempre, fastidioso, escandaloso e ineficaz.

   El lapso del trayecto- al observar ese paisaje lleno de edificios y siluetas con una vida propia que caminaban hacía un mismo final-de alguna manera le hizo olvidar por un momento ese miedo que albergaba en su alma. ¿Sería capaz de matar a Kaneki Ken, si se salía de control?
   Introdujo la llave y empujó la puerta de su departamento. ¿Por qué se sentía tan cansado? Permaneció un momento inmóvil, aturdido. El péndulo del reloj de la sala golpeaba sin sentimientos, desagradable. Suspiró resignado, dejó a Narukami e IXA en el suelo y con un andar pesado se recostó en el sofá. Levantó la cabeza al escuchar esa voz llena de dulzura y compasión, el que hablaba así era.....
   <<Disculpe Arima-san, soy yo Haise.....Ah supongo que se dió cuenta al inicio ¡ja, ja, ja! Ehmm.. bueno es sólo para decirle que lo extraño mucho. Espero que vuelva pronto y..... olvídelo no es importante. Lo amo Arima-san>>
     Escuchó el mensaje sin poder evitar que sus labios se curvaran hacía arriba. Kaneki Ken....eres un gran actor. Debía aceptar que Haise se había ido y jamás regresaría. Esa era la realidad.
   -Eso ha sido bastante vergonzoso.
   Kaneki cerró la puerta al entrar, dejó el abrigo en el perchero y se quitó los lentes. Todo con movimientos fluidos, como si fuese una coreografía.
   -¿Haise?
  Se levantó del sofá y se dirigió hasta él. El cuerpo de Kaneki se apretó contra el suyo y descansó la cabeza en su hombro.
   -Arima-san.....
   Era difícil vencer el impulso que lo asaltaba de tocarlo, de besarlo más aún cuando lo miraba de esa manera con ansia y con esa boca provocativa. Lo besó en la boca con mucho vigor luego muy dulce. Percibió la respiración rápida y tensa de Kaneki, el roce inquieto de sus manos sobre su espalda. Kaneki Ken, era una página siniestra escrita toda con recuerdos oscuros e intangibles de una vida llena de desesperación y desolación. Un reflejo de su propia vida. No ocurrió nada en los primeros segundos después de separarse hasta que Kaneki dijo con voz algo quebrada:
    -Arima-san, pasé lo que pasé prometame que nunca dejará de amarme.
   Se dejó seducir por las insidiosas y dulces palabras de Kaneki. No podía evitar pensar que Kaneki quizás no estuviera mintiendo. Cada vez que se entregaba a él, nunca percibió que fuera una simulación; cada caricia, cada beso y cada suspiro parecía ser real. Y sin duda asintió con un leve gesto.
   -Te amaré para siempre Haise. ¿Tú me amarás a mí?
   En aquel momento, un rápido y ardiente beso abrasó sus labios.
   -Lo haré incluso después de la muerte.
   Finalmente esas palabras volvían a poner de todo en orden, restablecían la larga comedia (necesaria) de sus vidas.
    -Sé sorprenderá de lo mucho que ha crecido Ren, es como.....
    Súbitamente las piernas de Kaneki se negaron a sostenerlo. Arima evitó su caída estrechándolo entre sus brazos. Kaneki apretó los labios al sentir de nuevo ese dolor que lo desgarraba desde adentro. Le era casi imposible rechazar el deseo que lo embargaba de introducir ambas manos en su vientre y arrancar aquello que provocaba ese dolor. ¿Aquello?  Miró Arima y sintió a la vez miedo y alegría. Sus ojos reflejaban sus mismas sospechas. Aunque eso....no podía ser, iba en contra de la naturaleza....¡Él no podía ser capaz de crear una vida!
  

¡Él no podía ser capaz de crear una vida!  

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