~ Capítulo II - Tiempo perdido ~

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Arima Kisho observa la acera de enfrente de su departamento a través de las persianas; los mismos árboles e incluso las mismas personas sentadas en las bancas contiguas a estos ¿Por qué se ha parado a mirar a través de las persianas, si sabe lo que va encontrar? Ese exterior es rutina, en cambio en su cama hay una novedad.

    Es una sensación nueva. Y no es desagradable. Sintiéndose cada vez más hipnotizado por esos ojos grises de Haise y las piernas de Haise y la cintura de Haise. Volvio a acostarse a su lado envolviendo con sus brazos aquel cuerpo delicado y suave. Un suspiro hondo. Sensación de agobio. Y de repente las lágrimas estaban brotando otra vez de los ojos aún cerrados de Haise.

    -Haise, es solo un sueño.
   Arima lo consuela mientras aparta con sus dedos las lágrimas de su rostro.
    -Arima-san ¿Usted me ama, cierto?-declaró observándolo fijamente con sus hermosos ojos.
    -Si, te amo Haise.
    -Aun si yo soy un.....

   Arima lo calla con un beso. Siente la dulzura de los labios de Haise entreabriendose al encontrarse con los suyos. Y así comienza de nuevo ese acto en que sus cuerpos se unen en uno solo.
   Día tras día, los cambios que de forma inconsciente se iban produciendo en su forma de pensar y en su vida, le sorprendían. De hecho reflexionaba con frecuencia sobre la influencia de los sentimientos que le provocaba Haise. Le agradaba y era placentera la forma en que Haise había cambiado su vida por lo que decidió formalizar su relación.

    Era una tranquila tarde del mes de julio y el aire estaba invadido por un fuerte olor a tulipanes. Se había hecho una costumbre para ambos pasar por aquel parque de camino a las oficinas del CCG. Haise estaba fascinado con la inocente belleza de ese lugar y a Arima le gustaba ver la sonrisa de Haise. Una vez que llegaron a la fuente la cual indicaba que estaban a mitad del camino del parque, Arima se detuvo y dijo simplemente:

    -Haise, ¿Quieres casarte conmigo?
   Haise se detuvo también, tardó en procesar las palabras de Arima. Estaba acostumbrado a esa forma directa y concreta que tenía Arima de decir las cosas sin embargo aquello lo tomó por sorpresa.
    -Arima-san, yo......
    -¿No quieres Haise?
    - ¡Si, por supuesto que quiero!-gritó al mismo tiempo que se ruborizaba-¿no se arrepentirá de esto, Arima-san?
    -No-aseguró, resuelto el dios de la muerte del CCG, bajo el encanto de la dulce mirada de su amante.
    Se abrazaron y Arima le dio un tierno beso en la frente. Incluso si el mundo entero estuviera en contra de Haise, Arima confiaba en él. Haise había dado sobradas muestras de su competencia y su inquebrantable lealtad durante el tiempo que habían trabajado juntos. Cuando volvieron a mirarse, Arima admite en silencio algo bello y peligroso; "Incluso si fueras el diablo, Haise.....nunca dejaría de amarte"

   Arima mira el cielo a través del ventanal de su oficina; un cielo plomizo, gris y piensa que, un aspecto negativo de las cosas buenas, es que te acostumbras rápidamente a ellas. Nunca antes le había importado morir pero, desde que estaba con Haise, la muerte acechaba sus pensamientos. Quizás era porque antes de Haise, no conocía la diferencia entre estar vivo o estar muerto.

    -¡Kisho-san, lo extrañe tanto!- bromeó sarcástico.
   Arima se da la vuelta. Conoce aquella voz.
    -¿Qué quieres Furuta?
    -Apesta a Sasaki-kun-advirtió con voz burlona, acercándose a él-veo que se divierte bastante con él.
    -No me divierto, hago mi trabajo.
    -~¡Ah, como envidio su "trabajo" Kisho-san!~-respondió acercando su rostro al de Arima hasta el punto de casi rozar sus labios- ~A mi también me encantaría recorrer el cuerpo de Sasaki-kun con mis manos.~
    Arima se apartó y dijo con severidad:
    -¿Y por qué no lo haces?
    -Oh, ¿no le molestaría que jugará yo también con Sasaki-kun?
    -Ya te lo dije, solo lo mantengo bajo control-respondió disponiéndose a irse- puedes hacer lo que quieras con él.
    Arima sabe que Furuta, es ese tipo de personas que adoran destrozar todo lo que es importante para los demás. En especial, lo que le importa él. Así que espera, con esto proteger a Haise.
     -Solo recuerde Arima-san, que tarde o temprano "Sasaki-kun" recordará el pasado y entonces lo odiará.

    Claro que lo sabe, nunca lo ha olvidado pero confía en que llegado el momento estará preparado para afrontarlo. Además su amor es fuerte y sólido, no es algo que pueda ser destruido por lo sucedido en el "V14". Pero eso, es algo que Furuta no puede entender.
  
    Desde aquel día en que Furuta habló con él, siente que algo está mal con Haise. Aunque este insiste en que sólo está estresado por la operación de la subasta. Arima se fuerza a creer  en la palabras de Haise y se convence en que una vez que termine la operación todo volverá a ser como antes.
   Los Quinx  y Haise han sido destinados a infiltrarse en el edificio que se cree que es la guarida del Aogiri  mientras las escuadras S3, S2 y la escuadra cero atacan el lugar donde se llevan las subastas. Arima no logra concentrarse, tiene el sentimiento de que algo malo va a pasar y este se confirma cuando escucha a  Mutsuki Tooru decir en la señal de emergencia: "¡Necesitamos refuerzos urgentes, nuestro líder de escuadra ha sido herido fatalmente luchando contra el búho de un ojo y el ghoul denominado Noro. No podemos asistirlo, nos han emboscado!"

    Cuando llegan a la guarida del Aogiri, hay un silencio total. Se abren paso entre los cadáveres. La mayoría de los investigadores están sorprendidos por el poder bélico de la escuadra Quinx.  Casi todos excepto Arima, quien solo piensa en encontrar a Haise. Llegan  hasta el sótano del edificio y se encuentran con los Quinx quienes están cubiertos de sangre; Shirazu sostiene a Haise entre sus brazos. Nadie dice nada, es como si el tiempo se hubiera congelado. Finalmente Shirazu levanta la vista y murmura:

    -Lo sentimos, no hemos podido salvar a Sassan.

* <<Muerto, ante mis ojos muerto, frío para siempre frío. Me acomete una desgana mortal, amor, porque sé, que te buscaré mañana y ya no te encontraré>>
  

   

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