Capitulo XXIII - Vida.

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Desperté de aquel hermoso sueño luego de sentir que una pequeña y delicada mano tocaba la mía.

No podía creer que había sido un sueño todo fue tan real, tan hermoso... Tan ella.

Note que en mis piernas se encontraba una pequeña casi insignificante rama de aquel pino hermoso que siempre observábamos, la tome y me la acerque a la nariz para notar el mismo hermoso olor que antes provenía de ella.

Camine lentamente de regreso a casa enfrascado en mi pensamiento absorto de el mundo, perdido en el alma buscando tantas respuestas pero entendiendo que todo seria diferente.

Como era de costumbre camine algo lento acomodando un pie delante del otro con cuidado para tratar de hacer el camino de regreso lo mas largo posible, aun sentía un poco de esa tristeza que se cala en tus huesos.

Una pequeña niña con una hermosa sonrisa me miro tenia unos ojos hermosos y una cara inocente, jugaba con un pequeño balón algo solitaria.

Sigue caminando pero esta vez me quede observando esa linda imagen, su balón salio disparado hacia donde yo estaba paso justo a mi lado y me lance a tomarlo aunque no había notado lo cerca que estaba de la calle un gran camión se acercaba, los segundo se hicieron horas, los pensamiento volaban más allá de lo normal, no había vuelta atrás, el paso ya estaba dado y el camino se había acortado...simplemente moriría.

Pero segundos antes logre sentir que me tomaban con fuerza para quitarme del camino de aquella muerte segura, no lo podía creer no había nadie cerca de mi y mucho menos alguien se arriesgaría por mi, pensaba mientras caía al suelo de espalda dándome un fuerte golpe en la parte posterior del cuello, indoloro, inhumano aunque con la contundencia para dejarte inconsciente, quede observando el cielo por unos segundos.

Se observaban nubes cromáticas y un cielo pintado de gris, este fue iluminado de nuevo por un par de hermosos ojos marrones que conocía como las cicatrices de mi cuerpo.

-Tome su mano y me ayudo a ponerme de pie- ya no me extrañaba aunque no puedo negar que mi corazón se acelera al verla.

-Hola Britany.

Ella me miro como cualquier niña malcriada y sacudiendo los brazos en el aire por su pequeña estatura me grito.

-¡Estas idiota! ¡Casi te mueres por un estúpido balón!

En ese momento recordé el balón y fui con cuidado a tomarlo, con todo este desastre había olvidado por que casi pierdo la vida, ella seguía gritando hilarante detrás de mi.

Me acerque a aquella pequeña niña y gastando una de las pocas sonrisas que le quedaban la mire a los ojos y me agache para regresarle el balón, bese su frente con cuidado.

-Debes tener mas cuidado cuando juegues.

Ella tomo el balón con entusiasmo y me regalo una sonrisa que me estremeció el alma.

Volví a caminar hacia Britany con lentitud ella había dejado de gritarme y me miraba con esos ojos cristalinos.

-¡Eres un completo idiota!

Sonreí con cuidado sin dejar de caminar hacia mi casa mientras ella iba a mi lado.

-Siempre lo he sido, ¿ por que has vuelto?

-A salvarte idiota, tenia la típica mirada de una niña enojada.

-Ya lo has hecho y sigues conmigo.

-No aun no logro salvarte, debes descubrir si hay por que vivir y te voy a ayudar con ello.

-Ya no hay por que vivir, ya no lo hay... Dije dejando que esas palabras caminaran por el aire danzantes-.

Ella tomo mi mano con entusiasmo y camino frente a mi con notable rapidez por el hecho de que sus pasos son pequeños.

Note de nuevo aquellas hermosas alas en su espalda.

-¿Por que no volamos? Ahora posees grande alas ¿no?.

Se detuvo y miro por completo al suelo con su cabeza abajo como si la hubiesen derrotado.

-No puedo... Las abrió por primera vez y con notable esfuerzo las abrió, eran mucho mas hermosas pero están rotas, tan rotas como para no poder volar.

-La mire sonriente - Hay una belleza especial en las cosas rotas -le dije- mientras le besaba la mejilla.

-Ella sonrió sonrojada, mientras me miraba de nuevo a los ojos - ¡Idiota!.

Seguimos caminando tomados de la mano, nunca la soltó a pesar de cualquier cosa. Logramos llegar a mi casa y ella entro conmigo.

Mire a mi madre sentada en el suelo con mi padrastro colocando sus brazos alrededor. Ella apretaba algo contra su pecho al acercarme note que era mi fotografía.

La observe a los ojos y ella miro a los mios con un enorme vacío en el alma, lloraba lágrimas tras otra entre alaridos de dolor.

-Lo siento, lo siento tanto Jeremy.

-Yo sonreí- No hay nada que debas sentir.

- No notaba el daño que hacia, no notaba el dolor que sentías, estaba cegada por la rabia y el dolor propio de haber perdido a tu padre de la manera en que lo hicimos, el era mi apoyo y yo era el tuyo, le falle... Le falle a tu padre de una manera descomunal fui un fracaso como madre y no quería admitirlo te arrastre conmigo... Te saque por completo de mi vida por que entre mas crecías mas era el parecido que tenían.

-Lloraba dejando caer las lágrimas sobre aquel cuadro lentamente, abrió su alma frente a mi y me mostró su dolor desde lo mas profundo y sincero que pudo ser.

No supe apreciarte y lo siento, de que no merezco ser tu madre pero estoy orgullosa de ti hijo...

Sus palabras llegaron a mi alma, me estremecí de nuevo.

Sin notarlo estaba llorando y me daba cuenta de que aun podía sentir aun no era tarde para llorar, para reír, para tener miedo y refugiarte en los brazos de alguien, aun no era tarde para amar, para sentir dolor, aun tenia tiempo para vivir.

-Lo tome entres mis brazos y con cuidado le dije al oído - Todo estará bien.

Ella calmo de poco su llanto con mis palabras... Mi padrastro lloraba y se consolaban.

-¿Por que nunca note esto?

-Ella me miro con lágrimas en los ojos por que te sumiste en tu corazón, en tu propio dolor y no miraste mas allá del rencor que acumulaste por el dolor que te causaron, perdona Jeremy.

-Le bese con cuidado la mejilla pero note que no dejaba de llorar, ya mas por un dolor propio.

- ¿Que pasa?

-Me miro con los ojos tristes y me abrazo una vez mas con fuerza miro mis ojos de nuevo y me beso con todo aquel amor que nos teníamos, me beso de nuevo luego de devolverme la vida.

Todo se volvió blanco y quede totalmente perdido.

Mi Angel CaidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora