Al final había concluido otro día más de estudio, estaba ya camino a casa pero me sentía igual de triste, me sentía vacío, aunque iba saludando a todos mis vecinos, hasta que me topé con un grupo de chicos la mayoría de mi edad iban alrededor de 5, solo se que de inmediato plante la mirada al suelo hasta que sabía que los había pasado me incomodaba sentir sus miradas, no sabia como ser sociable, supongo que era porque fui hijo único hasta hace poco y mis madre nunca tenía tiempo para jugar lo cual a esa edad era indispensable para el correcto desarrollo de mi personalidad, cosa que nunca sucedió.
Llegué a la puerta de mi casa, saqué mis llaves y entre incluso antes de llegar se escuchaban los gritos de mi madre.
-¡Eres un maldito imbecil! - le decía a Rober- siempre te dejas dominar por tu madre ya eres un hombre, ponte los pantalones y actúa como tal, inepto.
-¡Callate de una puta vez mujer! tu solo causas peleas, ya me estoy cansando de ti, me estoy cansando de tu hijo, me estoy cansando de soportarte ¡eres una carga totalmente inservible! -le grito el enojado-.
Ellos no habían notado mi presencia, vi a mi madre con los ojos encharcados por las palabras que había dicho Rober, y mi hermano no paraba de llorar pidiendo un poquito de atención entre tantos gritos.
- Rober salió furioso a mi lado, con las llaves de su auto -lanzo la puerta con una fuerza increíble haciendo un escandalo aún mayor como buscando llamar la atención de los vecinos -.
Al instante pasé directo a mi cuarto, pero sin antes escuchar.
-Por lo menos saluda imbecil -me dijo mi madre pagando el enojo conmigo-.
Cerré la puerta de mi cuarto sin voltear la mirada- ya cargaba mis ojos llenos de lágrimas por culpa de los pensamientos que rondaron mi cabeza y ahora esto-.
Me quité el uniforme tratando de contener las lágrimas, las cuales no sé si eran de enojo o de tristeza, me metí en la ducha y dejé que el agua cayera en mi nuca y corriera por todo mi cuerpo, me miré en el espejo y vi un patético chico de 16 años que era débil, inútil, torpe y solitario.
De inmediato me coloqué mis audífonos y comencé a escuchar musica y chatear, si chatear era la única cosa que me gustaba hacer, me senté en mi cama sin saber si tenía tareas para el día siguiente o no, me daba igual al final sabia que lo más seguro era que reprobara este año.
En el chat conocí a muchas personas "como yo", con problemas, con distintos conflictos pero sabía que por lo menos ellos me escucharían o eso era lo que creía.
De inmediato oscureció, no había comido nada desde el desayuno y no me había comunicado con nadie desde que llegué a mi casa, decidí abrir la puerta y buscar un vaso de agua, pronto me di cuenta de que fue un gran error.
Solo salí para recibir más insultos de mi madre.
-Por dios Jeremy, nunca pensé que me decepcionaría más de ti eres un completo fracaso, bastardo inútil, no sirves para nada, no sirves para estudiar, no tendrás un futuro, ¡solo sirves para estar metido en ese estúpido celular!.
No la escuche más, de nuevo me encerré en mi cuarto, pero aunque ella no lo supiera cada cosa que me había dicho me dolió, no solo me dolió, me había destrozado por primera vez en mi vida mi día había sido tan malo, todos mis días son malos, pero este colmó un vaso que ya estaba en su limite.
Trataba de contener las lágrimas que brotaban una a una de mis ojos, sentía como si estaba en una agujero oscuro, me sentía solo, vacío, roto ya ni "mis amigos" del chat podían arreglarme, en lo que escuche una voz.
-hola.
Se escuchaba como una voz fantasmagórica que me asustó, ¿quién es? ¿quién anda ahí? -vi a mi alrededor - estaba solo.
-Soy alguien muy especial -dijo esa horrible voz - ¿te sientes solo verdad? ¿Nadie te escucha? Bueno yo estaré para ti, y se que puedes hacer para liberar ese dolor.
- ¿Qué puedo hacer?.
- río-.
Era una risa profunda que albergaba gran oscuridad.
-Pues sencillo, ¡CORTA!.
-¿Corta? -le pregunte-.
-¡SI! Corta tus putas venas de una vez por todas, corta cada parte de tu cuerpo, desgarra tu piel con las cuchillas deja salir el bello color carmesí de la sangre de tu cuerpo siente ese ardor placentero y veras como tus demonios se liberarán.
-¡Oye! ¿quién eres?.
-Tu conciencia... -dijo alejándose -.
-Me dí cuenta que lo que había dicho esa como voz era algo razonable, ya no lloraba, pero el sentimiento que albergaba dentro no dejaba de molestarme.
-Tome las cuchillas que estaban en mi baño, y de un solo tirón las pase por mis muñecas -pero no lo había hecho lo suficientemente profundo, no tenia el valor de hacerlo- caí el suelo en llanto por ser un fracasado incluso en esto, no podía creer que fui tan patético, mis lágrimas caían al suelo al unísono con gotas de sangre que caían de mis muñecas y brotaban de un rojo carmesí sentí un frío horrible esa noche, casi no dormí, el sangrado se detuvo luego de un tiempo.
Igual nunca nadie toco a la puerta para preguntar si estaba "bien".
Fue una noche larga, pasaba de llorar a quedarme dormido por la perdida de sangre, pasaba por pesadillas horribles que me atormentaban porque utilizaban mi más grande miedo, recién descubierto... la soledad.
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Mi Angel Caido
Roman pour AdolescentsCuando nos encontramos justo en el punto de la vida que ya todo deja de importar, la depresión ha llegado a nuestras vidas y nos cansamos de luchar y de sentir sin embargo, el dolor se queda pero no es el dolor sentimental que te hace llorar es algo...