Capitulo IX - Llego El Momento.

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     Iba camino al parque, hoy iba con una sonrisa algo mas real saludando a mis vecinos y quizás a algunos desconocidos.

      Recuerdo que era una mañana en la que sol tenia una sensación agradable sobre mi piel, el día era fresco y al entrar al parque el olor del césped mojado era de lo mejor que existía.

     Como había salido de casa sin comer y llevaba algo de dinero, fui a ver si encontraba algo para comer y había un puesto donde vendían hamburguesas compre una.

     El señor era amable, me senté, le pague y a comer mientras veía a la gente que pasaba por el camino que estaba a mi derecha en eso me distraje viendo un niño, era algo pequeño tenia como unos 5 años y salia corriendo sonriente a los brazos de sus padres... pude escuchar que le decían "te amo".

     Eso me hizo pensar un poco, agache la cabeza y pensé en el pasado mi madre nunca me dijo te amo, pero aunque ella me desprecia y no le parezco suficiente yo a ella la amo, si todavía la amo y me duele que para ella ese amor no vale nada.

     En eso vi que casi se cae mi comida y reaccione, pero no hoy no era día de deprimirse y pensar en cosas de ese tipo, debía concentrarme en encontrarla pero no se a que hora ella viene al parque tampoco sabia si era cierto o solo había dicho eso para que no preguntara más y la dejara ir.

    Pues no lo sabia pero que más lo debo intentar, además por si solo es un día hermoso para venir al parque a caminar y hacer actividades físicas aunque obvio no iba a correr ni a pasear a mi perro solo había una razón para que estuviera en ese parque a esa hora y en ese preciso lugar y era ella, tome el camino que me llevaba a ese banco en donde la conocí y pues me di cuenta que tenia un empedrado hermoso cada roca estaba juntada con la otra a la perfección como si estuvieran hechas para formar ese camino, como si fuera su destino.

     Llegue al banco y me senté, pasaron algunos recuerdos del día anterior por mi mente algunos buenos y otros malos pero me senté en el banco a observar ese pino, un pino viejo y algo peculiar, era muy alto, pero el olor que desprendía cuando una pequeña brisa tocaba sus ramas era fenomenal tan fresco que te calmaba.

-Cerré mis ojos-.

     El olor se intensificaba y el viento pasaba resoplando, se oía. Por un momento lo sentí como mi compañero, acariciaba mi cabello era tan fresco, creo que por primera vez tenia una sensación de paz.

     Volví a abrir mis ojos y estaba ahí de nuevo ya habían pasado unas dos horas, eran 1:10 pm el sol se hacia un poco más fuerte y decidí caminar un poco para despejar mi mente y pensar que le diría a ella.

     Trate de hacer como cuando uno quiere realizar un discurso o una conferencia, tener todos los puntos cubiertos y estar preparado para cualquier pregunta, lo más importante que no hubiesen silencios incómodos, esos que siempre terminan dañando todo.

     Seguía pasando una persona tras otra y ya se veía como empezaba a atardecer había pasado mucho tiempo en ese banco pero a pesar de que no estuviera con ella todo el día me había servido para despejarme, para pensar más allá de mis problemas, pero, todavía quiero verla de nuevo.

     Mientras pensaba esto vi que alguien se acercaba, estaba algo lejos aun con mi vista que era muy buena no podía identificar, mientras se acercaba se veía que la figura antes borrosa se formaba la silueta de una chica mis ojos de iluminaron mis pupilas se dilataron y mi garganta se seco.

     ¿Sera ella? Si lo es, ¿o no es ella? -todo eso pasaba por mi cabeza mientras lentamente de iba acercando más y más aquella chica - ya cuando estaba muy cerca como a unos 15 metros del banco, me había dado cuenta era ella de nuevo la había encontrado a la hermosa chica del día anterior.

     Mientras se acercaba había una gran batalla en mi cabeza, los nervios eran traicioneros y empezaron a atacar, debía dejar de ser un idiota y lograr tener una buena conversación con ella.

     Ella solo llego y se sentó, deje un momento de silencio y proseguí.

-Hola, ¿como estas? -le dije-.

-Hola Jeremy, ¿bien y tu? -me dijo alegre, viendo el árbol algo distraída-.

-¿Te acuerdas de mi cierto?.

-Pues claro Jeremy como olvidarte, me alegra verte no sabría si vendrías, siento lo que sucedió ayer - me dijo ya concentrándose más en lo que hablábamos -.

     Yo trataba de no caer embobado por su mirada, pero sus hermosos ojos cafés eran mi debilidad, no lo podía creer era como si me controlara.

-Pues, ¿por qué te disculpas?, ayer no hiciste nada malo.

-Bueno por haberme ido así tan repentinamente, es que era tarde y si no llegaba a casa me metería en problemas -bajo un poco la voz - más problemas.

-¿Más problemas? -le pregunte -.

-Eh si si, no es nada importante yo con mis comentarios -sonrió-.

-Bueno... -no quería ser grosero y preguntarle algo que le incómodara pero sabia que ella tenia algo más que contar-.

     Hubo un momento de silencio, pero este no fue incomodo los dos escuchamos el silbido hermoso que producían viento al abrirse paso entre las hojas de los frondosos arboles del parque y vinos al pino moverse como si bailara con el, cuando el viento acabo le dije.

-Oye Britany, ¿qué te parece ir a comer un helado acá cerca?, digo solo para conversar, si quieres.

     El viento soplo de nuevo mientras ella volvía su mirada hacia mi.

-¡Oh Claro! -se le iluminaron los ojos como una niña pequeña - amo el helado.

     Nos levantamos de ese banco, al que en poco tiempo amaba, no solo por ser el que me acerco a ella si no también por darme una hermosa vista y lugar donde pensar.

     Llegamos rápidamente donde el señor de los helados.

-¿Qué sabor quieres? -le pregunte-.

-Oreo por favor, -respondió muy animada-.

     Compre un helado para ella y otro para mi, pero había llegado el momento de saber más de ella y hice la pregunta.

¿Quién eres en realidad? Cuentame de tu vida.

Britany

¿Qué hago? no puedo creer que lo haya preguntado, estoy perdida.

Mi Angel CaidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora