Despierto al escuchar las bocinas de un auto resonar por toda la manzana de la urbanización en la que vivo, abro los ojos y los ruedo al mismo tiempo; seguiría durmiendo si no conociera claramente de quién se trata ese sonido.
—Itzel!—. Grita mi madre desde el piso de abajo—. Damián está aquí.
Suspiro y camino hasta el baño para rápidamente arreglar mi cabello y lavar mis dientes, una vez estoy más "presentable" bajo, aunque aún en pijama.
— ¡Hola¡ —. Chillo feliz cuando lo veo —. ¿Por qué no pasas?, sabes que mi madr...
— Tenemos que hablar—. Suelta de forma cortante.
Río nerviosa y respondo.
— Claro... Pasa.
— No —. Espeta, endureciendo más sus facciones si es que eso aún le es posible—. Seré rápido, no creo que esto esté funcionando, y creo que es mejor que terminemos, he pensado las cosas y no creo amarte como creía hacerlo, lo lamento.
¿Pero que mierda?
Estoy segura de que pestañeo un par de veces, intentando entender la situación. Su rostro se mantiene serio.
— ¿De qué hablas?—. Susurro cuando veo que no parece cambiar su postura.
Por unos segundos siento un nudo en mi garganta al mismo tiempo que mi labio inferior tiembla.
Debe ser una broma.
— Lo que escuchaste, creo que es mejor terminar esto, ya que no va a ningún lado.
— ¡Estas loco!—. No evitó levantar la voz al tiempo que lagrimas que ya no puedo controlar caen por mis ojos—. ¡Maldito cínico! ¿Por qué haces esto así?
— Lo lamento, Itzel—. Fue lo ultimo que dijo antes de subir a su auto y marcharse.
Todo fue tan rápido.
No sé cuánto tiempo pasé fuera mirando la carretera por la que mi, ahora ex novio se había ido, solo sé que reaccione cuando los brazos de mi madre me rodearon.
— Vamos dentro, cariño—. Susurro en mi pelo.
— Se ha ido—. Concluí, sin asimilar del todo que dos años de relación se habían ido a la basura. Sin embargo, acepte la sugerencia de mi mamá.
Sintiendo un terrible dolor físico y mental hice mi camino de regreso a mi casa, cayendo rendida en el sofá, para casi al instante empezar a llorar como tal vez nunca lo había hecho. No lo contuve.
— ¿Que ocurre, Estrellita?—. Me pregunto Gael, el esposo de mi mamá.
— Ese chico, Damián, le terminó —. Susurró mi mamá, sentándose a mi lado y sobando mi cabello.
— Oh, pequeña—. Dice de forma triste—. Ese chico es un idiota y no debes de llorar por él.
— Pero yo lo amo—. Acepté, aún cuando era consciente de que había roto mi corazón.
— Lo sé, Itzel—. Esta vez habla mi mamá— Pero no es el único hombre.
— Si el único al que yo quiero.
— Pero habrán mejores, más sexys—. Intenta bromear Gael.
— Más calientes—. Habla esta vez mi mamá.
Suspiro, intentando entender su humor. Al fin de cuentas ellos solo quieren hacerme sonreír. Aunque no creo poder hacerlo.
— Necesito estar sola.

ESTÁS LEYENDO
Atracción prohibida
Подростковая литератураATRACCIÓN PROHIBIDA Los sentimientos eran confusos cuando de él se trataba. Recordar la forma en la que me miraba, como se movían sus labios al hablarme, incluso el vaivén de su pecho cuando dormía. Todo era un caos, y yo estaba ahí, parada en el...