Narra Edward - (Antes de la salida a los bolos)
El humo del cigarrillo de Colton subía mientras Zac dibujaba algo sobre el brazo de Kristen.
— ¡Ey, Eddy! —. Emma corrió a mi lado, saludándome. Le correspondí, y luego saludé a mis otros amigos.
Me senté al lado de Colton. El casi siempre estaba callado y cuando hablaba era realmente muy frío, como si le molestara la presencia de las demás personas, sin embargo, tenía un vínculo especial con Kris. Zac me ofreció una cerveza que había sacado del pequeño refrigerador que se encontraba en la esquina del departamento que había alquilado a principios del año. Era como un refugio en el que nos reuníamos casi todas las noches con los chicos.
— Colton nos estaba contando que el papá de Holly fue a buscarlo. Parece que un idiota había roto su corazón—. Confiesa Emma con picardía, disfrutando sembrar la discordia.
— No solo le rompió el corazón—. Murmura Zac, concentrado en las líneas que dibuja sobre Emma —. Su himen también quedó destrozado, ¿no es así Iceberg?
Demonios, esa chica era virgen. Bueno, tampoco es como si el mundo se acabara, y ella sabía a qué se enfrentaba con Colton.
— Cállate, idiota—. Gruñe. Sus ojos celestes se ven más oscuros debido a que los mechones de su cabello negro caen por sobre su frente. Tiene el ceño fundido y parece molesto.
— ¿Ya llegó la chica americana? —. Kristen pregunta cambiando de tema sentándose en mis piernas.
— Hace unos días, es un dolor de cabeza.
— ¿Piensas tirartela?
Me reí, si la conocieran no harían esas preguntas.
— Ella no es así, es tan... exasperante.
— Yo creo que no quieres, o no puedes—. Esta vez habla Colton.
— ¿A que te refieres?
— Por favor, Edward, la tienes en tu casa todos los días, ¿acaso no la has visto en ropa interior ya?
La imagen de hace unas noches de Itzel en bragas negras llega a mi cabeza.
— Lo ves —. Deduce el pelinegro —. Si no te la tiras es porque no quieres, porque de poder puedes, ella en tu casa está tan expuesta a ti.
Sus palabras taladran en mi cabeza. No había pensando en ella de esa forma. Quiero decir, Itzel es guapa y hasta puedo decir que es sexy, pero se había convertido en mi hermanastra desde que entró por primera vez en mi casa, incluso desde antes, así que la respuesta era que aunque quisiera, eso no estaba bien y no debía pasar.
— Es la hija de Maximiliano—. Dije.
— ¿Y?
— No voy a tirarme a la hija del esposo de mi mamá.
— Yo creo que no ha de estar tan buena—. Dice Emma. Kristen asiente.
— De hecho tiene un buen trasero, pero como ya les dije, no me tiraré a mi hermanastra, además ella no parece del tipo de chica que hace esas cosas.
— ¿Es virgen? —. Pregunta Zac haciendo una mueca divertida a lo que yo me encojo de hombros.
— Eso da igual, todas caen en el momento correcto.
La frialdad de Colton atraviesa sus ojos. Su sonrisa se marca con cierto egocentrismo y se que algo malo viene a continuación.
— Yo voy a tirarme a la chica americana.
— Pierdes tu tiempo.
— Ya lo veremos, Edward.
Pensé que su comentario había sido el último de aquella conversación sobre Itzel. No quería involucrarme demasiado, sabía que si Colton se metía esa obsesión en la cabeza nada iba a impedir que lo hiciera, y yo no conocía a Itzel lo suficiente como para apostar por ella, pero fue justo eso lo que hice.
— No la conviertas en tu maldito reto, Colly—. Emma suplica, poniéndole uno de los típicos apodos que suele usar con nosotros. Creo que estaba ebria—. Me da pena.
— No te preocupes Emma, si es cierto lo que dice Edward de su hermanita nada malo le va a pasar ni a ella ni a su castidad.
Su comentario está cargado de arrogancia y sarcasmo. Veo a Emma vacilar y tengo la necesidad de intervenir.
— Apuesto que no caerá.
Las miradas de Zac, Kristen, Emma y Colton se posaron sobre mi, tomándolos por sorpresa.
— ¡Pero si no la conoces de nada! —. Protesta Kris.
— No, no, deja que continúe—. Dice Colton—. ¿Quieres apostar por la virginidad de la chica americana?
Me debato por unos segundos. Realmente no se que rayos estoy haciendo.
Asentí.
— Bien. Voy a enamorar a tu hermanita y me la follaré, cuando lo haga quiero tu auto y si las esperanzas que le pones terminan siendo ciertas y ella no me abre las piernas entonces yo te daré las llaves de mi departamento en Galicia.
— Trato hecho.
Su mano se unió a la mía en un tipo de cierre de pacto. Y justo ahí me quedé, teniendo la sensación de que acababa de cometer el peor error de mi vida. Pero claro, yo no lo sabía.
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Atracción prohibida
Roman pour AdolescentsATRACCIÓN PROHIBIDA Los sentimientos eran confusos cuando de él se trataba. Recordar la forma en la que me miraba, como se movían sus labios al hablarme, incluso el vaivén de su pecho cuando dormía. Todo era un caos, y yo estaba ahí, parada en el...