Confiar en las personas no es tarea fácil, de hecho, para poder confiar de lleno en alguien se necesita más que vivir experiencias juntos, más que charlar a menudo, más que verse a diario, incluso más que vivir juntos. Sin embargo, existen excepciones, como Edward en este caso. Al principio me resistía a confiar en él, pero terminé desistiendo y ese fue mi error, porque a veces, pese a la confianza que se crea, las personas te defraudan.
Sentirme menos basura... vaya que eso me había dejado pensando, ¿en verdad era eso lo que yo quería? ¿Y por qué en todo este tiempo no lo supe, o por qué no me lo dijo antes si eso era lo que pensaba de mí?
— Daría cualquier cosa para saber en qué piensas.
Emma estaba sentada cerca mío, mirando por la ventana como Zac, Colton y Kristen se divertían en medio de una conversación animada. Edward parecía distante a pesar de estar con ellos, y el ánimo de sus amigos parecía no contagiarlo.
— Te deprimirías tanto—. Bromeé, pero no era del todo mentira.
— No tendría que ser así—. Suspiró —. Se que Edward puede ser un idiota a veces, te lo digo yo que lo conozco desde siempre, pero solo es cuestión de tiempo para que se de cuenta de lo imbécil que fue contigo, luego todo volverá a la normalidad.
— Ese es el problema, que no se cuánto tiempo más esperar para que esto cambie, Emma.
— ¿A que te refieres?
Suspiré, dudosa de contarle o no, pero al final lo hice. Hablé lo suficiente para que entendiera pero no todo para que me juzgara. Limitándome por ejemplo a hablar de Colton.
— Entiendo.
— No lo creo, en realidad lo dudo bastante, porque a veces ni yo entiendo.
— Bueno, eso también está bien... a veces no tienes que entender todo, Itzel, solo dejar que las cosas pasen, si lo quieres tómalo, ¿o no? En fin, me iré a dormir, pero deja de darle tantas vueltas al asunto, créeme que al final del día, ningún chico es el indicado.
Las palabras de Emma en verdad me habían dejado pensando. Tal vez no aclaro muy bien el tema de Edward, pero respecto a Colton, creo que entendía ciertas cosas.
Yo siempre estuve esperando al chico ideal para dar el siguiente paso, alguien que me cuidara para siempre, cuando pensé que lo tenía, lo perdí, y aunque nunca hicimos nada, me dolió mucho. Ahora que lo pienso mejor, en realidad no le veo sentido a esperar tanto para sentirme completa, cuando al final de día, como dijo Emma, terminaré recogiendo mis pedazos.
Edward no siente más que pena por mi, la verdad hasta yo siento pena de mi triste forma de actuar hasta ahora, como si viviera en una burbuja de cristal y temiera romperla... pero tal vez es eso lo que necesito. Aire puro y libertad.
Poco a poco todos se fueron a dormir, Edward fue uno de los primeros, y tal como lo esperaba no me dirigió palabra alguna, después de todo yo misma se lo había pedido, y era mejor así.
— Itzel... me enteré de lo qué pasó con tu hermano.
— Es mi hermanastro, Colton.
— Tienes razón, lo siento... da igual, el no debí comportarse así contigo, y no entiendo que tiene contra mi, yo solo quiero ayudarte, se que las cosas por las que has pasado no son fáciles de sobrellevar, aún más cuando te encuentras tan sola...
Sus palabras me hicieron remover algo en el pecho, porque sabía que en cierta parte tenía razón, y yo si estaba sola.
— Gracias por esto, se que no es cosa tuya, pero gracias por preocuparte.
— Claro que si, Itzel.
Había escuchado mi bien que la división de los cuartos sería la siguiente, Emma y Kristen juntas, Zac y Colton igual, por último Edward y yo ya que era mi hermanastro después de todo. Así que en un impulso me atreví a preguntar.
— Colton... ¿puedo... puedo compartir habitación contigo?
Sus ojos de iluminaron con algo que no logre entender en el momento, y simplemente asintió, dejándome saber que la idea no le molestaba.
— Yo hablaré con Zac, tú ve cuando quieran acostarte.
Me sentí muy aliviada por la amabilidad que había mostrado Colton conmigo que casi en seguida subí en busca de mi pijama, para cambiarme y finalmente ir a la habitación de Colton.
— ¿Donde dormirás?—. Me pregunto Edward quien yacía acostado, sin camisa, sobre su cama.
No respondí, no se merecía respuesta. Así que sin más me marché, entre nerviosa y asustada.
Colton, de la misma forma, yacía acotado en su cama, revisando algo en su móvil, cuando me vio entrar lo dejo al lado de su cama, en la mesita de noche y palmeó su lado de la cama.
— Ven aquí—. Sugirió, pero negué un poco avergonzada. Yo no iba a hacer nada si eso era lo que pensaba. Por un segundo me sentí arrepentida de esta decisión.
— Vamos, solo será un segundo, no pasará nada que no quieras, déjame cuidarte—. Insistió, y aún sin sentirme convencida del todo, obedecí.
Una vez juntos en la cama, Colton apago las luces y lo único que nos iluminaba era la luz que se filtraba desde afuera a través de la ventana a la habitación.
— Tengo nervios—. Confesé a la oscuridad, a pesar de la poca claridad me era casi imposible ver a Colton a la cara.
— ¿Por que, Itzel?
Su voz en un susurro se escuchó entre mi cuello y mi pecho, erizando con su aliento mi piel. Colton estaba muy cerca mío. Poco a poco su mano se posó sobre mi cintura, acercándome mas a él y provocándome escalofríos.
— Pero que tierna, están temblando—. Rió casi en un susurro. Fue acogedor, los nervios y la pena se iban con cada segundo que pasaba, y así, la confianza en Colton crecía.
— Bésame.
Finalmente había dicho, presa de la oscuridad, las sensaciones, las hormonas o lo que haya sido. Colton y yo nos besamos, a un ritmo que pronto se me hizo difícil seguir.
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Atracción prohibida
Dla nastolatkówATRACCIÓN PROHIBIDA Los sentimientos eran confusos cuando de él se trataba. Recordar la forma en la que me miraba, como se movían sus labios al hablarme, incluso el vaivén de su pecho cuando dormía. Todo era un caos, y yo estaba ahí, parada en el...