Había una vez, en un reino en el que la democracia era un chiste y el poder recaía en una sola persona, hace tantos años que nadie podría recordarlo, una casa al lado de un lago (que no estaba contaminado; es decir, era inoloro, incoloro, insaboro, incontaminadoro), vivía una pequeña familia conformada por una mamá, un papá y una niña. Los nombres no son importantes; excepto el de la niña, claro. Su nombre era Rebeca.
Desde muy pequeña, Rebeca sintió una inmensa curiosidad por el mundo que la rodeaba, pero más le gustaba el hecho de poder cambiar su alrededor a su manera. Le encantaba crear. A pesar de eso, su sonrisa e ingenuidad la hacían pasar desapercibida entre la gente. Nadie notaba la inteligencia que poseía y, de todos modos, no había nadie que la entendiera.
A su corta edad de 12 años, ya había creado maquinas que realizaban todas las tareas del hogar, desde lavar la ropa hasta barrer. La vida de Rebeca era, lo que muchos historiadores podrían calificar como perfecta. Pero todo cambió una noche.
Fue un 29 de febrero en el que la madre de Rebeca decidió marcharse para buscarse a sí misma en lo que parecía ser un viaje que nunca llegaría al final.
También fue un 29 de febrero cuando el padre de Rebeca, cansado de esperar, decidió casarse con una adinerada viuda que tenía dos pequeñas hijas a las que adoraba con todo su corazón.
Quién iba a pensar que desde su llegada, la vida de Rebeca daría un giro.
Hola! Para este primer capítulo me gustaría dejar un mensaje inspirador, pero como no se me ocurre ninguno sólo me queda decirles que disfruten la historia. :)

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Mi Princesa Ingeniosa
Fantasía"-Tienes que quedarte. Esperar y aguantar. Está en tu destino.- me dijo el madrina. -¿Y hay algo bueno después de eso?- -Sí. Algo maravilloso.- -¿Y después de eso qué?- El hada madrina suspiró con molestia -¡Lárgate! Me da lo mismo. Un deseo menos...