Narrador:
Han pasado dos días desde la desgracia y Ruth no puede parar de recordar sus palabras: "yo seré feliz mientras tú permanezcas a mi lado". Y ahora ya no está, ya no es feliz, ya no va a poder ser feliz nunca más.
Coge el ramo de flores y se dirige al tanatorio. Al llegar sólo ve a su madre sentada en una silla observando a su pequeña hija, que ahora está muerta. Sigue siendo igual de bonita porque parece que está dormida, sigue siendo preciosa. Lleva puesto un vestido azul cielo precioso, aunque ya nunca más lo volverá a lucir. Se le ven las cicatrices de las piernas y las recientes heridas en las muñecas.
Ya no puede soportarlo más y abraza a su madre, para llorar juntas durante horas.
-Tu lo sabías, ¿verdad?
-Usted sabe cuánto quería yo a su hija.
-Y tú sabes cuánto te quería ella a ti.
-Lo sé, lo sé. He venido a disculparme. Sé que es demasiado tarde para cualquier cosa, sé que no la protegí como debería haberlo hecho. Lo siento, de verdad. Pero debe saber que murió haciendo lo que más quería.
-¿Qué es lo que más quería? -pregunta su madre.
Y con la voz rota, Ruth contesta:
-Suicidarse. Y yo... yo me voy con ella.
-¿Qué quieres decir?
Y saca una pistola del bolso y se la pone en la frente. Sonríe con la cara llena de lágrimas.
-Que me voy... a ser feliz.
Son las últimas palabras que pronuncia, antes de apretar el gatillo.