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   "Solos en casa parte III"  


  Tomé el teléfono para ordenar una pizza y para llamar a mi suegra. Me levanté, fui por mi vestido a la cocina y me lo puse antes de llamar. Ya faltaba poco para la hora acordada entre ambas de ir por mi niño.

- Hola- dije en cuanto ella contestó- ¿cómo está mi pequeño?


- Está bien, mi hijita, se ha portado bien, Taemin llegó temprano hoy y desde ahí que ha estado jugando con él, ni siquiera han comido, ninguno de los dos


- ¿Tae sigue ahí?


Mi suegra tardó en responder.


- No, hijita se acaba de ir, así que venga a buscarlo no más si quiere


- Sí, porque lo echo de menos- reconocí.


Hasta que ya no soporté su ausencia. Además estaba segura de que mi bebé no nos daría problemas a Kai y a mí y en la noche podríamos continuar, si es que aún Kai quería.


Cuando llegó la pizza que habíamos pedido, nos sentamos a comerla, se notaba que Kai tenía demasiada hambre porque devoró la pizza, yo solo comí un trozo.


- ¿no comerás más?- preguntó Kai mientras seguía comiendo


- No, yo no como estás cosas, gracias


- ¿por qué no?


- Me costó un mundo bajar de peso, y tengo miedo, me da la impresión de que un trozo más puede hacerme engordar otra vez lo que con tanto esfuerzo bajé.


El no dijo nada, notó que esa era una fibra sensible mía, después de todo, lo insegura que me sentía con mi cuerpo era lo que había roto mi matrimonio con Taemin.


Luego de informarle que iría a darme una ducha, porque iba a ir después por mi hijo, me levanté del asiento y me dirigí al baño. Entré y me quité el vestido, me miré al espejo y suspiré, tal vez el gimnasio y los geles térmicos si den buenos resultados. Entré a la ducha rápido, porque quería ir pronto a casa de mis suegros por mi pequeño. Solo me enjaboné el cuerpo para ahorrar tiempo. A través de la mampara de la ducha vi como Kai entraba silenciosamente y traté de quitarme el jabón del cuerpo rápidamente cuando vi como lo negro de su pantalón bajaba hasta el suelo dejando a la vista el color dorado de la piel del cuerpo desnudo de Kai.


De pronto la mampara se abrió y yo volteé lanzándome a los brazos de Kai. Él me estrechó entre sus brazos con fuerza y nuestras bocas se encontraron en un apasionado beso como el que solo nosotros sabíamos darnos, ese beso que buscaba unir nuestras almas con la danza sensual de las lenguas y lo dulce de los gemidos. Kai me subió sobre la repisa de la ducha, gemí aferrándome a su cuello, siempre necesitada de sus besos, jadeando al sentir el ritmo frenético con que mi hombre se introducía dentro.


- Oh, creí que te habías cansado- gimoteé


- De ti, ¡nunca, amor!- exclamó Kai pese a sus jadeos


Acaricié su cuello y me acerqué para gemirle al oído:- me encanta, Kai, en eso somos parecidos.


Suspiró y sonrió, continuó embistiéndome y yo seguía aferrada al cuello de mi hombre, gimiendo su nombre lo más cerca del oído, sabía que se sentía el hombre más feliz del mundo cuando oía su nombre entre mis dulces suspiros con cada: "Kaisshi, Kaisshi, me encanta, Kai...Kaissshi...oh, Kai", de verdad nos acoplábamos a la perfección como si hubiésemos sido creados para unirnos en uno solo, tal como un rompecabezas; que era él el que me hacía disfrutar de esa manera, solo él y no Taemin, Kai estaba logrando que yo me olvidara de Taemin.


Cuando ya era imposible controlar la euforia Kai llegó a levantarme de la repisa y se aferró a mí con fuerza, oprimí con fuerza su polla y eso nos condujo al orgasmo a los dos al mismo tiempo, el largo suspiro de Kai se unió con el mío.


Cerramos la ducha y nos fuimos a mi cuarto, él me llevó en sus brazos.


Un último gemido escapó de mi boca. Había pasado una hora desde que habíamos salido de la ducha y ya habíamos hecho el amor otra vez sobre la cama que habíamos dejado mojada por el agua de nuestros cuerpos duchados y el sudor de nuestra pasión incesante. Y ahora yacíamos sobre ella con los cuerpos juntos, yo aferrada al pecho de él. Y por fin exhaustos. Recién comenzaba a sentir el dolor muscular a causa de la presión del cuerpo de Kai sobre mí tantas veces.


- Ahora sí que no más- dijo Kai risueño besando mi frente cuando me escuchó bostezar- perdón, gatita, por ser tan caliente...


- No, bebé, me haces sentir en las nubes cada vez que estás dentro mío, amo que seas así de caliente- dije entre risas acariciándole la mandíbula a Kai- tengo que ir por mi bebé- dije sentándome en la cama y fregándome los ojos.


Kai se ofreció a ir conmigo, sin esperar respuesta se levantó y salió del cuarto rumbo al segundo piso de la casa seguramente a vestirse. En media hora, yo ya se había vestido y maquillado. Adiviné que Kai casi se pone duro otra vez al verme, me había puesto un bello vestido con flores rojas y azules y unos enormes tacones rojos tan tentadores, también me había planchado un poco el cabello y mis pestañas se veían espectaculares.


- ¿Vamos?- preguntó Kai ofreciéndome su mano y yo la cogí, al hacer eso sentí como si fuéramos una feliz pareja de recién casados.


Cuando iban de camino a casa de mis suegros, le indiqué a Kai que hicieramos una parada para comprar un labial en una tienda de cosméticos. Ambos bajamos del auto, entré al local tirando a Kai de la mano. Había un montón de mujeres y todas se quedaron mirando a Kai cuando entró, prefiero creer que fue porque les asombró ver a un hombre entrando a una tienda de cosméticos y no porque lo encontraron condenadamente sexy. Pasamos por un sinfín de labiales y esmaltes de uñas, hasta que me detuve en un lugar en particular, busqué entre los labiales un bello tono coral, lo saqué y se lo mostré a Kai.


- ¿lo quieres?- preguntó y yo afirmé con la cabeza.


Después de eso tomé el mismo tono que estaba de muestra, lo giré para que Kai viera el color.


- ¿te gusta?


- Me gusta como se ve en ti- dijo Kai, sonriente- llévalo, te lo regalo


- Loco, ni siquiera me lo he puesto


- Todos los colores de labiales que tienes te hacen ver hermosa, no veo porqué este vaya a hacer lo contrario.


Pasamos luego al supermercado a comprar un bizcocho enorme para merendar con los suegros y malvaviscos para JongIn.


Cuando llegamos a casa, Kai se quedó sacando las compras del supermercado para entregárselas a su madre y yo me apresuré a llamar a la puerta. Mi suegra me abrió con el pequeño en brazos, mi hermosura tenía su babero puesto manchado de comida, señal de que estaba almorzando y con alegría le ofrecí mis brazos. Estuve tan abstraída en mi hijo que no me dio cuenta de que Taemin estaba sentado en un sofá del living. Kai entró un minuto después y cerró la puerta tras de sí. Él, a diferencia mía, si vio a Taemin inmediatamente al entrar. Yo solo noté cuando Taemin se puso en pie, y no supe tener otra reacción más que la de dar un paso atrás y ponerme abruptamente seria, me miró y me saludó de una forma tan mansa y tímida que me hizo sonrojar y bajar la vista ante mi legítimo esposo.


- Mamá, te trajimos esto- dijo Kai con severidad entregándole en los brazos el Bizcocho a su madre.


Estaba algo molesto, no me quiero decir que estaba celoso y no era capaz de disimularlo.


Noté que mi suegra me miró molesta al notar el tono grave en la voz de su hijo, y la mirada de odio que le dedicó a Taemin, le dolió el que Kai no la haya escuchado cuando le dijo que no se enamorara de mí, ahora no podría ver jamás juntos y felices a sus dos hijos. Kai había empezado a odiar a Tae, pronto Tae empezaría a odiar a Kai.  

Un caliente amor con ... mi cuñado ||Kai||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora