Un caliente amor con ... mi cuñado ||Kai||

33.

  Desgraciadamente seducido  

  Maldita sea, ya iba a ponerme a lloriquear otra vez. No soy estéril ni tampoco ___ es la única mujer en esta tierra, seré padre alguna vez en mi vida. ¡Porqué después de dos malditos años aún no lo supero!

- ¡Ya, tonto masoquista!- dijo ella, con suavidad, acercándose a mí e induciéndome a apegar mi espalda en el ropero mientras me tomaba firmemente por los brazos- por favor, deja de hacerte daño con eso... escúchame bien, no me interesa Sehun, de haberlo querido, sí, ya me lo habría llevado a la cama, pero no, en vez de eso me he estado insinuando a ti como una prostituta ¿sabes por qué?, porque el que me infunde más deseo eres tú...- apegó su cuerpo desnudo al mío, levantó una pierna y con su suave muslo rozó mi dolorosa erección- anda, dime otra vez que soy una puta- gimió contra mis labios.

La seducción femenina es algo por lo que un hombre podría salir huyendo despavorido. Es una cosa de cuidado. Yo no dejaba de rebatirme en la cabeza una y otra vez la idea de dejarme llevar, preguntándome qué cosa mala podría pasarme. La deseaba y eso era innegable, probablemente ella también sentía lo mismo por mí.

Esbocé una sonrisa, ___ se mordió los labios.

- Puta- le susurré al oído

- Soy tu puta...mira lo mojada que estoy por ti- dijo tomándome la mano y llevándome a su bajo vientre.

Respondí acariciando esa piel húmeda, luego me introduje buscándole el clítoris con mis dedos, y metiéndolos hasta hacer que ___ se tambaleara y riera como una borracha apoyándose fijamente en mí.

- ¿vas a hacerme el amor?

Negué con la cabeza, pero sonreí maliciosamente, solo quería que me rogara un poco más, y ella por supuesto, lo entendió perfectamente. Retrocedió y se tendió en la cama, con las piernas abiertas y las rodillas dobladas.

- ¿quieres que me de consuelo sola?

Levantó su mano y comenzó a masturbarse, y yo me quedé ahí mirando muy embelesado, mi miembro ya estaba destilando pequeñas gotas y dolía con una necesidad incontrolable. Y ___ seguía ahí, metía y sacaba los dedos de su interior humedecido.

- Kaisshi- comenzó a llamar, gimiente, necesitada, malditamente hermosa- aw, Kai, ningún otro nombre...Kaisshi, ven aquí, cariño...anda, miénteme y dime que no quieres

- Quiero pero...

___ sacó la mano de su sexo y se sentó en la cama.

- Pero qué, mi vida- lloriqueó- me estás torturando, Kai, y con solo verte, y eso, tan hermoso, erguido y listo para hacerme gritar tu nombre- volvió a tenderse en la posición pecaminosa que estaba- métemelo, aquí, te necesito- dijo contoneándose.

Me subí sobre la cama, mi cuerpo se movía solo, no se detendría ni aunque se lo pidiera a gritos, mi cerebro, mi corazón, mi alma, mi todo, estaban confabulando para que yo me sintiera seducido, totalmente rendido.

Me tendí sobre ella, ya no podía resistirme más, solo soy un hombre, ___ me miró mientras me atrapaba entre sus brazos y entre sus piernas, iba a decirme algo pero yo no la dejé, le quité todo los deseos de hablar cuando me adentré en ella.

Comenzamos a movernos a un solo ritmo, nuestros cuerpos acoplados y eufóricos nos hacían pisar el paraíso; la extrañaba, nadie me puede decir a mí que ___ no me hace tocar estrellas como ninguna otra lo ha hecho.

El único inconveniente era la jodida cama, que crujía con cada embestida que le daba al cuerpo de ___.

- Ya veo que la cama se rompe, Kai- dijo ___ riendo

- ¿quieres parar?

- No...- gimió

Entonces rodamos hasta la orilla de la cama, me incorporé quedando arrodillado en la cama e induje a ___ a que se sentara, entonces ella se trepó aun envolviendo mi cintura, y no supe hasta donde llegué, pero sé que calé profundamente en esa posición. Nos quedamos a la misma altura, y nos miramos, ella me secó el sudor de la frente con ternura mientras me sonreía, seguía siendo tan hermosa cuando se sonrojaba; sonreí de vuelta y me puse en pie, la sostuve de las caderas pero tuve que quedarme quieto un segundo para mantener el equilibrio, ella me acercó su boca y nos besamos mientras yo la seguía sosteniendo, unidos como uno solo.

Nos recostamos con suavidad sobre el suelo, y continuamos gimiendo, rozándonos y moviéndonos incesantemente.

- Te amo- susurré, para mí fue como quitarle el candado a la caja que tuve escondida en mi corazón por dos años- ¡te amooo!- exclamé, necesitaba gritarlo, mi pecho me lo exigía.

Ella me hizo callar suavemente, entonces recordé que Krystal estaba durmiendo en el cuarto de al lado, y que nos escuchara era una idea bastante probable.

- Pero esa es la verdad, dulzura, no sabes lo feliz que me haces- susurré contra su oído- gracias por elegirme, mi amor...

___ se puso repentinamente tensa. Yo lo noté, y me detuve.

- ¿Me elegiste a mí, verdad?- esto acabaría otra vez en tragedia, lo presentía.

Ella no respondió, se quedó un largo tiempo en silencio y sin atreverse a mirarme a los ojos. Yo no estaba dispuesto a seguir perdiendo tiempo, me incorporé hasta quedar de rodillas y ___ se sentó.

- Kai...- qué mierda me querría explicar, ¿qué había jugado conmigo?

- Por qué te acostaste conmigo

- Kai...yo...perdóname- dijo por fin

- Deja de burlarte de mí, ___, ¿no ves que me haces daño?- dije apoyando la espalda bajo la ventana y tapándome la cara con las manos, no quería llorar, no quería odiarla, pero por qué maldita razón ella se empeñaba en ello- Vete de aquí- dije con una ira a punto de desbordarse- ¡vete de aquí!!!!!- grité.

No quería escucharla, si tanto quería que la odiara, no le iba a dar en el gusto porque nunca he odiado a nadie. Pero ahora no quería escucharla.

___ se levantó con rapidez, tomó su abrigo y se lo puso, quiso calzar sus zapatos de tacón pero se arrepintió porque estaban muy cerca de mí, y yo estaba a punto de transformarme en un monstruo, en serio.

Salió de la habitación y por fin me di el lujo de llorar, tomé el par de stilettos, estrechándolos entre mis brazos, y seguí llorando como un pobre niño aferrado a su osito de peluche.

Esa noche no dormí, no quería escuchar otra vez al mentiroso de mi hermano diciéndome que ___ iba a ser mi mujer, porque siempre lo había sido. Pero tampoco perdí el tiempo, me bañé, me vestí, y me fui de la casa de ___ creyendo que jamás volvería.   

***