Capítulo 8

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Emma.

-No puedo creer que en una semana empezamos la universidad.- dice Connor comiendo un poco de su helado.

-Deja de quejarte y disfruta el tiempo que queda. La universidad trae muchas cosas buenas.- digo y él me aprieta la mano con cariño mientras caminamos por el parque.

Hemos estado teniendo citas durante un mes. Es un chico muy bueno y dulce, además de que es muy atento conmigo.

-Bueno, te veo mañana linda.

-De acuerdo.-digo y le doy un casto beso en los labios antes de bajar del auto.

En casa, a la hora de la cena, mis padres hablan fluidamente sobre negocios, y me incluyen de a ratos en la conversación para preguntarme que opino, o cosas sobre la universidad, pero mi cabeza está en otro lado.

A pocos días de empezar una nueva etapa de mi vida, me pongo a pensar en la etapa que dejó atrás, en la secundaria. Y sin poder evitarlo pienso en Liam. En cómo me ilusione, como una idiota. Después de lo de Austin decidí no dejar que ningún otro chico tuviera un lugar en mi vida tan importante como para que le permitiera dañarme. Y luego apareció Liam, con una promesa de algo distinto. Una promesa ahora rota.

Liam.

El aeropuerto está atestado de gente, busco a Jake con la mirada hasta que lo encuentro parado junto a la puerta con un cartel en el que escribe: idiota, en vez de mi nombre. Camino hacia él y lo abrazo.

-Hombre, que buen recibimiento.- le digo mientras caminamos hacia su camioneta.

-Quería que quede claro que estaba buscando a un idiota y no a algún otro de por ahí.- ríe y empieza a conducir.- ¿Qué tal esas vacaciones?

-Bien, ya sabes, me la pase con mamá y Megan. Ellas vuelven en un mes, espero que no te moleste que pase ese tiempo en tu casa. Ya sabes que en lo de mi padre no puedo estar.

-No hay problema hermano, siempre serás bienvenido.- me dice sin despegar la mirada de la carretera.

-A tu nuevo compañero no le molesta, ¿no?

-Claro que no, ha estado viviendo conmigo todo el verano y no es de pasar mucho tiempo en casa. Pero es buena onda, te agradará.

El resto del camino conversamos sobre una chica con la que Jake ha estado saliendo, y sobre el comienzo de las clases en la universidad. Jake va a estudiar abogacía, como yo. Así que compartiremos nuestras clases.

Cuando llegamos a su casa, bajamos mis maletas y me encierro en la habitación en la que estaré todo el mes. Me duermo enseguida, el viaje me ha dejado cansado. No pegué un ojo, pensando en Emma.

Jake me despertó para cenar pero me negué y seguí durmiendo hasta el otro día. En sueños vi un cabello rubio centellando con el sol.

Emma.

Me despierto cuando el sol se filtra por mi ventana. Me estiro, contenta por haber dormido bien y me levanto para salir al balcón.

El día esta precioso, cálido y soleado. En el vecindario hay niños andando en bicicleta y vecinos regando sus jardines. Miro hacia un costado, donde tengo un sillón donde suelo sentarme a leer, y encima el pequeño oso panda de felpa que me regalo Liam.

Lo he dejado afuera de mi habitación para no tener que verlo, pero me da pena porque es un regalo que en su momento me gusto mucho. Lo tomo entre las manos y entro en mi habitación dejándolo sobre mi tocador. Después de todo, puede ser un recuerdo de lo estupida que soy.

El chico de las notas // #DIAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora