Capítulo 7. [Editado]

3.3K 353 40
                                    

   —¿Qué demonios es esto, Freda? —pregunté ligeramente asustado, mientras las preguntas se formulaban con una rapidez impresionante en mi mente.

    —Son expedientes médicos, Paul. Brian me pidió que los consiguiera por si es que alguno de ustedes enfermaba durante una gira —me explicó mientras yo analizaba lentamente la hoja amarillenta, tenía mi nombre y mi fecha de nacimiento, pero lo que más me intrigaba era Intersexualidad semidesarrollada ¿Qué demonios era eso?

    —¿De donde lo sacaste? —pregunté. 

    —Tu padre me lo dio, supongo que no sabía que era lo que había dentro.

    Inspeccioné el sobre, tenía fotografías mías, de recién nacido, con mi madre a un lado, pero mi papá no estaba en ninguna de ellas. Había más papeles que hablaban sobre tratamientos aplicados en mí, que aparentemente habían fracasado. 

    —¿Qué es eso de intersexualidad, Freda? —pregunté por fin. 

   —Investigué un poco... Un amigo mío me dijo que era un trastorno degenerativo que afectaba los órganos sexuales —comenzó a explicar, aunque me vi en la imprudente necesidad de replicar—: ¡Pero yo no tengo ningún problema ahí! ¡Funciona perfectamente! 

   —Por eso es semidesarrollada, Paul. Nadie lo nota —explicó sonriendo como si me tratara de un niño particularmente estúpido. 

    —Bueno, pero sigo sin entender que tiene que ver todo esto con mis cambios de humor —me crucé de brazos. 

    —No sé como decirte esto, Paul... —susurró la chica, haciendo que comenzara a preocuparme. Freda se quedó callada un momento, pasando su pulgar por sus labios antes de retomar la palabra—. La intersexualidad no tiene nada que ver con que funciones bien o no... Si no es más como... —Freda se frotó las manos nerviosamente—. Bueno, como tener los dos órganos sexuales...

   Me quedé callado un momento, analizando lo que acababa de explicar mi amiga, y tras vacilar un momento comencé a reír—. Freda, dile a John que deje de darte LSD ¡Eso es lo más loco que me han dicho jamás! —contesté entre risas.

    La chica me miró sumamente furiosa y dio un golpe en su escritorio, haciendo que me callara al instante.  

    —¡Esto no es chiste, Paul! —recuperé la seriedad al notar que no era ninguna broma de mal gusto—. ¿Qué no te das cuenta? ¡¿No estas viendo las señales?! —me gritó, haciendo que enarcara una ceja. No entendía nada. 

   —Freda, no tengo idea de que estás diciendo —la chica se dio una palmada en el rostro con evidente desesperación y gritó—: ¡Embarazo, Paul! ¡Tienes síntomas de embarazo!

    Por más que hubiera intentado permanecer serio, volví a reír hasta que el estómago comenzó a dolerme.  

   —Freda, los hombres no pueden tener bebés, creo que lo enseñan en la escuela– contesté sonriendo.  

   —¡Pero tienes intersexualidad, Paul!

    —¿Y como podría tener hijos? ¿Por qué nunca nadie me lo dijo si es que fuera tan importante o tan real? —cuestioné, poniéndome de pie de un brinco; no pensaba seguir tolerando eso.  

    —¡Porque la única que lo sabía era tu madre! —gritó Freda, poniéndose de pie igual que yo y dando un golpe en el escritorio que me hizo pegar un buen brinco.  

    —¿Y ahora crees que estoy embarazado de John? ¡Esa es una estupidez, Freda! —contesté. 

    —Bueno, si estás tan seguro hazte una prueba —me retó. 

    —¡Perfecto! ¡Vamos al hospital! —acepté con una sonrisa. No iba a quedar como un cobarde. 

   —Bien, muévete —me ordenó la chica, tomando su bolsa con suma brusquedad. Abrí la puerta de la oficina de Freda y la deje pasar. Ambos caminamos por los pasillos del despacho de Brian hasta llegar a mi Aston Martín. Le abrí la puerta para calmar las cosas un poco con ella, que parecía indignada por mi falta de credibilidad en sus palabras, y subí al asiento del piloto.

    ¿Como podría creer lo que decía Freda? ¿Por qué debería de hacerlo? ¡Era una locura! Ella nunca me había mentido, y dudaba que pudiera hacerlo algún día, pero esto sin duda era lo más retorcido que pudiera haber imaginado. 

    Comencé a conducir hacia el hospital, mientras las manos comenzaban a sudarme más y más, quizá sonaba retorcido, pero tenía bastante lógica una vez que lo pensabas bien.

   Mi madre siempre me había tratado diferente a Mike, pero me parecía ilógico que pudiera haberme ocultado algo así, pero ¿Y si era verdad?. La idea de tener alguien creciendo dentro de mí sonaba retorcido y enfermo. 

   Me obligué a suprimir esos pensamientos de mi mente y comencé a repetir una y otra vez en mi mente: los hombres no se embarazan, los hombres no se embarazan.

    Para cuando llegamos al hospital sentía unas enormes ganas de salir corriendo, pero Freda pareció notarlo y me tomó de la mano para comenzar a introducirme al hospital. 

   —Freda, esta es una estupidez, la peor idea que hemos tenido —me apresuré a decir, sintiendo como mis piernas se negaban a avanzar. 

    —No, si estás tan seguro de que te mentí vamos a hacer esto —me contestó con determinación.

    Bien, quizá fuera posible. Quizá fuera muy muy posible, pero era una estupidez pensar que tendría un hijo de John Lennon.

The little Beatle. [McLennon] [MPREG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora