Capítulo 31.

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Semana 21. 

John.

Las cosas con Paul no habían mejorado mucho en este mes, a excepción de que ya podía entrar a ver como iba el avance de Cacahuatito, pero este día sería especial. Oh, si. Según nos había dicho Johan, hoy intentaríamos averiguar si Cacahuatito era un niño o una niña, y desde que nos había dado esa noticia por teléfono hace dos días, toda la casa Beatle estaba carcomiéndose las uñas de la emoción, literalmente. 

   George y Ringo habían apostado, Ringo diciendo que sería niño y George diciendo que sería niña. Freda y Jules seguían insistiendo en que sería una niña, y fatigaban a Paul con cientos de preguntas acerca de que prefería que fuera, pero sabía que él y yo pensábamos exactamente lo mismo: No importa que sea. 

    Quizá si fuera niño, Paul y yo podíamos enseñarle a tocar todos los instrumentos y lo convertiríamos en el mejor artista del siglo, o quizá de la humanidad, porque admitámoslo, ese niño saldría lleno de talento para la música. O si fuera niña sería la mujer más bonita que jamás hubiera pisado la faz de la tierra, si era niña sabía que tendría los rasgos de Paul, y podría llegar a ser una modelo preciosa, o lo que ella quisiera ser. Cualquier opción sonaba igual de maravillosa que la otra. 

   No sabía como sentirme respecto a mi nueva paternidad, durante estos meses que Jude y yo hemos estado conviviendo me he arrepentido más y más por no haber estado con él durante sus primeros cuatro años. Era un niño fascinante, demasiado inteligente para su edad y muy bien educado, Cynthia había echo un maravilloso trabajo con él.

    Pero cuidar a un niño de cinco años recién cumplidos no es igual a cuidar a un recién nacido, estaba nervioso, y lo había estado desde que me había enterado de que de verdad Paul y yo tendríamos un bebé ¡Había sonado como una locura! Era extraño, algo biológicamente imposible nos estaba ocurriendo a nosotros, algo que casi sonaba como si fuera magia estaba ocurriéndonos en este preciso instante y la única respuesta que yo tenía para cuando me preguntaban "¿Como se siente?" era: Aterrador. 

   Me aterraba no poder ser un buen padre, me aterraba que mi hijo terminara siendo como Jude, que no supiera quién era yo, que todo lo que el pudiera contestar cuando le preguntaran por mi fuera: Es un Beatle. Yo no quería ser el Beatle de Jude y de Cacahuatito, yo quería ser su papá, alguien con quien pudieran hablar sobre la escuela o que los acompañara por un helado, y me aterraba no poder serlo. 

    Pero al ver a Paul con su enorme barriga, la forma en la que se sonrojaba cuando me le quedaba viendo mucho tiempo y la ilusión en sus ojos, me hacía creer que de verdad lo lograría, que de verdad podría ser un buen padre. Y ahora, justo cuando estamos a punto de saber lo que hemos estado esperando por tantos meses no puedo dejar de sentirme emocionado. Me pongo de pie de un brinco en cuanto escucho que tocan la puerta y me lanzo a abrirla, Johan está ahí con su típica sonrisa amable. 

   -¡Te tardaste!- le reclamé, mirando el reloj de la pared, que marcaba exactamente los quince minutos que Johan se había tardado en llegar -Perdón, ha sido el tráfico- se excusó, haciéndome rodar los ojos -Si, si, bien, ahora sube rápido. Paul está esperando- comencé a darle pequeños empujones para que este se apresurara, logrando que este soltara unas cuantas carcajadas -Bien, bien, ya voy, creo que estás muy ansioso ¿No?-

   Me apresuré a subir las escaleras -Si, mucho, igual que Paul- le expliqué, aunque interiormente ya lo había matado tres veces por caminar tan endemoniadamente lento. Este pareció notar mi impaciencia, porque de inmediato aceleró el paso hasta llegar al pequeño consultorio, donde ya nos estaban esperando todos los habitantes de la casa Beatle. Johan los miró de mala forma y negó con la cabeza -No podemos estar siete personas en la misma habitación, chicos, deben de salirse. Solo pueden estar aquí John y Paul- Ringo y George soltaron un quejido y Jules se cruzó de brazos, molesto. 

    Cuando finalmente quedamos solo Johan, Paul y yo, ambos hicieron la misma rutina de siempre, escuchar que tal estaba el corazón del bebé, charlar sobre los síntomas y finalmente hacer que Paul se recostara en la camilla para que le colocaran el endemoniado gel. Los segundos pasaban tan lentos y agonizantes mientras Johan intentaba enfocar la imagen que comencé a desesperarme, miré a Paul, que también parecía ansioso y sujeté su mano. Este me sonrió de vuelta y no trató de retirarla, incluso puedo jurar que la apretó más. 

   -¡Si! ¡Aquí está!- gritó Johan unos segundos después, haciendo que nuestra atención fuera desviada inmediatamente hacia la pantalla. No lograba distinguir absolutamente nada -¡¿Y bien?! ¡¿Qué es?!- pregunté exasperado -Es...-

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¡Por los calzones de Merlín! ¿Qué quieren que sea? Puede que me hagan cambiar de opinión acerca del sexo del bebé. 7u7r 

Capítulo el viernes, he dicho. 

The little Beatle. [McLennon] [MPREG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora