En este capítulo verán algo relacionado con las Castas que es un tema que quiero explotar en esta historia. Aquí America comprenderá -o más bien descubrirá-, la importancia de haber sido elegida embajadora.
¡Que lo disfruten!...
XI
Odiaba que me miraran. Pero tenía que seguir con mi papel.
Saludé a todos los hombres que se acercaron. Uno tenía un horrible aroma, como si se hubiera bañado en perfume en lugar de darse un baño.
Recordé las clases de comportamiento. Cómo sonreír, cómo moverme, cómo hablar. No sabía si Maxon me estaba observando, pero por ningún motivo me iba a voltear para comprobarlo.Un sujeto bajito se acercó hasta mí. Tenía una expresión simpática. Se presentó como el hijo de Parner Meyers, el hijo del alcalde de Paloma, Uris.
Tomó mi mano, la besó con caballerosidad, pero no la soltó. Comencé a incomodarme cuando sus ojos de ratón descendieron sin descaro hasta mis pechos que resaltaban un poco más por el corte del vestido. Tuve que cruzar el otro brazo por encima para imponer un escudo.
No había forma de sacármelo de encima sin ponerme violenta, así que aguanté. Hasta que finalmente la persona menos esperada vino a mi rescate.El rey se presentó ante mí con su espectacular traje de gala repleto de medallas en la pechera.
-Caballeros -saludó al grupo que me rodeaba. Uris soltó mi mano de inmediato y disimuladamente me la sequé con el vestido. La tenía sudada.
Jamás creí que me sentiría tan aliviada de ver a Clarkson en mi vida.
-Mi lady -saludó con una reverencia elegante. Sonreí. Podía ser odioso y malvado, pero era guapo. Tanto como Maxon.
Debía admitir muy a mi pesar que el rey se veía realmente impresionante esa noche, al punto que me habría sonrojado de no ser porque aquella sonrisa fraternal hacia mí era falsa.-Majestad -dije con toda la dulzura y elegancia que pude fingir. El rey me ofreció su brazo. Sonreí apretando los dientes. Intenté tragar saliva, pero me costó horrores.
-¿Aceptaría este primer baile? -me preguntó. Escuché la acides en su voz, como una serpiente siseando. Sus ojos se entornaron bajo sus cejas, estaban cargados de hielo.
Moví la cabeza con suavidad y me aferré a su brazo con miedo.Podía confiar en que no me diría nada ya que todos los ojos estaban sobre nosotros. No se arriesgaría a hacerme daño públicamente, esperaba.
Si me tocaba un solo pelo la misma corona italiana exigiría represalias. Pero eso no quitaba el miedo que comencé a sentir cuando percibí la tensión en su brazo.
Me guió hasta la pista con elegancia y yo seguí su ritmo. Recordé mi baile con el rey Marco Antonio y noté leguas de diferencia. Partiendo porque el agarre de Clarkson era duro y frío. Su mano a mi espalda hacia presión casi como si quisiera imponer alguna fuerza, y la que sostenía la mía apretó mis dedos como si quisiera estrangularlos. Impedí con todas mis fuerzas no hacer una mueca de dolor.
Tal vez su rostro y su voz no dijeran nada. Pero su expresión corporal lo decía todo.No estaba feliz de tenerme ahí. Odiaba tenerme ahí. Y estaba segura que, de haber estados solos, me habría hecho daño.
Respiré hondo y me di fuerza mental. Maxon estaba mirando desde algún lugar, o al menos quería creer que estaba mirando.
Sin amedrentarme le iba a demostrar al rey que casi un año con los italianos me había transformado en lo que él siempre quiso que fuera. La música de los violines llenó el salón y comencé a moverme con toda la elegancia que pude colocar al baile. Estiré los brazos hasta que me dolieron y giré hasta marearme, pero al menos cada movimiento había salido perfecto.El cuello lo tenía tan rígido que temía que al otro día no pudiera moverlo. Pero era parte del espectáculo.
El baile se hizo eterno, pero por suerte a nuestro alrededor se sumaron algunas otras parejas, entre ellos Aspen y Lucy, con quienes me sentí más resguardada y me relajé un poco más.
Cuando finalmente acabó nos separamos con una reverencia. Jamás había sentido tanto alivio. Los dedos de la mano me dolían y se habían puesto levemente blancos. El rey aplaudió hacia mí y yo sonreí agradecida fingiéndome avergonzada. Le devolví el aplauso siguiendo su mismo juego.
Durante el baile noté su mandíbula tensa y sus labios apretados.
En algún momento me sentí tan intimidada y aterrorizada que realmente creí que me diría algo. Pero sus amenazas no se vieron representadas en palabras, sino que en acciones.
El hombre había tratado de subyugarme con la fuerza de su agarre. Recordándome quién era él y quién había sido yo.
Sin volverme a mirar se alejó hacia la reina con paso rápido. Se llevó las manos a la espalda y le vi retorcer los dedos, como si hubiese aguantado las ganas de hacer algo con ellos. Un escalofrío me recorrió.
¿Cuánto odio sentía ese hombre por mí?
Repentinamente me descubrí sola en medio de la pista. Me sentí levemente intimidada por la gente que me observaba.
Sin ser consciente de lo que hacía de repente me descubrí buscando a Maxon, tal vez como una forma de no sentirme tan sola, o tal vez para ver su reacción. Pero no lo veía por ningún lado.
Casi ilusamente esperaba que fuera de los primeros en sacarme a bailar. Miré hacia todos lados disimuladamente, intentando encontrarlo, cuando una voz me llamó.
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La Única (COMPLETA)
FanfictionEsta historia estará disponible en Wattpad hasta que comience a subir los capítulos nuevos de la versión original. Para más información lean la nota al final de los capítulos. ¡Atentas a mis anuncios! .... América no fue la elegida, los sureños jamá...