4: El inicio de la crueldad.

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Nathan, como siempre, se presentó impuntual a la reunión que Arnold le había convocado.
Al entrar a la lujosa oficina del hombre, lo encontró sentado con una revista para hombres.
Nathan no anunció su llegada con un saludo o algo similar, él no carecía de modales, simplemente no le gustaba ser amable.

—Hasta que te dignas a llegar—Arnold dejó la revista a un lado, dejando a la vista la imagen de una modelo semidesnuda.

—¿Qué es lo importante—Nathan tomó asiento en cualquier lugar de la habitación.

—Creí que hoy me ibas a traer a la chica—hizo un gesto perverso—¿pero sabes algo?—chasqueó la lengua. Nathan odia los rodeos—Estoy un poco inseguro.

—Debo admitir que estoy un poco sorprendido por sus nuevas preferencias en mujeres.

—Me dejé llevar—admitió Arnold—Pero no tengo vuelta atrás, ya llegué a un justo acuerdo con la madre.

—¿Y qué piensa hacer con ella? No puede comprar mercancía para luego tenerla en desuso—así era como Nathan veía a las mujeres, como mercancía, objetos sexuales. Sonará soez, pero para él las mujeres eran como un saco para depositar semen.

—Tráemela. La voy a probar, y si no me gusta, simplemente la vendo.

—Yo la puedo comprar.

—Cuesta mucho, es virgen y recién cumplió 16.

—Esa es la idea ¿no?

——

Madeleine y Sydney se fueron una hora después. Y en el momento en que las dos chicas cruzaron la puerta de salida, Olivia volteó la casa en busca de su diario, y tampoco lo encontró.

Pensó en los dos sujetos del jardín abandonado, pero algo en su interior le decía que "tal vez" ellos no fueron.
Resignada, volvió a su habitación y decidió darse un baño, debía relajarse y luego realizar la tarea de matemáticas.
Mañana se retomaban las prácticas del equipo de las animadoras, con Chloe como capitana.

—¡Olivia!—le llamó su madre—Te busca un muchacho, te está esperando en la sala.

—¡Vale!—respondió ella al tanto que aceleraba su proceso en la ducha.
«De seguro es Chase» fue lo que pensó.
¿Será Chase en realidad?

Se vistió rápidamente con su pijama favorita, este consistía en un conjunto: un short púrpura de lana y una blusa púrpura con lunares rosa.
Chase ya la conocía en tales fachas, y ella lo veía como su mejor amigo.
Se miró al espejo y se sonrió a sí misma.
Alguien tocó a su puerta.
Sacó sus libros y los dejó en la cama. «Chase es tan malo en matemáticas que necesito de mi ayuda.

—Pasa, Chase—dijo mientras buscaba un lápiz extra, dando la espalda hacia la puerta, con la cabeza metida en la mochila. Escuchó la puerta abrirse y luego cerrarse—¿Cómo estás?..—aún no encontraba el lápiz, por lo tanto no quitaba la mirada de la mochila—¿Cómo te fue con Cameron? Vi que se tomaron una foto.—El cabello suelto y recién lavado de Olivia, terminó enredándose en la cremallera de la mochila—¡Ay, no! —lloriqueó la chica—¿Me ayudas por favor, Chase?

El Chico se acercó hacia Olivia, y sin más cuidado, le tapó la boca bruscamente y la jaló hacia él.
Olivia aún no miraba hacia atrás, intentaba hablar pero no podía, los brazos que la rodeaban eran más gruesos que los de Chase.
El chico la soltó y se apresuró a cerrar la puerta con seguro. Olivia quedó desconcertada al ver el rostro macabro del chico que, claramente no era Chase. Era el chico del jardín abandonado. Nathan.

—¿Quién eres? ¿Tu no eres Chase?—cuestionó angustiada a punto de estallar en llanto.—No me hagas daño, por favor—rogó y se fue a un rincón de la habitación, haciéndose bolita.

—Cierra la maldita boca y haz tus maletas—a Nathan le fastidiaba tanto lloriqueo.

—¡¿Dónde está mi mamá?! ¿Eddie?... ¡LOS MATASTE! ¡Eres un asesino! ¡POLICÍA! ¡AYUDA, UNA PERSONA MUY MALA MATÓ A MI FAM..

—¡CÁLLATE! —y en ese instante, Olivia recibió la primera bofetada de su vida, proveniente de la fuerte palma de la mano un hombre. La pobre no sabía qué hacer, cómo reaccionar o cómo defenderse. Se veía tan pequeña e indefensa, llorando en un rincón, suplicando en su interior.
—Levántate y haz las maletas, guarda todas tus cosas y hazlo rápido, no tengo tiempo—refunfuñó el muchacho. Era esta la primera chica que no se había defendido o había intentado golpearlo. «A caso es tonta» pensó.

Olivia no salió del rincón, enterró su cabeza entre sus rodillas y comenzó a llorar desesperadamente.
Nathan se acercó y la levantó por el brazo, clavando sus uñas en éste. Olivia se quejó de dolor y miró por primera vez, los ojos de su agresor.

Olivia no tuvo más opción que ir y meter toda su ropa en el primer bolso que encontró.

—No puedo creer que esto esté pasando. Él mató a mi familia—su boca susurraba inconsciente al tanto que guardaba el resto de cosas—estoy perdida. Necesito un té helado.

Emprendieron camino a la casa de Arnold. A medida que pasaban los minutos, a Olivia se le fue olvidando la magnitud de la situación.
«¿Qué tan malo puede ser un secuestro? Soy demasiado buena como para que me hagan daño. Saldré de esto pronto».

—¿Cómo te llamas? Tienes cara de llamarte Andrew—la faceta amigable de Olivia salía a la luz. ¿Cómo podía estar tan relajada? Esto comprobaba una vez más el tamaño de su inocencia. Nathan ignoró su pregunta. Conducía serio y con la mandíbula tensa.—¿Sabes algo? Nunca he estado en pijama dentro de un auto, debiste esperar a que me pusiera algo mas decente si íbamos a salir.

—¿Cuántos años tienes?—le preguntó Nathan.

—Cumplí 16 hace dos semanas, lo pasé muy bien con mis amigas y mi amigo Chase. Hablando de Chase, pensé que era él el que me buscaba, pero en realidad eras tú.

Nathan estaba considerando explicarle a Olivia la realidad del asunto, porque al parecer ella pensaba que esto era algún paseo nocturno.

—Escúchame bien, Olivia—ella dispuso de toda su atención—deja de desparramar alegría y entusiasmo, porque tanta felicidad me tiene harto. Escúchame, estamos llegando a la casa de mi jefe, él se va a acostar contigo, y si no le gustas, vas a hacer mía. ¿Entiendes?

—No.

—Mi jefe te compró para que te acostarás con él cada vez que a él se le antoje. Él te va a probar hoy, si no le gustas, yo te compraré, para que seas mi mujer para sexo.

—Espera, espera, vi esto en una película, es una mafia de chicas y.. Y.. ¡Me vas a violar todas las noches!—se rompió en llanto—es horrible, tu eres muy malo ¿sabes?—sollozaba.

—Silencio—irrumpió Nathan.—ya llegamos. Baja del auto.

—No voy a bajar del auto.

—Que bajes del jodido auto ahora.

—No—desafió.

Nathan la sacó a las fuerzas, por un mechón de cabello.
Entones, Olivia abrió los ojos y se dio cuenta de lo que en realidad estaba pasando.

———
Uff, ahora viene lo feo.
Debo aclarar que lo más probable es que en los próximos capítulos hayan escenas fuertes, con todo el sentido de la palabra.

Gracias por leer.
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Nathan: Un Mundo Sin Color Donde viven las historias. Descúbrelo ahora