Había pasado una semana con Nathan, creo que con cada día que pasa su 'increíble personalidad' aumenta.
No sé que le pasa a éste chico, todo le molesta, sonríe cada tres días y habla tan cortante todos el tiempo. Es como si un aura oscura lo rodease todo el tiempo, como había dicho antes, es como un gran saco de mal humor.Hoy es lunes y debo ir al instituto. Nathan me llevará en unos minutos y estoy algo nerviosa, cuando los chicos me pregunten sobre mi paradero les debo mentir y odio hacer eso.
—Andando—señaló el auto. Le seguí.—¿Ya sabes lo que tienes que decir?
—Sí—Bufé—que me mudé con mi tío Jeffrey y tu eres mi primo Nathan.
—Bien—emprendimos camino a la escuela.
Mi ropa para el instituto consistía en una blusa rosa holgada (ver en multimedia), unos jeans ajustados con algunos rasgos, y unas sandalias.
Nathan vestía una playeras a rayas delgadas negras y blancas, unos vaqueros negros, y unos tenis nike. Su cabello era algo desordenado y eso lo hacía lucir más relajado de lo que en realidad era. También llevaba unos lentes de sol negros.Toda la semana fue algo tosca para mí, tener que soportar su mal humor, sus rechazos, uno que otro apretón en el brazo. Al menos no me ha violado todavía.
—¿Cómo estás, Nathan?—quise saber. Él nunca me lo ha preguntado. Sin embargo todas las mañanas le pregunto, aunque a veces no me responde o simplemente asiente.—Estoy mut bien, demasiado bien como para expresarlo con palabras—dijo con seriedad, en un tono tan neutro que no concordaba con lo que decía—debería ponerme un cartel en la frente que diga "estoy bien" y así todos sabrían lo feliz que estoy.
—Nathan—mientas él hablaba, iba aumentando la velocidad del auto.
—Es todo tan bien, tan jodidamente bien.
—¡Nathan!—le grité, ya se estaba saliendo de control.
—¡¿Qué quieres?!
—¡No quiero morir!—frenó en seco, provocando un grito ahogado por mi parte. Su respiración era pesada. —¿Qué sucede, Nathan?
—No tuve una buena noche—confesó. Wow, es la primera vez que me cuenta algo sobre él, sobre lo que le pasa.
Miré su rostro. Su frente estaba húmeda.—¿Pesadillas?, ¿Insomnio?, ¿Pensamientos?.
—Lo primero—siguió conduciendo a un ritmo normal, ya estábamos en la ciudad.
—Son sólo eso, pesadillas—puse mi mano en su rodilla. Se tensó y la quité rápidamente.—No pienses en ello, come una hamburguesa en Wendy's, eso siempre me hace feliz.
—¿Tienes muchos amigos en el instituto?
—Bueno... Me llevo bien con todos, pero Madeleine, Sidney y Chase son los más cercanos.
Regresar al instituto me agradaba en gran manera. Volver a ver a los estudiantes y profesores era satisfactorio para mi.
—Vendré por ti a la 1—detuvo el auto justo en frente de la puerta del instituto.—No me hagas esperar—me advirtió. Le regalé una sonrisa y abrí la puerta del Ford Edge.
—Adiós, te veo a la 1—me despedí. Asintió sin decir nada y salí del auto.
Chase iba saliendo del auto de su padre. Me apresuré y fui a darle un gran abrazo. Se sorprendió al verme.
—¿Dónde estabas, Olivia?—besó mi frente sin aún dejar el abrazo.—Las chicas y yo fuimos varias veces a tu casa y tu madre nos dijo que te habías mudado.
—¡Sí!—afirmé. Entramos al instituto—Me mudé con mi tío Jeffrey y mi primo Nathan—me miró algo sorprendido.
—¿En serio?—cuestionó—¿Por qué, Olivia?
Joder, soy tan mala mintiendo ¿qué digo?—¿Olivia?
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Nathan: Un Mundo Sin Color
Teen FictionOlivia Clark, una chica de 16 años. Inocente y medio tonta, ignorante de lo perverso. Bonita, lista, graciosa y extrovertida. Su rostro reflejaba ternura. Él, con la sangre fría, ojos carnales y sentimientos congelados. Con mil oscuros secretos que...