17: Cosas Nuevas.

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Pools North, un bonito club que contaba con un área de piscinas.
Aún no me animaba a salir del baño usando este bikini. No me percaté de cómo me iba a quedar. No me queda mal, pero no me gusta mostrar demasiados.
Solté mi cabello, me puse labial rojo, y por último unos lentes de sol negros.
De seguro Nathan está desesperado. Pero claro, como él es hombre, sólo tiene que ponerse un short de baño y ya está. Y como tiene un cuerpo perfecto, no tiene que preocuparse por si hay alguna imperfección.
Al salir del baño, me topé con varios chicos y chicas. Algunos chicos me miraron y dijeron cosas que no logré escuchar.

Nathan estaba tumbado en una silla que parecía muy cómoda, tecleaba en su móvil y, también miraba el trasero gigante de una mujer.

—Ya llegué—le avisé, puse mis manos en sus hombros. Se giró para verme, su mirada recorrió cada parte de mi cuerpo, lo que me intimidó un poco y me cubrí sutilmente.

—Luces muy linda, Olivia—me sonrojé—Me sorprende que no seas de esas modelos que son delgadas y bonitas, luces como ellas.

Mi corazón se encogía, sus cumplidos me gustaban y me daban ganas de darle mil abrazos.

—Gracias—respondí algo tímida y me senté junto a él—trabajé muy duro diariamente por dos años, quería ser capitana del equipo de las animadoras.

—¿Vas a la piscina?

—No todavía, tengo un poco de frío.

Nathan lucía perfecto. Esos lentes oscuros le daban un toque sensual, su rostro era hermoso, su cuerpo perfectamente formado, todo en él era perfecto. No podía parar de observarlo.
Le sonreí. Desbloqueé mi móvil y activé la cámara.

—¿Te tomas una selfie conmigo?—le pregunté temerosa. Tardó varios segundos en responder para finalmente asentir.
Puso un rostro serio y yo sonreí a medias. Listo, él salió perfecto.

No había mucha gente, sólo un grupo de chicos y algunas chicas como de 13 o 14 años. Y una chica como de 20, con un trasero gigante.

Uno de los chicos, no paraba de mirarme, como coqueteandome. Le decía algo a sus amigos y estos también me miraban. Estoy súper incomoda.
Nathan bufó al darse cuenta de la escena. Pasó su brazo alrededor de mis hombros y besó la comisura de mis labios. Podía acostumbrarme a esto todo el día, a sus besos repentinos.

—Vamos por allá—susurró y señaló una zona llena de césped y árboles sin hojas, las cuáles amontonadas en un rincón.

—Vale—respondí. Me tomó de la mano y fuimos hasta esa zona, vacía de personas.
El ambiente era agradable, pero no el clima. No es divertido usar bikini en otoño.
Nathan puso una toalla en el césped para que me sentara, él a mi lado, sin soltar mi mano. Me sonrío y yo le regresé una sonrisa tímida.

—Olvidemos todos los problemas ¿vale?—su voz pausada me relajaba—No estés nerviosa... Se que lo estás.

—Tengo miedo de que alguien nos vea y te lleven a la cárcel—confesé con los ojos cristalizados. Me sentía angustiada.

—Tranquila, Olivia—se acercó más a mí. Se quitó los lentes y yo imité su acción.—olvida todo y concéntrate en lo que sucede ahora—acercamos nuestros rostros hasta unir nuestros labios en un beso.
Puso su mano en mi cintura, sentí un cosquilleo.

Nathan.
Olivia me proporcionaba calma. Ella era simplemente hermosa en todos los sentidos.
Acaricié su pequeña cintura y la besé con más intensidad. Podía percibir su nerviosismo, lo inexperta que era. Pero eso me gustaba.
Atraje su cuerpo más al mío, hasta sentir sus pechos rozando mi pecho desnudo.
Acaricié su espalda baja, su cintura, su cabello, sus mejillas. Quería besarla y besarla.

Nathan: Un Mundo Sin Color Donde viven las historias. Descúbrelo ahora