—¡Ya! ¡Me estás haciendo daño!
—¡Déjala, Nathan!—Arnold se encontraba en la puerta, observando la situación. El hombre conocía la capacidad de crueldad de Nathan.
Nathan y Olivia se pararon frente a Arnold.—Aquí está—dijo Nathan señalando a la chica que lloraba en silencio—haz lo que quieras con ella, me hartó su lloriqueo.
Arnold observó a Olivia de pies a cabeza.
—Ven conmigo—le indicó.
A duras penas, Olivia le siguió los pasos a Arnold. Temerosa, subió las escaleras y entró a la habitación que Arnold le indicó.—¿Quién es usted?
—Quítate la ropa—respondió Arnold. Olivia sintió un inmenso deseo de gritar para ser escuchada y salvada.
La mirada macabra y perversa del hombre, le indicaba que era mejor que obedeciera, o recibiría más maltrato.
Con los ojos empapados de lágrimas y las manos temblorosas, se quitó las prendas, quedando sólo en ropa interior.
Arnold la miraba, como estudiando cada parte de su cuerpo. Negaba con la cabeza.
Olivia se sentía nerviosa.
«¿Por qué me mira tanto?»—No me sirves—habló Arnold en tono de desaprobación.
—¿Eso es.. Es bueno o malo?
—Te voy a negociar con Nathan. Vístete y prepárate.
Nathan mantenía una relación inestable con Brooke, la tenía como la mujer que satisfacía sus necesidades sexuales. Pero él quería algo más, Nathan quería una mujer que permitiera todo, una mujer a quién manipular, con quien descargar su ira sin recibir consecuencia alguna. Pero apartando su necesidad cruel y carnal, Nathan, inconscientemente quería repetir la historia de su padre, el maltrato que aquél hombre descargó en su madre y la frialdad con la que creció. Eso aprendió y eso iba a hacer, y Olivia, Olivia era lo suficientemente ingenua y débil como para atreverse a hacer algo al respecto. Nathan tenía un plan perfecto.
Nathan estaba preparado para comprar a Olivia, en el maletero de su auto tenía la gran cantidad de.
Arnold sospechaba de lo que Nathan planeaba hacer con la muchacha. Su crueldad no tenía límites, su eficiencia inescrupulosa lo convertía en el mejor trabajador, el que cumplía las órdenes al píe de la letra, y hasta disfrutaba viendo a sus víctimas suplicar misericordia.
¿Acaso era normal que un muchacho de casi 21 años fuese tan malo y tan frívolo?Olivia dejó que sus lágrimas se secaran al aire. Por un lado, quería llamar a la policía, pero algo en su interior le decía que sería un caso perdido.
«Si ese viejo que es el jefe no me hizo nada, no creo que el chico lo haga tampoco».—Es toda tuya—Arnold dejó a Olivia en manos de Nathan—llévala lejos, es mejor prevenir.
—Vendré mañana por la nueva lista—respondió Nathan antes de emprender camino con Olivia a su lado. Con una Olivia a la defensiva, dispuesta a salvar su vida. Pero antes, debía preguntar, su curiosidad estaba activada.
—¿A dónde vamos?
Nathan frunció el ceño y no respondió.
—¿No te gusta hablar?..—Nathan tampoco respondió—Hablar es muy bueno, leí en una página de medicina que hablar es un muy buen ejercicio, te ayuda a hormonas y tu estado de ánimo mejora. Es como cuando hac..
—¡Deja de hablar tanto!
—————
Holaaa!
Lamento si tardé mucho en actualizar, pero es que en realidad he estado súper ocupada, y apenas me quedaba tiempo para escribir.
También lamento si el capítulo está muy corto, fue lo único que pude hacer.Gracias a todas por leer 💘
En multimedia les dejé un gif de Nathan.
(el chico del gif en la vida real se llama Joe Collier)Gracias por leer.
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Nathan: Un Mundo Sin Color
Teen FictionOlivia Clark, una chica de 16 años. Inocente y medio tonta, ignorante de lo perverso. Bonita, lista, graciosa y extrovertida. Su rostro reflejaba ternura. Él, con la sangre fría, ojos carnales y sentimientos congelados. Con mil oscuros secretos que...