17 de Agosto de 1815
—Camille.
Escuché una voz, así que me di la vuelta y puse un cojín en mi cara. ¡Aún era muy temprano!
—Camille.—Insistió aquella voz.
Ante tal insistencia, gruñí por lo bajo y me di la vuelta, molesta de que me hubiesen despertado. Nadie estaba ahí, la habitación estaba oscura,pues nadie había abierto las cortinas. Lo cual era mejor, así que, volví a acostarme.
—¡Camille! ¡levántate ahora mismo!—Gritó la voz anterior, lo que me hizo dar un salto de la cama. De manera abrupta, se abrieron las cortina, lo que me hizo quedar encandilada con la fuerte luz del sol.
—¡Qué dem...!—grité enojada. Sabía que no era propio de una señorita decir tales palabras, pero las escuchaba de mi padre y se me quedaban grabadas. Enfoqué la vista, y ahí me di cuenta de que era mi madre.—Lo siento.—dije algo avergonzada.
—No quiero escuchar una palabra de esas que venga de tu boca.—dijo acusándome, ella odiaba que papá dijera esas palabras, no imagino ahora viniendo de mí.
—Sí mamá. ¿Qué pasa? ¿por qué vienes a despertarme?
Era extraño, a Danielle y a mí se nos permitía dormir lo que quisiéramos después de un baile, como el del día anterior.
Cuando le pregunté eso, el rostro de mi madre cambió de manera drástica, volviéndose serio.
—Ya te diré más al rato, ahora debo de vestirte.
No contesté y dejé que eligiera todo lo que usaría. Pero me llamó la atención que hubiese escogido uno de los vestidos que uso cuando salgo fuera, y no de los que uso cuando estoy en casa.
—Espera.—la detuve.—Ese vestido sólo lo uso para salir.
—Cami, deja de hablar, sólo deja que te cambie.—dijo mientras me apretaba el corsé.
Lo apretaba de más, era extraño.—¿Por qué tan apretado? Mamá, dime qué está pasando, por favor.
Pero no necesité que me explicara. Escuché un carruaje acercarse, por lo que volteé a ver hacia la ventana que estaba abierta, y de inmediato quise irme a otro país.
—Yo no iré. No y no, me niego.—dije soltándome de su agarre.
—Camille, tú te metiste en este problema, hazte responsable.
—¡Yo no me metí en este problema! Él fue el que estaba allí.
—Ya no hables, hija. Vamos, tengo que peinarte.
—¿Y Marion? ¿dónde está?—pregunté por mi doncella, ¿por qué ella no me cambiaba y peinaba?
—Está enferma, por eso he venido.
Asentí y guardé silencio durante el tiempo en que me peinaba y ponía los accesorios.
—Vamos Camille.—dijo, lo que me sacó de mis pensamientos.
—¿Perdón?
—Que ya vamos con tu padre y...
—No lo digas, por favor. Adelántate.
—Ni lo pienses, no pienso cometer el mismo error.
Eso me dolió.—No te preocupes, no pasará.—sin querer, sonó frío.
Se dio cuenta de lo que dijo, e intentó arreglarlo.—Cami, no...
—Vamos ya.—dije duramente empezando a caminar a la puerta.
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Defender Mi Honor (D.M.H. 1)
Historical FictionAnte la sociedad londinense, la vida de Camille y Danielle Britt era perfecta, ambas hijas del Marqués de Winchester, para quien sus hijas gemelas eran sus más preciadas joyas. Pero un día en el baile de los Hamilton, el honor de una de sus hijas es...