Capítulo 23*

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25 de septiembre de 1815

Abrí los ojos y vi la habitación aún un poco oscura. Volteé hacia la ventana, que estaba a mi lado y vi que apenas amanecía.

Intenté levantarme, pero al hacerlo, me invadió un horrible dolor que caí nuevamente. Recordé lo de la noche anterior y pequeñas lágrimas volvieron a salir. Maldito Damien.

Tomé aire y con esfuerzo, me levanté y me senté en la cama a esperar que aquél dolor pasara, o por lo menos un poco. Cuando me acostumbré a que no pasaría, me levanté, sosteniéndome de la cama para no caer al suelo y hacer ruido. Entonces fue cuando vi la cama, estaba con sangre en donde yo había dormido. Volteé hacia otro lado de inmediato e intenté controlar mi llanto, de nada me servía llorar, sé fuerte Camille, era lo único que me podía decir ante tal situación. Poco a poco, fui hacia la puerta que comunicaban ambas habitaciones, pero al llegar, vi que no tenía para poner seguro, así que fui por la silla que estaba más cercana y la puse en la puerta de tal manera que, si él intentaba abrirla, la silla se interpusiera; luego fui a la principal y le puse seguro, no quería que nadie me viera así y no quería ver a nadie, quería estar sola, completamente sola.

Me acerqué a mi espejo y vi las marcas en mi cuerpo. Oh, Dios mío... Es una bestia ese hombre.

Me dolía aún más ver mi reflejo, era... Doloroso.

Dos pequeños toques en mi puerta hicieron que volviera a la realidad.

—¿Quién?—mi voz salió baja y ronca. Aclaré mi garganta e intenté gritar, pero no se escuchó muy fuerte.—¿Quién?

—¿Señora Becher? ¿Está allí?

Eran mis doncellas.—No necesito ayuda, gracias.—dije en el mismo tono, yendo por mi bata en el suelo.

—La señora Collins nos ha mandado a ayudarla, para que baje a desayunar.—No me escucharon.

Caminé cerca de la puerta para hablar y que me escucharan.—No necesito ayuda, gracias.

En ese momento me di cuanta de que no había comido nada desde el día anterior, sabía que me podía hacer daño, pero no deseaba nada más que tirarme en la cama y quedarme allí.

—¿Desea que cambiemos sus sábanas?—rodé los ojos. ¿Acaso no se cansaban? ¡No quería ver a nadie!

—Dejen las sábanas en la entrada y se pueden retirar, por favor.

—Está bien, señora Becher.

Me quedé allí esperando para escuchar sus pasos alejarse y abrir rápidamente. Vi sábanas en el suelo y me agaché con dolor para agarrarme del marco y poder levantarme.

En la habitación de a lado se escuchó que su puerta se abría, por lo que quité el dolor y me apresuré. Agarré las sábanas y cerré de inmediato tratando de no hacer ruido, y lo logré.

Escuché sus pasos, se escuchaban fuertes pisadas por el pasillo, hasta desaparecer poco a poco.

Caminé a mi cama, donde vi una vez mas aquellas sábanas, las saqué y coloqué las otras, luego puse aquellas sábanas bajo la cama, después pediría que me pusieran la chimenea para quemarlas.

Después de haber terminado de acomodar, quise un baño, pero no quería que nadie me viera, así que toqué la campanita que estaba cerca de mi cama.

Después de haberla tocado, caminé a la puerta, donde escuché las pisadas de mis doncellas que luego tocaron la puerta.

—¿Señora Becher?

—Sí.—hablé fuerte, para que no notaran nada raro.—Me encantaría un baño.

—Claro, nosotras se lo preparamos.

Entonces quité el seguro y me alejé de la puerta.—Pasen.—dije fuerte y caminé rápidamente hacia la terraza, allí estaría en lo que preparaban el baño y se iban.

Cuando estuve en las puertas de mi terraza, vi como entraban con recipientes que contenían agua y se metían al pequeño cuarto de baño, donde las vaciaban en la bañera.

Me senté a observar a lo lejos, me dolía todo el cuerpo y el sólo pensar en el agua caliente, me hacía querer correr y tirarme para jamás salir de aquella bañera.

Volteé hacia abajo, donde vi a todos trabajar, y recordé mi infancia, cuando corría entre los jardines de mi casa junto con Danielle, que íbamos y hacíamos pequeñas travesuras para después ser reprendidas por Ian, quien era muy enojón y regañón, pero cuando creció y fue tiempo de ir a Eton a estudiar, cambió a ser más maduro, lo que odié, ya no jugaba con nosotras. Después de que Ian se fuera, Danielle se puso triste y se fue por un día de la casa, volvió locos a todos, hasta que yo caminé por el jardín más alejado donde vi el escondite abandonado de nosotras, encontrándola entre los arbustos, sus dorados cabellos enredados, trataba de entrar en aquel hoyo que habíamos hecho con la ayuda de Ian.

Cerré los ojos y sonreí, eran bonitos recuerdos que jamás volvería a vivir, llenos de felicidad, llenos de amor... Jamás en la vida.

—Señora Becher, su baño está listo.—me hizo salir de mi trance y volver a la realidad, encontrándolas frente a mí, por lo que puse mi cabello en mi cuello sin que sospecharan.—¿Gusta...?

—Oh, no, pueden retirarse. Muchas gracias.

Ellas hicieron una reverencia y se encaminaron a la puerta en silencio.

Miré desde mi lugar como ellas salían apresuras y cerraban detrás de sí.

Me abracé a mí misma y caminé a paso lento hasta la bañera, necesitaba aquel baño urgente y aún mejor que el agua estuviese caliente.

Entré en el cuarto y me quité la bata, para luego introducirme en la bañera, que para mi buena suerte, el agua estaba caliente, haciendo que me relajara al contacto. Poco a poco me fui sentando y cerré los ojos, tratando de disfrutar aquella sensación que calmaba a mi cuerpo adolorido. Mis manos se fueron a mi cabello, el cual estaba hecho nudos por obvias razones. Abrí los ojos y miré mis muñecas que dolían, pues estaban rojas y tenían moretes. ¡Casi todo mi cuerpo! Era impresionante el dolor que sentía, siempre me había considerado fuerte, pues aún cuando me tropezaba con aquellos vestidos, no me dolía, o cuando mi padre nos corregía a Danielle y a mí, me dolía pero, este dolor era más fuerte. Me enojé tanto conmigo misma, por haberlo dejado hacer lo que él quería, pude haberlo golpeado y salir corriendo, pero... Era demasiado tarde y difícil desde luego.

Suspiré y volví a cerrar los ojos disfrutando cada segundo que me quedaba antes de que esta se enfriara.

Sin abrir los ojos, agarré el recipiente para echar agua en mi cabeza y, con una de las esponjas que toqué al lado de la bañera, empecé a asearme.

Una vez terminé, me levanté con cuidado, no quería tener un accidente por mi dolor que me hacía caer de donde estuviera, por lo que me aferré a la bañera y me paré con mucho cuidado para después ir por mi toalla que estaba cerca.

Me enrollé en ella y salí del cuarto para ir a buscar qué ponerme para ese día.

.....

Perdónenme por favor! Mis perros mordieron el cable del Internet y apenas hoy se dignaron a venir y arreglarlo, además de que entré a la escuela y muuucho trabajo, pero todo es compensado, escribiré más capítulos y los subiré.

Saliendo de todo eso, ¿hay alguna de ustedes que llegó a leer la historia "Odiando al amor"? La protagonista era Anneth, algo así, lo recuerdo, les digo esto por que enserio la quiero leer pero la escritora la sacó de Wattpad, ¿alguien sabe porqué? O sea, la sacó hace ya mucho pero ahora me dio por leerla porque enserio me encantó.

Espero me comprendan❤

Estephania🌸

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Editado el 04/junio/2020

Defender Mi Honor (D.M.H. 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora