11:00 a. m.
Había configurado el reloj para que me despertara más tarde. A una hora aceptable para desayunar aún. Así que cuando el reloj empezó a sonar presione el botón que silenciaria la alarma y me levante dirigiéndome de una vez al baño.
Luego de darme un baño y vestirme —Tenía puesta una licra negra con un suéter blanco y unas sandalias blancas— Bajé a la cocina a desayunar. No había nadie, así que abrí el microondas y ahí me encontré con unas tostadas con queso y huevo. Me serví juego de naranja y me senté en la mesa a comer. Después de unos cinco minutos empecé a escuchar un Tic tic que se aproximaba, mire hacia el umbral y venia entrando Francisca con sus tacones y un sobre en mano.
—Buenos días —Le dije.
—Buenos días, princesa —Se acercó y luego de depositar un sonoro y húmedo beso en mi mejilla se sentó a mi lado.
—¿Qué pasa? —Pregunté después de mirar su cara.
—Cambio de planes —La mire curiosa, no sabía a lo que se refería— Me acaba de llegar una invitación —Me tendió el sobre pero al notar que estaba comiendo lo dejó en la mesa— Los Wittford harán una cena en mes y medio. Y iremos todos como familia, incluyéndote. Así qué empezarás hoy mismo con tus clases necesitas estar perfecta para esa cena.
—Me parece bien —Dije antes de tomar un poco de jugo— ¿A qué hora será mi primera lección?
—Madre —La mire interrogativa— Corazón, debes empezar a llamarme madre, esperaba que me empezaras a llamar así antes pero... no pasó —Hizo un mohín con su mano— Recuerda, yo soy tú madre —Hizo énfasis en tú.
—Sonreí— ¿A qué hora será mi primera lección madre? —Reiteré añadiendo una palabra.
—Mucho mejor —Sobo mi mejilla— Debes estar en el salón a las dos de la tarde, ahí estará tú profesora. Ahora debo irme, tengo que retirar unos papeles que se le olvidó retirar a tu padre, te amo —Dijo mientras salía.
—Yo también mamá —Dije elevando un poco mi tono de voz.
Vaya, eso fue rápido. Ya me amaba y demás, ¿tan rápido?. Bueno yo la quería, para que decir que no, ha sido muy amable conmigo y ahora quiere ser una madre para mí, quiere darme una familia, ¿por qué no?.
—Hola Gema —Dijo Paula mientras entraba en la cocina— ¿Ya desayunaste?.
—Sipi —Me pare y camine hacia el lava vajillas dejando mi plato y vaso ahí— ¿Por qué?.
—Solo pregunto, me preocupa que mi hermana no coma —Hizo un puchero— ¿Quieres ir de compras?.
—Uno: no tengo dinero. Dos: tengo clase a las dos.
—Uno: mamá me da, bueno, nos da ya que me dijo que tengo que compartirla contigo, una tarjeta de crédito para comprar lo que quiera. Y dos: Falta —Hizo de nuevo un puchero— Por mi.
—No, después podría decepcionar a mamá —Dije mientras caminaba hacia dónde estaba ella.
—Ni dispis pidrii dicipciinir i mimi —Se burlo.
—Podemos ir otro día.
—Bufó— No saldrás de aquí hasta que no pase la cena, almuerzo, desayuno, o lo que sea de los Wittford, por que tendrás que ir a tus clases todos los días.
—Já. ¿Piensas que no puedo faltar?.
—Tú sabes que no faltaras.
—Es cierto —Mire mis pies con una sonrisa.
—Hola niñas —Dijo Don Felipe entrando.
¡Vaya! ¡Podría ser un espía!
—Hola papá —Dijo Paula.
—Hola Don Felipe —Paula y yo habíamos saludado al mismo tiempo. Son Felipe me miró serio y supe que era por qué lo había llamado Don Felipe, así que añadí...— Papá —Sonreí tímidamente.
—Mucho mejor —Sonrío— ¿Qué están haciendo?.
—Charlando, pero yo debo ir a alistarme, si no se me hará tarde, hasta luego —Dije saliendo de la cocina y dirigiéndome a mi habitación.
«»
Luego de un baño vestirme y peinarme me encontraba en el salón para mí primera clase.
—Buenos tardes, señorita —Dijo una mujer de unos 35 años mientras hacía una pequeña reverencia, yo tuve que reprimir una carcajada.
—Hola —Salude. Ella me miró y me sonrió a regañadientes.
—Bueno... mi nombre es Tiana, y seré de tu profesora de modales y habla —Se presentó.
—Y... ¿Cuántos años tienes, Tiana? —Pregunté.
—Eso no se le pregunta a una mujer. —Eso es raro, ósea no entendí, y si los hombres quieren saber si es mayor o menor que ellos, ¿cómo hacen?, ¿compran una ouija?— Bueno comencemos. Tu primera lección será como dirigirte a las personas —Nos sentamos en el mueble de el salón.
» Cuándo saludas a una mujer elegante, ¿cómo lo haces? —Continuo.
—Hola señora, ¿cómo está? —Dije dubitativa.
—No, eso está mal, lo único que esta bien es que te dirigiste a ella como señora, pero si no es una señora debes dirigirte como señorita junto con su apellido, ¿Entendido? —Asentí— Ok, cuando saludas dices Buenos/as: Días» Tardes» Noches, señora.
»Y como te preparo para una cena en la casa de los Wittford, lo correcto sería decirle a la señora Wittford: Buenas noches, señora Wittford. Qué hermosa velada, me siento afortunada de poder estar aquí esta hermosa noche. —Se puso una mano en el pecho y yo no pude reprimir una carcajada. Por lo que ella me reprendió.
—Esta bien —Dije ya dejando de reír.
—Ahora, ¿Cómo le harías un cumplido a la señora Wittford?.
—Oh —Lleve una mano a mi pecho— Vuestro vestido es muy hermoso señora Wittford. —Dije un poco más seria. La profesora aplaudió.
—Eso es Gema, muy bien.
Me sentía rara, debía aprender muchas cosas, hasta Francés creo que debería aprender, por qué lo más lógico es que si viví y estudie en Francia por unos años, tuve que aprender a hablar Francés. De ahora en adelante mis días se volverían más ajetreados con todas las clases.
Pero creo que debería acostumbrarme a mi nuevo nombre, debía dejar a Gema atrás, y darle la bienvenida a...
—Emma —Corregí a la profesora— Mi nombre es Emma Serrano.
—Entonces muy bien, Emma —Ella sonrió al igual que yo y seguimos con la clase.
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Mí Gema
De TodoGema, ella es solo Gema. Fuera de ese local, para las personas qué no la conocían, erá una chica normal, pero para las personas dentro de él local... era una prostituta, sin más, una simple, y vulgar prostituta. Pero para él no, para él era la chica...