Luego de revisar bien el collar al llegar a casa me sorprendí mucho.
Era de plata. Su diseño es precioso, de espirales con un corazón al final.
Poseía las siglas O.R.
Y también su marca. Era Debuchy.
Era curioso pero la marca se reconoce por hacer los mejores relojes del mundo. Ni con todo el sueldo de años podría comprarme uno de esos relojes de allá. Son carísimos.
Pero tenía mucha curiosidad, ya que en joyerías como collares no creo que se reconozca mucho esta marca...
Así que sin perder más tiempo decidí ir al centro de la ciudad, en donde fabrican los famosos relojes, en la sede principal de los relojes Debuchy.
...
Después de arribar al centro, llegué y entré al lujoso establecimiento que atesoraba literalmente miles de relojes.
Incrustaciones de diamante, esmeralda y rubí, en relojes de oro, plata y bronce inclusive acero pero el mismo era para las últimas clase sociales.
Rondé por varios minutos en diferentes partes.
Hasta que vi a una señora de edad avanzada en uno de los escaparates. Parecía ser la dueña del sitio, así que opté por irle a preguntar...
—Buenas tardes.
—Buenas tardes, bienvenida a Debuchy. ¿en que le puedo servir?
—Pues tengo una pregunta—Saqué el collar de mi bolsillo izquierdo y lo coloqué en el vidrio del escaparate—. ¿Este collar fue hecho aquí?—pregunté curiosa.
La señora no me respondió y mostró sus lentes para verlo más de cerca.
Estuvo como medio minuto viendo, hasta que al concluir abrió los ojos muy grandes llenos de un colmado entusiasmo y me dijo:
—¿¡Dónde lo consiguió!?
—Herencia—Mentí.
—Pues señorita permitame decirle que este collar fue hecho por la mismísima Marie Debuchy. Hace muchos años, aquí al lado de la marca aparece la fecha de fabricación en numero romano. Dice 1979.
—Ohh pues no lo sabía...—dije sin mostrar mayor asombro. Pero la verdad en el fondo estaba que explotaba de la emoción. ¡Caramba! ¡lo hizo Marie Debuchy! ¡ja, asombroso!
—Si quiere le puedo seguir comentando más sobre este collar de edición limitada...—manifestó la señora algo sonriente y contenta. Al parecer le había alegrado el día sin darme cuenta con el collar.
—Si claro, por supuesto. Cuéntemelo todo—exclamé ahora si con mayor interés en mi rostro. Sabía que había dado con la persona correcta para saber la historia de ese interesante collar del hombre de rosa.
...
Transcurridas dos horas de una charla agradable, me narró muchas historias sobre la empresa y también gran parte de la vida de Marie, fue alguien increíble. Mientras me relataba sus vivencias pasadas, todos los empleados me miraban con recelo.
La señora, que también era la dueña del local, estaba muy animada en toparse conmigo.
Creo que hice una buena amiga. Al instante me contó lo que quería saber.
—En 1979 la Sra. Marie tenía 52 años, lo recuerdo como si hubiera sido ayer—Me miró felizmente—, cuando me dijo que iba a fabricar un collar para un hombre desconocido. Que a fin de cuentas terminó siendo de los mejores amigos de la Sra. Debuchy. Se llamaba Oakley—pronunció de forma amigable.
—Ajá—Indique en tono de que prosiguiera con la historia.
—Este señor le pidió encarecidamente que le hiciera un collar para su hijo que estaba pronto a nacer. Ya que sería su último hijo y sabría el Sr. Oakley que su niño sería el que continuaría con el legado de la familia—Paró un poco pensante... y concluyó—: El Sr Oakley sino mal recuerdo vivía en Villa Kennedy a dos horas de la ciudad, en la calle numero cinco con avenida veintiuno.
¡Caray! otra vez me sorprendía esta señora. Que gran memoria que tiene.
—Impresionante, que buena memoria. ¿Cómo recuerda tanto al pasado?
Se ruborizó un poco entre risas y contestó:
—Gracias señorita. Pues en realidad todo lo de la Sra. Marie lo recuerdo a la perfección y claro como no recordar una de sus mejores creaciones. El collar de plata del Sr. Oakley. Que por cierto, tiene las siglas de su hijo O.R
—Muchísimas gracias por contarme todo esto. Ahora que sé la historia del collar podré vivir tranquila...
—Gracias a ti señorita. Eres bienvenida cuando quieras—finalizó con gran gentileza.
—Hasta luego sra. Por cierto, disculpe mi descortesía, ¿Como se llama?
—Mi nombre es Damelia. Un gusto.
—Es mio—contesté inclinando la cabeza.
—Hasta luego, Stella.
Cuando fui partiendo, di media vuelta y me detuve.
—Espere un momento... ¿Como sabe mi nombre?—declaré confusa. Ahora todo el mundo sabía mi nombre ¿o que rayos?
Ella se carcajeó ante mi pregunta y respondió:
—Tranquila chica, es porque tienes una pulsera puesta con ese nombre y supuse que ese sería.
—Ahhh, discúlpeme—dije riendo de manera graciosa con torpeza. Tonta pulsera. No me la quito ni para dormir—. Hasta pronto Sra. Damelia, espero tenga un grandioso día.
Ella replicó con gran sonrisa y al siguiente minuto salí sonriente de Debuchy.
Ahora sabía donde más podría buscarlo.
Stella, que gran detective que eres.
¡Oh si! ¡Oh si!
Corbata rosa...
¡Voy por ti!

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Corbata rosa
Gizem / GerilimEse inequívoco hombre de corbata rosa trae un gran misterio entre manos. No sé quién seas malvado pero pronto lo sabré. (Borrador) Todos los derechos reservados. ©