Las Crónicas de Fuego: los cuatro príncipes del infierno

Destruimos el centro de Praga y Angelo revela la primera profecía

Derian: Ciudad vieja de Praga (00:47)

Pasear por las oscuras calles de una ciudad tan vieja y llena de secretos como Praga me relaja o lo haría si no estuviese acompañado de tres paladines pesados, dos norteamericanos demasiado curiosos y tres miembros de los siete guardianes los cuales no me quitaban el ojo de encima y los entiendo yo tampoco me fiaría de mi mismo. Os preguntareis como hemos acabado paseando por Praga en mitad de la madrugada si hace menos de una hora nos encontrábamos peleando en la sede de la policía checa, pues fácil amiguitos uno no pude hablar de temas tan importantes como el destino del universo en un lugar tan indiscreto como ese donde todos te pueden escuchar por eso propuse salir de ahí y dirigirnos al hotel donde me hospedo que es un lugar mas seguro y privado, bueno quizás hagamos una paradita en una heladería 24 horas, y si, se que me diréis "sois los encargados de salvar al mundo tenéis cosas mas importantes de las que encargaros" pues dejadme deciros que para mi lo mas importante es el helado, aparte tengo derecho a tomarme uno ese musculitos danés me arruino el helado que me estaba tomando antes.

Los siete chicos y yo abandonamos la calle Pařížská y entramos a la plaza de la ciudad vieja, la tenue luz plateada de la luna iluminaba la torre del reloj astronómico de Praga dándole ese toque misterio y terrorífico que me encanta. Los chicos miraron la plaza todos bastante impresionados, exceptuando a Noah el cual tenia una expresión de aburrimiento en su cara y sus ojos dejaban entrever un pequeño desello de nostalgia y melancolía como si ya hubiese estado aquí, Noah White, ese chico si que es misterioso, escode su oscuridad tras su sonrisa infantil y su mirada inocente, la pregunta es ¿que habrá provocado esa oscuridad? Nathaniel me saco de mis pensamientos con su pregunta.

- ¿por que estamos frente a esta heladería? -el pelirrojo me miro esperando una respuesta, lo mire con mi típica mirada de superioridad y con mi sonrisa narcisista (y si lo admito soy un narcisista, egocéntrico y algo prepotente).

-¿no lo ves primito? estamos aquí para que el musculitos me compre el helado que me debe.-los otros seis chicos nos miraron con unas expresiones ridículas que dejaban ver su incredulidad y sorpresa al descubrir el parentesco que tenemos Nathaniel y yo. Aarón miro a Nathaniel y pregunto.

-¿que clase de mejor amigo eres? ¿por qué no me has dicho que tenias un primo?-esperad ahora el que esta impresionado soy yo, parece que mi primo y Aarón se conocían de antes, esto se va a poner interesante. Me senté en una silla de la terraza de la heladería le pedí a la bella camarera un helado de pistacho y me senté a ver el espectáculo, Nathaniel y su recién descubierto mejor amigo Aarón empezaron a discutir.

-tu ¿por que no me dijiste que eras el ministro de defensa de Estados Unidos? -pregunto mi primo rojo de ira.

-para protegerte a ti y a todos los de mi alrededor, aparte tu no eres el mas indicado para decirme nada, me escondiste lo de que eras el protector de la humanidad. -la cosa se ponía interesante ahora el que se estaba enfureciendo era Aarón.

Nathaniel había desenvaino su espada y el anillo de su dedo empezaba a desprender una luz de color azul turquesa, Aarón hizo aparecer en su mano un arco de oro y en su espalda se materializo un carcaj lleno de flechas doradas, esta batalla será épica o eso esperaba pero lo que yo ni ninguno de nosotros esperaba fue que Noah se envolviese en llamas de color ámbar (la llama del ingenio) en su mano derecha apareció una lanza de plata y en su mano izquierda un escudo del mismo material que la lanza el cual tenia grabado un búho en el lado derecho, un martillo en el izquierdo con una llama en medio de ambos.

El chico de diez años concentro las llamas del ingenio en la punta de su lanza, apunto a los dos desprevenidos contrincantes y lanzo toda la energía del arma contra ambos chicos haciéndolos volar por la plaza de la ciudad vieja hasta que atravesaron la pared del palacio de Kinský (el palacio de Kinský aparte de ser una de las obras arquitectónicas destacables de Praga también es la sede de la galería nacional) Nathaniel y Aarón se levantaron desorientados y miraron confusos al chico que los acababa de encerar en una esfera hecha de la llama del ingenio, Noah con una mirada glaciar y con una tranquilidad inquietante hablo.