Descubrimos al príncipe del pecado y volvemos a destruir Praga

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Lucca: Praga, 2 de junio (01:29)

Lucifer se dio la vuelta dejando ver la apariencia que había decidido tomar esta vez, suspire cansado. Mi padre si se le puede llamar así se acerco a mi y me miro con ternura, cariño y puso una sonrisa tranquilizadora, de verdad piensa que me va engañar con su teatro barato  (creo que Jesucristo acertó al ponerle el sobrenombre de Satanás rey del engaño) mire el disfraz que había escogido, aparentaba ser un hombre de unos treinta años, tenia el pelo negro en el cual escondía dos pequeños cuernos casi imperceptibles para cualquier ojo humano pero para mi suerte o mas bien desgracia una de las ventajas de ser hijo del rey de infierno es que puedo ver lo que otros no pueden ver, vestía un traje de noche rojo fuego, en su mano derecha tenia un anillo de oro exactamente igual al de Nathaniel con la excepción de que en vez de tener el símbolo de Salomón (la estrella de seis puntas) tenia su propio símbolo (la estrella de cinco puntas). Me acerque a el y por primera vez desde que se había presentado hable.

-¿que haces aquí Lucifer?-el emperador del mal puso una sonrisa de ¿orgullo? Decidí ignorar las expresiones faciales de mi lamentable padre y lo apremie para que contestara-responde rápido o juro que te sacare de Praga a base de golpes.

-Oh hijo mío no te equivoques, que seas el lame botas de esos capullos alados no te da el poder para derrotarme-me miro con crueldad y cambio su sonrisa amable por una sádica. -si quisiese te haría desaparecer con solo chasquear los dedos. -chasqueo los dedos y se escucho una explosión que provenía del exterior todos nosotros salimos al balcón de la habitación y vimos como el centro de Praga había empezado a arder en llamas (al menos lo que había quedado en pie después del combate entre Noah y Derian)  de fondo se escuchaba la risa de Lucifer que miraba el espectáculo con diversión.

-dime Lucifer has venido por algo en particular o solo para fastidiarme la noche. -el rey del infierno sonrió de lado y me lanzo una mirada divertida como si le causase gracia mi indiferencia.

-bueno si he venido a daros una pequeña pista con respecto a la profecía que estáis investigando.-nos miro a los ocho esperando una respuesta que no se hizo de esperar por parte de Noah. 

-y dinos ¿por que deberíamos fiarnos de ti? -mi padre sonrió y se acerco a Noah hasta estar a un par de centímetro de su oído y le dijo en voz baja pero lo suficientemente fuerte para que le escuchemos.

-porque no tenéis otra opción.-mi padre se deleito mirando la expresión de rabia e impotencia que tenia Noah. -sin mi ayuda jamás encontrareis a los hermanos de Lucca. -miramos a Lucifer el cual sonreía seguro sabiendo que tenia razón. -os daré una pista, habitualmente mis hijo no muestran demoniaco hasta que crecen, otros nunca sacan a relucir sus sed de sangre e intentan reprimirla con la fe en Cristo, ejemplos claros de ello son Hitler o Isabel la católica, pero mis últimos cuatro hijos habéis heredado algo que ninguno de mis otros hijo sean del infierno o la tierra jamás han tenido, Lucca y sus hermanos pueden usar las cuatro llamas secretas del apocalipsis llamas que hasta la fecha solo yo podía usar. -cuatro pequeñas flamas de distintos colores aparecieron en la palma de su mano, las flamas eran de color: azul, verde, rojo y gris.

Los ocho nos quedamos mirando emboados las cuatro flamas las cuales se alargaron y empezaron a formar cuatro figuras, cuatro chicos, la llama de color verde se condeso y empezó a volverse solida, la llama se transformo en una figura exactamente igual a mi. Mire desconfiado a Lucifer, este me miro con seguridad y me hizo una señal para que cogiera la figurita. Me acerque cauteloso y le arrebate la figura de la mano lo mas rápido posible, Lucifer sonrió burlón ante mi acción para después reanudar su explicación.

-considera la figura un regalo, ahora déjame que te diga, tu y tus hermanos habéis heredado mis llamas pero solo podéis usar una de ellas, eso quiere decir que a menos que estéis juntos no podréis liberar todo el poder que se os ha conferido y por tanto no podréis salvar el orden actual si uno de mis hijos no es encontrado o se niega a participar. -mire a mi padre (dios como me cuesta decir esa palabra.

Las Crónicas de Fuego: los cuatro príncipes del infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora