Lucien y el ladrón de las Mil y Una Identidades

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Lucien: Nápoles, 3 de Junio. 

¡¡¡Hola!!! Mi nombre es Kaito Lucien Kobayashi Ainsworth aunque todos mis amigos me llaman Lucien-kun o Kai-kun, tengo diez años, soy japonés, mi sueño es convertirme en el mejor detective del mundo, mi madre y mi padrastro me odian, mis hermanastros me ignoran y mi padre murió en un crucero por el océano indico cuando yo tenia tres meses de edad haciendo que mi madre se viese obligada a abandonarme en un orfanato canadiense. Después de escaparme del orfanato y tras superar varios problemas conseguí llegar a Japón donde mi abuela paterna reclamo mi custodia y me crio como si fuese su hijo. Gracias a mi abuela me entere que en realidad nací en Venecia por que así lo quiso mi madre pero que mi padre siempre quiso que naciera en Japón.

El mes pasado mi madre regreso a mi vida con su marido Jean Pierre Rêveur y sus dos hijos Spencer y Selena. Tras esa horrible e incomoda visita mi madre y mi padrastro decidieron que pasaría el verano con mi tía Scarlet a la cual apenas conozco para que aprenda a ser el perfecto caballero británico y este preparado para que el curso que viene entre en el internado San Ricardo para chicos problema situado en la ciudad de Los Ángeles en California.

Y como si la cosa no pudiese ser peor me han prohibido hablar con mi abuela y mis compañeros del club de detectives junior y mejores amigos Darren, Randall y Ethan ya que mi madre y mi padrastro los considera una distracción para mi educación, pero como ellos no se han interesado por mi nunca yo no me veo en la obligación de obedecer sus ordenes por eso cuando estoy solo cojo el ordenador y hablo con ellos. Pero a diferencia de mi madre y mi padrastro que son unos idiotas confiados mi tía Scarlet no lo es y había previsto que pudiera desobedecer las ordenes por lo que me ha puesto una niñera, Daniel Owen, delgaducho, aburrido, demasiado serio para tener trece años y el chico de confianza de mi tía en el gobierno británico, habitualmente suele ser un león implacable que no me quita la vista de encima pero desde que llegamos a Italia ha estado muy distraído discutiendo con su (no se como definirlo exactamente) Lucca di le Stelle ministro de exteriores de Italia, alto, pelinegro y bastante despreocupado. Ahora mismo están discutiendo sobre no se que tontería que sucedió en el jardín de infancia, tan distraídos están que no se han dado cuenta todavía que he cogido un mechero y he prendido fuego a todas las cortinas de la habitación (no soy un aficionado a las bromas pesadas pero cuando intentan cuartar mi libertad creativa me veo obligado a liberarla de otra forma en este caso gastando bromas pesadas). Dos gritos de asombro y furia resonaron por la sala. Parece que se han dado cuenta. Coloco ojos de cachorrito mojado bajo la lluvia y hago un adorable puchero. Daniel me miraba amenazador mientras Lucca intentaba apagar el fuego con un extintor.

-Gomenasai Owen senpai no sabia que el mechero podría provocar esto. -recordé mi tiempo en el internado y empecé a llorar desconsoladamente haciendo que  Daniel se relajase y me abrazara diciendo que no importaba, que había sido un accidente. Sonreí internamente celebrando otra de mis victorias(y si admito que este comportamiento es demasiado cínico para un niño de diez años pero cuando te has visto obligado a sobrevivir desde los siete meses de vida aprendes a utilizar todas tus armas para poder salir airoso de cualquier problema). Lucca me miro de manera amable y dijo.

-vístete con la ropa que hay sobre la cama que dentro de una hora vendremos a por ti para ir a la fiesta en el palacio real de Nápoles donde firmaremos el terrible tratado que condenara a Italia. -Daniel fulmino con la mirada a Lucca y salió de la habitación furioso, Lucca sonrío y siguió a Daniel. Suspire tranquilo al ver como los dos cerraban la puerta de la habitación dejándome totalmente solo.

Mire la cama y vi kimono que intentaba imitar (de manera penosa) el atuendo que usaba Nobunaga Oda en sus palacios. El presidente italiano decidió a ultima hora cambiar la ubicación y la temática de la fiesta, haciendo que todos nos vistamos como personajes celebre de la historia de nuestro país de origen. Mi tía pretendía vestirme como Sir Isaac Newton pero teniendo en cuenta que no considero gran Bretaña mi país de origen me negué en rotundo, el presidente de Italia quería que me vistiese de Galileo Galilei argumentando que como había nacido en Venecia ese debía ser mi disfraz pero me negué ya que tampoco considero Italia mi país, yo soy japonés de sangre, de alma y de familia y nadie cambiara eso. Mi teléfono sonó y sonreí al ver quien me llamaba.

Las Crónicas de Fuego: los cuatro príncipes del infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora