No toda historia tiene su final feliz.

¿Mis padres? un problema. ¿Yo? igual.

Al llegar a casa, subí las escaleras y  me fui derecho a mi cuarto, sin decir una sola palabra.
Dejé mi mochila y mi chaqueta sobre la cama y me dirigí a la cocina por un vaso de agua.
Al abrir la heladera siento que alguien me grita.
Era mi padre, y como de costumbre, no habla, grita.
-¿Acaso ahora entramos sin saludar señorita?-me dijo en un tono bastante irritable.
-¿Acaso la abuela no te enseñó a habar en un tono normal y sin gritar?-respondí con cara de odiosa y lo saludé.
-No te pases de atrevida-me dijo mientras se dirigía al sillón.
-Está bien papá.- le dije y me volví a mi cuarto.

Entre a mi habitación, puse mi canción favorita, y comencé a ordenar mi habitación.
Tendí la cama, acomodé mi escritorio, barri el piso y ordene los libros en la estantería los cuales habían quedado todos tirados desde ya hace unos días.

Al terminar de ordenar, tomé uno de mis cuadernos que tenía guardados y comencé a escribir, más bien, a desahogarme.

"No entiendo en que momento comenzaron todos los problemas. No entiendo en que momento mis padres se comenzaron a llevar tan mal. No sé que es lo que ocurre entre ellos.
Tantas discusiones a causa de todo, gritos y hasta momentos en los que mi madre termina llorando de la angustia.
Y creo que a raíz de eso yo también me fui cerrando cada vez más a la gente que me rodea.
Cada vez salgo menos, cada vez hablo menos.
Necesito a alguien en mi vida con quién hablar, alguien con quien sentirme bien, alguien que me sepa escuchar, alguien, en quien pueda confiar.
Y... ¿Kathy? hoy en la mañana llegó alunada al colegio y no quiso hablarme, la verdad, no se que le ocurrió. Espero que su enojo le dure poco.
Necesito ayuda.
Alguien."

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