Ya pasadas las horas de clases me fui a la casa de Kathy.
Nos fuimos caminando, ya que su casa no quedaba muy lejos.
Mientras íbamos en camino me pregunto cómo estaban mis padres, a lo que le respondí:-Si te digo que bien, te miento.
-¿Cada vez peor o...?
-Si, ¿qué mas se podía esperar de ellos?
Se formó un silencio.
Seguimos caminando un poco más y me grito, -¡A ver quien llega primero!
Salió corriendo, y yo no me quedé atrás, salí corriendo hasta tomar ventaja por unos pasos más adelante.
Logré llegar primera, casi sin respiro le dije:-¿A ver quien llegó primero? ¿He?-le dije agitada, pero aún así entre-riendome.
-Eres egocéntrica niña.-contestó casi sin aliento devolviéndome la risa.
-Ya abre que tu tienes la llave, niña.-respondí con un poco de burla.Abrió la puerta de la casa y pasamos. No había nadie, su padre estaba trabajando, su madre no estaba, lo cual me sorprendió bastante, ya que ella siempre esta en la tarde, aunque no quise hacer ningún tipo de pregunta.
Así que nos dirigimos exhaustas hasta la cocina y tomamos un vaso de jugo de naranja que había guardado en la heladera.
Dejamos las cosas y nos fuimos al cuarto.-Ya, cuenta, ¿qué sucedió contigo en el fin de semana?-le pregunté mientras me tiré en la cama.
-Brend...-se sentó a mi lado y agachó la cabeza.
-Kathy no me asustes, ¿qué ocurrió el fin de semana?-dije con nervios.
-Brenda, mi madre falleció el sábado en un accidente de tránsito.-soltó la última palabra y se hecho a llorar.
-¿Co-cómo es eso posible? Kathy lo lamento mucho, enserio.-respondí abrazandola muy fuerte.Logró calmarse y comenzó a contarme que la Sr.Lagos, (así le llamaba yo a su madre) había tenido una accidente automovilístico mientras conducía en plena ruta hacia su trabajo.
Me dijo que no había sufrido, ya que el choque fue tan fuerte que falleció en el instante. Su velorio fue el domingo, y como se debió de esperar, el lunes y lo que quedaba de la semana no iba a estar bien.-¿Y ahora cómo te encuentras?-pregunté.
-Cuando estoy contigo bien, porque logro olvidar el tema, pero, Brend, sólo han pasado tres días y no te imaginas como la extraño.-soltó una lágrima, solo que esta vez supo contenerse.-Pero tranquila, no quiero que te preocupes, cuéntame que hay de ti.-me dijo secándose la cara con tan solo la mano.
-Está bien, ¡Conocí a un chico!-grité como niña loca.
-Opaaa, y dime, ¿Quién es el afortunado?-contestó poniendo cara de intriga.
-No se si el afortunado, tonta. Pero lo conocí en la plaza, se llama Gus, y es muuuuy guapo.-le dije.
-¡Cuéntame todo con detalle!-respondió y se sentó en plan psicóloga.Le conté todo y con detalle, lo que me dijo acerca de él, sus ojos, su cabello, su estatura, todo.
-Entonces...¡Brenda se enamoró! ¡Brenda se enamoró!-comenzó a gritar mientras saltaba en la cama.
-Callate, no me gusta, solo...me...¿atrae?-dije dudando de mí misma.
-Callate tú.-me dijo mientras se volvía a sentar.-¡Tienes que ir a la plaza otra vez!-me dijo con emoción.
-Es una locura, mira si no está, es re al pedo.-conteste bastante insegura.
-Dale boba, no perdes nada con intentar.Hasta que me convenció. Nos decidimos a ir las dos hacia la plaza con la esperanza de encontrar a Gus.
Nos llevaría unos 15 minutos a pie, pero fuimos tranquilas, pero emocionadas. Y yo, aún más.
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No toda historia tiene su final feliz.
Teen FictionElla tiene 16. Él 17. Ella no es muy sociable. Él, tampoco. Ella tiene sus padres a punto de separarse. Él, también. Ella sale de su casa para escapar de los problemas. Él, también. Ella, siempre se dirigía a la misma plaza. ¿Y él? También. Y...