Capítulo 20

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Tomo mi celular entre mis manos temblorosas y marco el número de emergencias. Cuando la operadora no responde recuerdo que estoy en otro país.

--¡No sé el número de emergencias! ¡El 911 no funciona!

--Márcalo...al revés.

--¿Qué?

--119.

Oh, bueno. Sí, sí. Ya entendí.

Marco y en dos segundos me contesta una mujer.

Y no le entiendo nada.

--Señorita, no le entiendo--le digo desesperada.

Dice algo y pasa el teléfono a alguien más.

--¿Cuál es emergencia?

--Gracias al cielo. Mi amigo y yo estuvimos caminando bajo el sol, pero él se negaba a quitarse su bufanda. Estamos en una banca frente la estatua del centro de la ciudad. No puede mantenerse erguido. ¡Su frente está muy caliente!

--Ya va ambulancia. No cuelgue.

--¿Que hago? De verdad se ve muy mal. ¿Sugu? ¡Ya ni siquiera me responde!

--¿Cómo está el corazón?

--¿Corazón? Ah, sus latidos.

Su forma de hablar me confunde pero, ¿a quién le importa? Me esta ayudando.

Pongo una mano en su cuello y siento su pulso.

--Está muy débil. Casi no respira. Sugu, no me dejes.

--A...gua.

--Sí, sí. Aquí esta. Toma. ¡Señorita, ni siquiera puede agarrar la botella!

--No entres en pánico.

--¡Demasiado tarde!

--Mira, solo recuéstalo. Ten cuidado con el cuello. Intenta darle de beber mientras llega ambulancia.

--No puedo cargarlo. Señorita, ¿qué hago?

--Pedir ayuda.

--Sí, sí. Bueno. Disculpe señor, necesito que...no. ¡No se valla! Amigo, quería saber si podías...no, no, no. Señorita, todos salen corriendo. ¡No me entienden!

--Necesitas guardar calma. Lo mejor es que trates de hacerlo tú con mucho cuidado.

--Entendido.

Pongo el teléfono en mi bolsillo del pantalón e intento pensar en la mejor manera de acomodarlo en la banca sin tirarlo al suelo.

--Sugu, necesito tu ayuda. Voy a recostarte. Dime si te estoy lastimado. No te asustes--eso ultimo va más para mí que para él.

No está respondiendo.

--No, no, no, no. Quédate conmigo.

Su cuello se está llendo hacia atrás.

--Ay, mierda.

Tomo su cuello con ambas manos y lo levanto...demasiado rápido. Nuestras frentes quedan juntas. Nuestras narices se están frotando. Ay mierda, sus labios están entreabiertos. Suspira muy fuerte.

Me estremezco. ¡Concéntrate, por un demonio!

--¿Qué...?--aclaro mi garganta--. ¿Qué pasa?

--No siento mis piernas.

--No me digas eso.

Sé cómo se siente. Se está desmayando.

Me alejo lo necesario sin soltar su cuello y lo recuesto poco a poco de costado. ¿Ahora cómo lo volteo? Me pongo a horcajadas de él y lo tomo por su hombro para enderezar su espalda. Ni siquiera pesa.

--¿Me escuchas?

No responde. Tomo su cuello con ambas manos.

--Sugu...

--Agua.

--¡Mensa! Lo olvidé. Lo siento.

Abro la botella y vierto de a poco en poco en su boca con mucho cuidado de no mojarle toda la cara.

--Oye--intenta hablarme.

--No te esfuerces. Tienes que...

Toma mi mano con la poca fuerza que le queda.

--Háblame.

Mi mano está vibrando. No, no es mi mano, es mi pulso acelerado.

--¿Pero qué quieres que diga?--no responde--. Está bien--entrelazo nuestros dedos--. Sigue respirando, ¿sí?

Sé que mi talento especial es no parar de hablar pero justo ahora no sé qué decir.

Piensa, Kylie. Tienes que mantenerlo despierto.

--¡Ya lo tengo! Está es una historia que vi en una serie hace muchos años. Siete, para ser exactos. ¿Cuándo fue? Ah, sí. Una chica, en la víspera de su cumpleaños número 18, decidió salir a hacer algo muy loco. A pesar de todo ya iba a ser adulta y sus padres no podían decirle nada. Eso pensó ella. Decidió ir a ponerse un tatuaje. Realmente no lo había pensado mucho. Sólo quería hacer algo que las hiciera sentir bien. Fue con un conocido de su hermana. Buddy había hecho verdaderas obras de arte en sus brazos. Confió ciegamente en él. Le dolió hasta el alma pero ahora tiene un árbol de ramas en la espalda. Toda la espalda.

No se conformó con eso. No sólo quería sentirse bien, quería sentirse viva. Y casi se mata la pendeja.

A pesar de estar al borde de la inconciencia logra formar una media sonrisa con sus labios.

--Su mejor amiga siempre había dicho que la mejor experiencia de su vida fue aventarse de un paracaídas. Si iba a empezar a vivir tenía que empezar ya. Y ni siquiera me lo pregunté. Por estúpida. No pasó ni una hora cuando ya estaba sentada al borde de un helicóptero a varios metros del suelo. El aire allá arriba era más fresco y la ciudad de veía increíble. ¿Qué podía salir mal? Todo. Se arruinó todo. Mi paracaídas no se abría. Estuve en caída libre por varios segundos. Los más largos de toda mi vida.

No puedo respirar con normalidad. Mis manos están temblando. Mucho.

--Ahora...ahora no puedo acercarme a los balcones. Ni ver por las ventanas de un avión.

Sostengo mi cara con ambas manos. No llores, Kylie. No ahora. Debes ser fuerte para él.

Respiro hondo y mis manos aterrizan en mis rodillas. Siento un cosquilleo en el dorso de mi mano izquierda. La mano de Sugu. La sostengo y me aferro a ella para darme fuerza.

Unos segundos después su mano cae de la mía y su rostro se queda sin vida.

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Okay, es momento de una pausa porque ya publiqué 4 veces hoy xD.

Solo quería informarles que el día de hoy llegamos a 2.0 k vistas!!! Asdfhjklñ

Se los agradezco mucho, mucho.

Los amu <3

Her name was Kylie |Suga BTS| #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora