---Capítulo 23---
"As good as you make me feel
I wanna make you feel better
Better than your fairy tales
Better than your best dreams
You're more than everything I need
You're all I ever wanted
All I ever wanted"
Hunter Hayes
NIALL
-Amor, lo siento, pero la reunión se va a tardar más de lo que esperaba. No voy a poder pasar a buscarte... -Realmente lo sentía; las últimas dos semanas sólo había podido verla por muy cortos períodos de tiempo y hoy, que pensaba que iba a salir temprano y podríamos pasar más tiempo juntos, me sale esta reunión urgente.
-No te preocupes, yo entiendo. -Pude escuchar un deje de decepción en su voz. Aunque no tuviera la culpa de nada, no pude evitar sentirme tan mal como alguien que sí la tiene.
-Hagamos una cosa. Espérame en el apartamento que yo voy a llevar algo de comer para los dos, ¿sí? En el matero al lado de la puerta hay una llave. Te prometo que voy a tratar de salirme de aquí lo más rápido que pueda.
-Está bien, nos vemos allá.
-Señor Horan, lo solicitan en la sala de reuniones. -Me llamó mi secretaria desde la puerta.
-Miranda, tengo que colgar. Nos vemos en mi casa. -La mirada apurada de mi secretaria me hizo soltar el teléfono sin esperar la respuesta.
Volví a tomar mi puesto en la reunión para responder las preguntas por las que me estaban solicitando. El tiempo pasaba demasiado lento, la reunión se estaba alargando, los miembros de la junta hablaban, hablaban y sus voces se me hacían muy lejanas como para prestar atención. No dejaba de revisar la hora en mi teléfono. Empecé a desesperarme un poco cuando vi que empezaba a hacerse tarde. Pensaba en Miranda; ya debía estar en mi apartamento, sola, esperándome. Ojalá no se vaya...
-Entonces… ¿está de acuerdo, señor Horan? -Me preguntó Seán. Cuando me fijé, todas las miradas de la gente alrededor de la mesa estaban sobre mí.
-Yo... ¿Podrías repetirlo, por favor? -Estaba muy apenado; claramente no tenía ni idea de lo que estaban hablando.
-Hijo te ves cansado. En realidad hasta yo estoy agotado ya. -Comentó mi padre, mirando el reloj. -¡Pero mira la hora! Es mejor que continuemos mañana a primera hora -Gracias.. -Estoy seguro de que hay alguien en casa esperando a más de uno de nosotros. Buenas noches. -Sin pensarlo dos veces, metí en la carpeta los papeles que tenía al frente y me levanté para salir. -Niall, hijo, ven acá.
-Dime, papá. -Fui hasta su silla.
-¿Qué te pasa? -Dijo mientras ponía una mano en mi hombro. -No estabas prestando atención durante la reunión.
-Lo siento. Sólo estoy algo cansado y con la cabeza en otro lado. No volverá a pasar.
-Espero que así sea. -Replicó mientras dejábamos la sala de reuniones. -Tienes que concentrarte, por favor.
-Lo sé. Nos vemos mañana, pa.
-Hasta mañana. Salúdala de mi parte. -Me hizo un gesto amistoso con la mano cuando nos separamos en el estacionamiento. Sonreí; obviamente se refería a Miranda. -A ver cuando la llevas a la casa. -Lo escuché murmurar.
No tenía tiempo que perder; subí rápidamente al coche y me dirigí a casa. Intenté llamar a Miranda un par de veces en el camino para avisarle que ya iba, pero no atendió. ¿Será que se quedó dormida? Sonreí ante ante la posibilidad de encontrármela dormida en la mesa o el sofá. Debía ser una de las cosas más tiernas del mundo...