Capítulo 31

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Observo a mi padre desde el otro lado de la mesa. Lleva la ropa que llevan todos los prisioneros y está algo sucio.
Cuando su mirada se dirige a mi dirección, sus ojos sin vida y algo cansados, se vuelven cristalinos y viene corriendo a abrazarme. Mantengo la compostura y la expresión de mi cara. Sigo algo nerviosa pero ahora que ya lo he visto estoy algo más tranquila.

Mi madre empieza a hablar con él y yo lo único que hago es observarlo. Le ha crecido cantidad la barba. Antes en casa siempre se afeitaba, odiaba tener eso en la cara a pesar de que las pocas veces que le he visto con barba no le quedaba nada mal. Pero ahora está diferente. Muy diferente.

– Y Meghan tiene novio, ¿verdad, Meghan? – escucho de repente decir a mi madre, que me saca de mis pensamientos.

Los colores se me suben a la cara de un momento para otro.

– ¡mamá! – le riño, por decirle eso.

– ¡oh! ¡mi pequeña tiene novio! – exclama mi padre y giro mi mirada a él sin ninguna expresión –. Cómo se nota que ya eres una mujer.

No le respondo y mi madre cambia de tema.

Estamos un pequeño rato más allí y al fin salimos de esa cárcel.

Nunca mejor dicho.

Cuando ya he recuperado mi móvil, observo que tengo una gran cantidad de mensajes, la mayoría de Jesús.
No le he dicho que he venido a ver a mi padre.

"En media hora en mi casa" le escribo y al segundo lo lee. Los demás son de Nuria y otro de un número desconocido.

"Meghan, soy Dani" pone en éste y frunzo el ceño. ¿Dani? ¿por qué me habla Dani?

"¿cómo has conseguido mi número?" le pregunto y al minuto responde.

"Me lo he pasado con el móvil de mi hermano. Tengo que hablar contigo"

Respondo que mañana quedamos y me quedo dudosa, ¿sobre qué querrá hablar?

Alejo los pensamientos. Tomás está esperándonos en la puerta y cuando llego a casa aún me sobran quince minutos. Me tiro en la cama y cierro los ojos descansándolos.
Escucho el timbre y debo de haberme dormido.
Jesús enseguida está a mi lado y me da un abrazo.

– Pareces cansada – dice y asiento cerrando los ojos.

– Tengo sueño – respondo y Jesús se sitúa a mi lado en la cama pasando un brazo por mi hombro para tumbarme en él.

Estamos así un rato, sin decir nada. No me pregunta nada y se lo agradezco.
Intento dormir pero con Jesús aquí no puedo y acabo por decírselo.

– He ido a ver a mi padre a la cárcel.

Jesús no dice nada y me abraza con más fuerza. Se me cae alguna que otra lágrima al recordar su imagen hoy y cómo era todo antes de que lo metieran ahí dentro.

Me basta Jesús y sus brazos rodeándome para tranquilizarme y siento que ahora mismo no sabría qué hacer sin él.

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Wno churris imaginación 0, siento tardar en subir pero es que no se me ocurre na de na. Quiero deciros que pronto acabaré esta novela, pero quizá haga segunda temporada, aún no lo . Se me está haciendo ya un poco aburrida y con la nueva que tengo pendiente me estoy esforzando mucho más.

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