Capítulo 14

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- Soy sincero con tus dudas, cuando triste me preguntas: ¿qué sería de nuestra vida si se acabara el amor? Las entiendo, porque a también me dan miedo, porque es tu olor quien cose todo lo que quiero. - Canturreo mientras estoy en la ducha, sin creerme que me haya besado con Jesús.

Y ahora, ¿qué somos? ¿amigos, un rollo, o seguimos fingiendo que somos novios para que nuestras respectivas ex-parejas nos dejen en paz? Realmente no quiero separarme de él, de eso estoy segura. Aunque tengo miedo de que no salga bien el salir juntos. No quiero que lo que sea que tengamos se acabe, porque, ¿para qué mentir? Todo lo bueno se acaba, lo creáis o no.
Y sé, que tarde o temprano vamos a tener que hablar de este tema en concreto y tengo miedo de lo que pueda decir.

Salgo de la ducha con una toalla envuelta en el cuerpo y otra en el pelo y me dirijo a la radio rosa que me regalaron mis tíos por la comunión bajándole el volumen de la música. Sé que mi madre acabará quejándose por lo alto que está, aunque seguro que ya está acostumbrada.
Es lo que tiene escuchar a Melendi. Él es muy grande, lo hace todo a lo grande, por lo tanto, yo, tengo que escucharlo a lo grande.

Miro mi móvil, que ahora tiene una luz roja indicándome que me ha llegado un mensaje y pongo los cuatro dígitos para desbloquearlo y ver de quién se trata: Nuria.
Me río al escuchar los audios que me envía cantando. Realmente está loca. Le contesto cantando yo la canción que está ahora puesta de Melendi y dejo el móvil sobre el pequeño armario que hay al lado de la ducha, dispuesta a peinarme, asearme y ponerme el pijama. Mañana será un día más.

Me acuesto en la cama pensando en todo un poco, o más bien en Jesús y me duermo, más feliz que una perdiz.

Narra Jesús.

Esa noche no consigo dormir nada por alguien en concreto ocupando la mayor parte de mis pensamientos.
La quiero, la quiero demasiado para ser verdad.
Nunca pensé que me enamoraría... Si esto significa estar enamorado, ya que nunca he tenido esta sensación.
Pensé que este curso sería una gran mierda; como todos los demás.
Pero luego apareció ella, con esos ojos, esa sonrisa... Al principio fui demasiado maleducado con ella por el único hecho de que soy así. O lo era.
Supongo que por eso nadie se acercaba a mí y todos me tenían cierto respeto. Pero ella, ella ha hecho que todo eso cambie, el yo ser así de cabrón.

Me meto en whatsApp, metiéndome concretamente en su perfil. Es tan bonita... Tiene una foto de ella con Nuria haciendo las tontas, una foto demasiado graciosa y tierna a la vez.
Leo su estado y me sorprendo. Veo que lo ha cambiado hace diez minutos y sonrío.

Irán naufragando restos de mi historia contra la orilla de tu nueva vida.

Decido no hablarle porque seguro que ya se ha ido a dormir y yo decido hacer lo mismo.
Demasiadas emociones en un solo día.

(...)

Me despierto agitado: he tenido una pesadilla.

Me calmo pensado en el motivo de mi pesadilla y la recuerdo.

- ¡No, Dani! - grito. - ¡papá, suéltalo! - intento correr, pero por mucho que lo hago, no avanzo. Es como correr al vacío teniendo enfrente la imagen de tu padre pegándole a tu hermano gemelo.

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