Capítulo 6

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Matías.

Me despierto rodeado de los brazos de una chica, le observo e intento recordar su nombre: ¿Ashley? ¿Bridget? ¿Brooke? O ¿Eveline... quizás? Muevo su brazo ligeramente para que no se despierte y poder irme sin dar explicaciones, maldigo a Diego por hacer que el Matías de antes volviese en gloria y majestad; he pasado más o menos quince días dándomelas de Don Juan y ha estado todo muy... bien.

Cuando me logro librar de ella, me visto rápidamente y salgo como alma que lleva el diablo de su habitación. No quiero verme enredado en un lío amoroso con alguna mujer, más si aún sigo teniendo una relación paralela con Alanis.

Subo las escaleras hasta llegar a mi piso correspondiente, desgraciadamente la mayoría de las chicas con las que he estado, viven bajo mi mismo techo. Esta universidad al menos debería separar por edificio a hombres y mujeres, así no tendría que encontrarme incómodamente con cualquiera de ellas mientras llevo hasta mi habitación a Alanis. Apenas abro la puerta, Diego desvía la mirada de la televisión para lanzarme una mirada cómplice.

— ¿No tienes que ir a trabajar hoy? — pregunta.

— No — cierro la puerta, camino hasta él y me siento a su lado.

— Alanis ha estado llamando, le dije que estabas en una "reunión" de trabajo — hace comillas en el aire —. No puedo creer que hayan pasado dos semanas y sigas saliendo con ella y además que tengas el descaro de salir con otras, de a poco te estas haciendo la misma reputación que tenías antes.

Me encojo de hombros y hago que no le presto la más minima atención.

— Me agrada este Matías, pero creo que al menos deberías de dejarle. Ya sabes como son las mujeres, son tan enamoradizas.

— La verdad es que no encuentro la forma de decirle que no quiero seguir saliendo con ella — tomo aire —. No puedo negar que me la paso bien y esas cosas pero no es... Lily.

— Otra vez... — me pega un manotazo en la cabeza — no sé cuentas veces tendremos que hablar de este tema pero en serio Matías, escucharte hablar de ella es como sentir un maldito grano en el culo — le miro con odio —. Lo siento amigo pero es la verdad.

— Le extraño — confieso — y dudo que puede dejar de hacerlo algún día.

— Y la extrañas tanto que te acuestas con otras para ver si la encuentras en alguna de ellas.

— No pretendo buscarle en ninguna otra mujer, pretendo olvidarme de ella con alguna mujer — me levanto del sillón —. Y si me permites necesito darme una ducha e ir a clases. 

***

Las clases han ido normal, aunque no puedo negar que aún me cuesta un poco entender al cien por cien el ingles, sin embargo, hago todo lo posible para comprender, debo agradecer que al traernos hasta Londres me ha servido de mucha ayuda, ya que mi manejo del idioma era un desastre, lo bueno que nos hicieron clases intensivas para que no perdiéramos ningún detalle.

Entre asignaturas me encuentro con algunas de las chicas con las que salí, tampoco es que me haya vuelto a las andanzas, solo he salido con dos o tres chicas sin incluir a Alanis; ahora que le recuerdo debería de llamarle.

Marco su teléfono y espero a que conteste.

— Hola — me saluda en español, con Diego le hemos estado enseñando unas cuantas palabras en nuestro idioma, las necesarias, no quiero que después me entienda y sepa lo que en verdad hablo con mi amigo.

— Alanis ¿Dónde estas? — pregunto en ingles.

— En casa, deberías venir.

— En quince minutos estaré allá.

Me levanto de mi lugar, camino hasta la calle principal y tomo un taxi hasta el edificio en donde se hospeda Alanis. Llegamos rápido, le pago al chofer y entro al lugar, subo las escaleras rápidamente hasta el tercer piso y camino hasta el apartamento C14, toco el timbre, escucho unos pasos al otro lado de la puerta y al instante se abre.

— Matías — se acerca y me regala un beso corto. Me toma de la mano y me lleva directamente hasta su habitación, con ella nunca han existido mucho las palabras.

Me siento en su cama y ella se sienta sobre mi, toma mi cara entre sus manos y me besa con fogosidad. Poso mis manos en su cintura y bajo lentamente hasta llegar a su trasero, todo se tensa y me pongo... duro; está chica sabe como provocarme. Y sin más empezamos a quitarnos la ropa para empezar con nuestro momento de pasión, Alanis es una persona decida y eso es lo que me ha cautivado de ella. Beso todo su cuerpo y puedo sentir el placer en su forma de moverse y apretarme contra ella.

Nos pasamos un buen rato encerrados entre las cuatro paredes de su habitación, cuando acabamos con lo nuestro, se tiende al otro lado de la cama y suspira. Se apoya en mi pecho y empieza a acariciarme.

— Alanis...

Se acomoda sobre su codo para mirarme a los ojos.

— No me vas a creer pero no venia exactamente a... esto — sonrío nervioso. Me siento en la cama y ella hace lo mismo —. Quería hablar sobre nosotros.

— Matías, sé que sales con otras y no me importa — sonríe — vengo saliendo de una relación larga, solo quiero pasarlo bien y contigo me la paso muy bien — sonríe coqueta —. Me gustas mucho.

— Tú también me gustas.

¿Por qué no hay más mujeres como ella? Sin problemas, ni complicaciones, solo pasarlo bien entre amigos.

— Somos amigos y estaré para lo que necesites.

— ¿Cómo sabrás lo que necesitaré si vienes con toda tu sensualidad y me coges así? Necesitamos hablar un poco más.

— Bien, pero si quieres podemos continuar con esto — apunta mi cuerpo, se le dibuja una sonrisa traviesa en la cara.

Miro el reloj que hay sobre la pared y veo la hora, en treinta minutos tengo clases.

— Me gustaría pero... tengo clases.

Ella ríe, no sé que habré dicho de gracioso, puede que haya pronunciado las palabras mal en ingles.

— También tengo clases, así que no hay drama — se levanta de la cama y me muestra toda cuerpo desnudo — al menos podríamos bañarnos juntos — empieza a caminar hasta el baño. Me levanto de la cama y le sigo como un león persiguiendo a su presa.

Prometo amarte © | PA#3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora