Matías
Lily intenta parecer que nuestro encuentro con dos de las chicas con las que he salido, no le ha afectado en nada, pero a mi no me engaña, es que le conozco a la perfección todos sus gestos; cuando arruga la frente y entrecierra los ojos es porque siente celos o está molesta por algo que he hecho mal.
Pero debería de entenderme ha llegado sin previo aviso, me había dejado y ahora la tengo otra vez conmigo, si ella nunca hubiese terminado nuestra relación jamás me hubiera involucrado con ninguna otra mujer.
Nos bajamos del taxi para entrar al Drama Park Lane, un club nocturno del que investigó Diego para pasar una noche de diversión. Hicimos fila hasta llegar a la puerta de entrada donde el guardia nos pide nuestras identificaciones, sin presentar ningún problema con ellas, nos deja entrar.
La música suena fuerte que apenas puedo escuchar mis pensamientos, cada vez que entro a un club nocturno añoro mis momentos de alegría en el Blue Sky, allí viví los mejores momentos como universitario y se habían acabado cuando decidieron enviarme hasta aquí.
Tomo la mano de Lily para no perderla cuando transitemos en medio de toda la gente. Busco la barra con la mirada y cuando al fin le encuentro la llevo hasta allí para que pidamos algo de beber.
— ¿Diego y Sofía? — pregunta Lily en voz alta, mirando para todos lados.
— Estarán bien — grito — ¿Qué quieres para beber?
— Una cerveza.
— Bien — me doy la vuelta hacia el barman y le pido dos cervezas, se las pago y me las entrega de inmediato. Le entrego una a Lily y ella me lo agradece con una sonrisa.
Nos bebemos el líquido de nuestras botellas en silencio, pero sin perdernos de vista.
Sus ojos son como dos estrellas brillando en un cielo oscuro, sus labios se hacen cada vez más tentadores a medida que el tiempo pasa. No veo la hora de decirle lo mucho que la amo, que a pesar del tiempo y la distancia mis sentimientos no han cambiado, que sigue provocándome de la misma forma de como lo hacia antes.
Se acaba su cerveza y deja la botella sobre la barra, se me acerca, me quita la botella de la mano para dejarla al lado de la suya. Me toma de la mano y me lleva hasta la pista de baile. Observo como se mueve al son de la música; tan hermosa que podría quedarme toda una vida aquí para mirando como baila, pero lo único que deseo es tenerla cerca de mi y mirar su rostro hasta que ya no pueda más.
— Ya no quiero estar aquí — digo fuerte para que me escuche.
— ¿Por qué? — se detiene, me mira con cierta duda en sus ojos.
No digo nada más, le tomo de la mano y la saco del lugar; no necesito estar en un sitio lleno de gente para poder disfrutar de su compañía, quiero que estemos solos para poder hablar y decirle todo lo que me he traído en mente durante tanto tiempo.
Detengo un taxi con la mano, le digo al chofer que nos lleve al parque más cercano. Cuando llegamos al lugar, le pago al taxista y bajamos del taxi, caminamos tomados de la mano entre los árboles en silencio; durante este día hemos tenido tantos silencios, algunos fueron de esos incómodos en los que buscas las palabras pero no encuentras las indicadas, sin embargo, también hemos tenido de esos silencios en los que las palabras no sirven para expresar lo que estamos sintiendo, como ahora.
Llevo a Lily a un lugar despejado de árboles para mostrarle las estrellas. Me siento sobre el césped y le invito a hacer lo mismo.
— Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que estuvimos solos — rompe nuestro silencio —. Nunca pensé que aguantaría tanto tiempo sin ti — esboza una media sonrisa triste. Me acerco un poco más a ella y le abrazo.
— Te he extrañado ¿sabes? — le alejo un poco, lo suficiente para poder ver sus grandes ojos verdes —. Echo de menos llegar a tu casa a contarte hasta la cosa más insignificante y que estés ahí escuchándome con atención, diciéndome que soy un idiota y quien sabe cuantas cosas más. Extraño mirarte cada mañana al despertar, extraño tus besos, extraño tu sonrisa, extraño todo de ti, Lily.
» Pensé que después de que me dejaste, dejaría de extrañarte... de necesitarte, pero no, durante años memoricé tan bien tu rostro que no me di cuenta que al cerrar los ojos te veía como si hubieses estado conmigo hace pocos segundos y cada vez que los abría en mi corazón se formaba un vacío que nada ni nadie lo ha podido llenar... — acaricio su cabello — hasta que volviste a mi otra vez, te amo, Lily. Y no sé si está bien o está mal que lo haga sabiendo como es la situación ahora.
— Mati — recorre mi cara con sus dedos, deteniéndose algunos segundos en mis cejas, mis mejillas, mi barba de pocos días sin afeitar, mi nariz y mis labios — te amo y aunque estemos a miles de kilómetros de distancia en mi corazón todo seguirá estando igual, estaré esperándote cuando vuelvas a casa. Sé que cometí un error al dejarte de esa forma, pero me duele tanto tenerte lejos que al dejarte ir, de cierta forma sentí que podrías ser libre.
— Eres una tonta — me acuesto en el césped, un poco frustrado.
Lily se acurruca a mi lado y me abraza con fuerza. El silencio otra vez se hace presente entre nosotros.
— Tengo miedo, Matías — susurra sobre mi pecho.
Aprieto su mano que descansa sobre mi estomago.
— ¿De qué tienes miedo?
— De que esta sea la última vez que te abracé.
Me vuelvo a sentar y le obligo a hacer lo mismo. Miro sus ojos que están cubiertos por una capa de lágrimas que luchan por salir hasta que lo logran y se deslizan por sus mejillas.
— Volví a tu vida sin que lo esperaras, volví cuando ya estabas haciendo todo de nuevo, vol...
— Volviste cuando más te necesitaba — le interrumpo, beso cada una de sus lágrimas — y si me pides que vuelva contigo a casa, sin pensármelo dos veces lo haría.
— Eso jamás te lo pediría.
— Lo sé, pero quiero que tengas presente que si lo dices lo haría.
— Lo recordaré, pero mientras tanto disfrutemos estos días que tenemos juntos puede que sean los últimos — se encoge de hombros — quien sabe. Solo necesito tenerte cerca las veinticuatro horas del día durantes los próximos cuatro días.
Su mirada pasa de fijarse en mis ojos a mis labios, se acerca un poco y deja que nuestras respiraciones se mezclen, entonces se inclina un poco más, alza la mirada para encontrarse más de cerca con mis ojos que tanto extrañaron verle. Acaricio su cabello y lo poso detrás de sus orejas, me acerco a ella y le beso con suavidad; siento como la adrenalina sube por mis venas e invade cada célula de mi cuerpo. Ella acaricia mis labios con los suyos, se separa lentamente y desliza sus dedos por mi boca, pero no me resisto y vuelvo a besarle pero esta vez con la desesperación y el miedo de tener que dejarle ir en pocos días.
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Prometo amarte © | PA#3
Teen FictionTercera parte de Cien días con Agata, y continuación de Quiero verte más. * Es importante leer ambas historias, antes de leer esta porque o si no te harías mucho spoiler. © All rights reserved, 2016 Safe Creative. Code: 1603056792326...