Lilian
— ¡Noche de amigos! — gritan mis amigos inmediatamente después de haber abierto la puerta de mi casa.
Me sorprendo de buena manera al verles por aquí, hace meses que habíamos perdido la comunicación.
— ¿Qué hacen aquí? — pregunto.
Cierro la puerta luego de que entrase Felipe, camino detrás de ellos que se dirigen a la sala de estar para acomodarse en los sillones.
— Has estado mucho tiempo escapando de nosotros, Lily — comienza Cristóbal.
— Perdón por no venir antes pero estábamos buscando el momento exacto para aparecer ante tu puerta — prosigue Jack.
— Ahora que se acabaron las clases tenemos todo el tiempo para ti — se acerca Nico y pasa su brazo derecho por mis hombros.
— Hemos traído un poco de vino blanco y sushi — agrega Felipe.
— Gracias chicos — esbozo una sonrisa —. Me emociona que estén aquí... — mis ojos empiezan a picar — como en los viejos tiempos.
Con solo pensar de como eran las cosas antes, me entran unas inmensas ganas de echarme a llorar. Les he extrañado a ellos y a... Matías.
— Siento que les debo una disculpa por escapar de ustedes estos meses.
— Entiendo de que quisieras escapar de algunos recuerdos, pero somos tus amigos Lilian desde que nos conocemos que hemos estado juntos en las buenas y en las malas — dice Cristóbal, quien se levanta del sofá y se acerca al mismo tiempo que Nico se aleja de mí para irse a la cocina.
El hermano de Matías se para enfrente de mí y me mira con lastima. De seguro él ya debe saber todo lo que pasó en Londres y obviamente se lo comunicó a los demás.
— ¿Qué? — cuestiono. Ya ha estado demasiado tiempo mirándome.
— No deberías llorar — posa su mano izquierda en mi mejilla y seca un par de lágrimas que ni siquiera había notado que escapaban.
— Le extraño, sabes.
— Lo sé, también lo extraño.
— No ha querido contestar mis llamadas.
— Eso también lo sé.
— ¿Me das un abrazo?
— Que no se diga más — me rodea con sus brazos —. Nunca creí que fueras a decirle a mi hermano lo que había pasado con Cesar, eres valiente — me dice al oído.
¿Valiente? ¡Soy la mujer más cobarde de este mundo! Por mi debilidad he perdido a la persona que más he amado.
— ¡Oye nosotros también pertenecemos a ese abrazo! — exclama Jack.
De pronto siento más brazos rodeándome. Intento salirme cuando ya me comienza a dar calor pero son tan brutos que ni así se apartan de mí.
— ¡Basta! — Grito — ¡Tengo calor!
— ¡Quítense! — chilla Cristóbal. Que de seguro ya le dio calor, ya que estamos los dos al medio.
Apenas se apartan el aire fresco de mi casa me rodea inmediatamente.
— Vuelves a alejarte, volveremos a darte un abrazo como este — amenaza Felipe.
— Descuida, Pipe. Nos encargaremos de que no se aleje otra vez — añade Nico con una sonrisa picara.
— Los odio.
— No por mucho tiempo, cuando comas de esos rolls fritos y bebas de nuestro vino, ese feo sentimiento hacia nosotros cambiará — dice Jack —. Te lo aseguro — me guiña el ojo.
— Bien, entonces aliméntenme.
Nos sentamos alrededor de la mesa de centro en la cual uno de ellos se encargó de abrir las bandejas platicas una a una. Mientras degustamos de ese delicioso sushi, Nico se encarga de llenar nuestras copas de vino cada vez que se acababa.
— Pienso que deberías contarnos tu versión de los hechos — pide Felipe.
— ¿Para qué? — Cuestiona Cristóbal — ¿Para saber a quien elegir cuando él vuelva?
— Claro que no — arruga la frente Felipe — también es bueno escuchar las dos versiones.
— La harás llorar.
— Tranquilo, Cris — toco su brazo —. Puedo con esto.
Y por primera vez les cuento todo lo que pasó en Londres con Matías, de nuestros paseos, del primer beso, de su proposición para pasar toda la vida juntos, de nuestra despedida en el aeropuerto, de las llamadas que he realizado hace más de cuatro meses e incluso les cuento de Alanis.
Ellos en todo momento me escuchan y me consuelan. Cada vez que me ponía a llorar al recordar un momento preciado con Mati. A pesar de los meses que han pasado, todo me sigue doliendo de la misma manera o incluso más.
— Me duele tanto haberle causado daño, algo me dice que jamás me perdonará — seco mis lágrimas.
— Sabes como es Matías, hay que darle un poco de tiempo para que piense bien las cosas —intenta tranquilizarme Nico.
— Mi hermano puede ser un poco terco, pero todos los que estamos en esta casa sabemos que ustedes se aman y volverán a estar juntos.
— No me des falsas esperanzas, Cris.
— Él te perdonará.
— Gracias por sus ánimos.
— Ya casi se cumple un año desde que se fue, tienes que estar preparada, Lily. Cualquier día Mati estará devuelta en casa — dice con un dejo de emoción.
— ¿Qué dices? — casi me atraganto con un bocado de sushi.
— Que Matías ya tiene programado un viaje a casa.
— ¿Cuándo? — pregunto ansiosa.
— No lo sé.
— Vamos Cris, dile toda la verdad — insta Jack.
— ¿Qué verdad? — les miro a todos.
Cristóbal le da un golpe en la cabeza a Jack y le asesina con la mirada.
— ¿De qué verdad habla? — le reclamo a Cris.
Mi amigo suspira.
— Que mi hermano solo volverá por unos días para ver a la familia y a los amigos, también hará un par de trámites en la universidad para certificar que terminó la carrera en Londres pero luego regresará allá...
— ¿Regresará a Londres? — le interrumpo.
— Sí, para comenzar una nueva vida.
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Prometo amarte © | PA#3
Teen FictionTercera parte de Cien días con Agata, y continuación de Quiero verte más. * Es importante leer ambas historias, antes de leer esta porque o si no te harías mucho spoiler. © All rights reserved, 2016 Safe Creative. Code: 1603056792326...