Capítulo 8

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Matías

— ¿Entonces es un cita? — pregunta Alanis con cierta emoción.

— Nuestra primera cita — afirmo y le dedico la mejor de mis sonrisas, ella sonríe aun más y sus ojos grises brillan.

Se acerca para darme un beso en la mejilla y me mira coqueta.

— Nos vemos, Mati — se suelta de mi mano y se marcha feliz, por poco le veo dando saltitos de alegría.

La observo y todos mis pensamientos "degenerados" se hacen presentes al ver su formado trasero, es muy guapa y me gusta. Quizá ya sea hora de dejar de andar con rodeos y tener una relación un poco más seria con ella, no es que quiera tener novia tan pronto después de Lily, pero si dejar de andar como un picaflor.

Miro el reloj de mi celular, había quedado de almorzar con Diego y se está tardando un poco. Busco con la mirada un sitio donde sentarme con él pero todos los lugares están ocupados, creo que tendremos que comer otra vez en Burger King.

— ¡Oye, idiota! — Grita una chica — ¡Él qué dejó pistas en el campo para encontrarle!

Se me paraliza el corazón; esa voz la reconocería en cualquier lugar y en cualquier otro idioma. Me doy la vuelta sobre mis pies y le veo después de tantos meses; puede que sea una ilusión y una muy mala jugada de mi cabeza.

Luce más hermosa desde la última vez que le vi, sus ojos verdes les puedo ver a la perfección, aunque este a metros de distancia.

Se encamina hacia donde me encuentro parado; está reprimiendo con todas sus fuerzas las ganas de lanzarse a mis brazos.

— Debiste haberte dado la vuelta apenas te dije idiota — dice por lo bajo con una tímida sonrisa grabada en su hermoso rostro.

No me resisto, le abrazo tan fuerte que me temo que en cualquier momento pueda desaparecer. Le alejo un poco de mi y acuno su rostro con mis manos, ella cierra los ojos y suspira largo.

— Estas aquí — susurro — de verdad estas aquí — digo para convencerme de que lo qué esta pasando no sea un sueño.

Sin embargo, antes de que diga algo la vuelvo a apretar contra mi cuerpo tan fuerte para que no se escape. La extrañe demasiado.

— Matías — intenta apartase, pero no puedo dejar que se vaya.

— La vas a dejar sin respiración, idiota — agrega Diego, ni siquiera había notado que estábamos acompañados, con ella aquí el mundo había desaparecido por completo.

Le alejo de mí y le vuelvo a mirar, ella se encoge de hombros y modula unas gracias sin audio.

— ¿Sabías que vendría y no me lo dijiste? — le reprocho. Si me hubiera contado que ella vendría hasta aquí, no me hubiese involucrado con ninguna otra mujer.

— No, me las acabo de encontrar en el lobby. Y créeme estoy igual de sorprendido que tu, amigo.

Alzo las cejas y vuelvo a mirar a Lily, pongo mis manos en sus mejillas y observo la intensidad de su mirada; si alguna vez pensé que ella ya no me quería, ahora sé que con solo verle a los ojos puedo certificar que aun me sigue amando.

— ¿Por qué me dejaste? — pregunto, ella abre los ojos aparentemente la he sorprendido. Tengo tantas preguntas que hacerle que esa fue la primera que salió de mi boca sin siquiera pensarla — ¿Por qué nunca contestaste mis llamadas y mis mensajes? ¿Por qué rompiste nuestra promesa? ¿Qué pasó en tu vida que todo cambió para nosotros?

Lily traga saliva, aparta mis manos de su rostro y se aleja.

— Ya habrá tiempo para hablar de eso, Matías — sus ojos están cubiertos por un manto de lágrimas. — Pero he venido hasta aquí porque... — toma aire y luego lo deja salir lentamente — te he extrañado, no te imaginas la falta que me haces — unas gotas de sus ojos se deslizan por sus mejillas.

Acerco mis manos a su rostro otra vez, seco las lágrimas que salen continuamente de sus ojos y recorren sus mejillas. Siento que mi corazón se apretuja y también me vienen las ganas de llorar, le abrazo y mi cuerpo se relaja al tenerle cerca; ni siquiera me había dado cuenta que estaba tenso.

— También te eché de menos — le susurro al oído — demasiado diría yo.

Prometo amarte © | PA#3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora