Academia de Vampiros - EL LIBRO OSCURO

39/ Rose

Llevaba luchando con strigoi y parecían no tener fin, mire a mi alrededor, vi guardianes perdiendo y morois muertos, mi pueblo estaba siendo destrozado y yo no era suficiente para salvarlos, forme una flama lo suficientemente grande para cubrir gran terreno - concéntrate en los strigoi - me dije con la respiración agitada, la lance intentando saltar a mi gente, lo conseguí en el primer intento, me emociono saber que aún había oportunidad, corrí a otro grupo e hice lo mismo - la torre del reloj - ese era el lugar más alto y con mejor visión de la corte, era mi mejor oportunidad, corrí lo más rápido que pude, me encontré con Mikha, estaba herido, cheque su pulso, lo tome del brazo - vamos hermanito - comenzó a andar lento
- Rose, no - me detuvo - te estoy haciendo más lenta -
- no importa tu vas conmigo - le dije con una sonrisa, lance flamas a los strigoi que nos atacaban, uno de ellos me golpeó por la espalda, caí con Mikha, él se quejó del dolor. Me giré, era un strigoi de cabello rubio, uno muy, muy viejo, a su lado estaba su espíritu encadenado con la ropa con la que fue transformado, lo reconocí entre una de las pinturas que venía en los documentos que me dio mi abuelo, Dave Scott el esposo de Madeleine, ¿cómo podía seguir aquí? Me tomó por el cuello casi podía sentir que se desprendía de mi - Dave - dije apenas perceptible, el aludido me miro
- me conoces - dijo con voz ronca, sin bajarme, asentí débilmente, lo tome por las manos quemándolo un poco, me soltó dando un alarido
- eres el esposo de Madeleine - dije en el suelo, cubrí a mi primo con mi cuerpo - se dijo que mataste a tu esposa y huiste con la niña -
- yo fui a matar al demonio pero me transformo - sonrío sin ganas - ahora soy invencible -
- tú alma sigue atada a tu cuerpo, quiere descansar, quiere unirse a Madeleine en la eternidad - ¿qué hacía hablando con un strigoi?
- jamás me matarás - volvió por mi, alejándome de Mikha, lo tomó por la cabeza y como un muñeco lo arrojó a los árboles
- ¡Mikha! - me levante, con la furia de mi lado, alce al viento y al fuego, los hice míos y cuando él no pudo hacer nada lo queme, esto no era sólo por Mikha, odiaba esa maldita habilidad de ver las almas encadenadas al cuerpo cuando fueron transformados a la fuerza, sus rostros rogando por el descanso eterno, dios, era terrible, el strigoi se libró de un modo sorprendente, saltó sobre mi mordiéndome el cuello
- ¡Rose! - escuche a Dimitri a lo lejos, corría hacia mi, maldito veterano este que no moría tan fácil, por más sangre que absorbía no moría, hasta que me sentí fría, el idiota cayó, Dimitri tomó su espada y lo decapito, el espíritu me sonrió así como a Dimitri susurrando un gracias inaudible, asentí con una sonrisa, Dimitri me miro como si estuviera loca, pero también vi el alivio de verme con vida - toma a Mikha y vamos a la torre - dije cubriéndome la herida del cuello, me recargue un poco en el pero sin dejarle caer mi peso pues con mi hermano tenía suficiente
- ¿quieres subir a la torre del reloj? - asentí, conforme íbamos avanzando más strigoi nos cortaban el paso pero los queme a todos y cada uno, el problema es que comenzaba a ver estrellas en mi campo visual y las flamas eran cada vez más débiles, mi cabeza dolía, subir las escaleras fue un martirio, cuando por fin estuve arriba, mire a Dimitri que dejaba a Mikha en el suelo - ¿qué hora es? - pregunte
- las cuatro de la mañana - hice una mueca, aún faltaba mucho tiempo, suspire, los strigoi no tenían fin. Mire a mi alrededor - ¿qué tienes pensado? - por primera vez note el brazo de mi camarada, estaba sangrando y apenas lo podía sostener -¡Roza! - regrese mi atención a él
- ¡atacarlos desde aquí! - esto requería más fuerza pero era lo mejor que podía hacer, suspire - concéntrate en los strigoi - dije para mí, alce mis brazos formando una flama de gran tamaño, rodeó la torre
- no puede ser - escuche decir a Dimitri -
la pasión en mi fuerza,
Fuerza del fuego sin comparación
Alza las llamas a los no muertos
Muestra en esta, mi pasión
El poder se extendió en el por toda la torre, mantenerlo me estaba costando pero tenía que hacerlo, el círculo de fuego descendió hasta el final de torre extendiéndose a los alrededores, acabe con muchos pero más seguían viniendo y aún quedaban dhampirs y morois traidores, lo repetí otras seis veces, hasta que caí, mis ojos se cerraban - ¡maldita sea! - los gritos seguían llegándome la destrucción era abrumadora y por más que deseara tener la solución que me mantuviera en este mundo, no la encontraba
- Roza - me besó, le respondí el beso sabiendo que era el ultimo que le daría en la vida
- Dimitri - estaba temblando de frío y tristeza, mis lagrimas cayeron
- ¿qué sucede? - sonreí para volver a besarlo
- sucede que te amo mi amor y que me alegro de verte con vida, debes mantenerte así ¿entendido? - asintió
- esto terminará pronto, yo iré a luchar otra vez, tú ya hiciste tu parte - asentí mintiendo - Roza te amo con mi alma entera ¿sabes eso? - asentí
- tú y yo nos amaremos para toda la vida camarada - sonreí - nacimos para estar juntos - le di un golpe leve en el hombro, Mikha se quejó de dolor - pero para que eso suceda, necesito que vayas a la zona donde está mi abuela, no sé cómo estén las cosas pero Alistair iba a buscarla, ella está oculta con el consejo y los demás de la corte, los que no lucharon - sonreí - mátalo, si él muere todo termina - asintió - salva a mi abuela y a todos los que puedas, yo seguiré atacando desde aquí - asintió, volvió a besarme, se lo respondí con toda la pasión contenida en mi alma y mi corazón, sería la última vez que lo vería pero sería a sabiendas del amor que existía entre nosotros.
- nos vemos después mi amor - dijo mientras bajaba corriendo por las escaleras
- hasta siempre mi amor - mire el comunicador que tenía en la mano, en forma de anillo, la última carta había salido y estaba dispuesta a utilizarla, arranque la burbuja que contenía el mensaje, lo acerqué a mis labios - el espejo se rompe - dije esperando, al minuto sentí el primer golpe en el corazón, seguido de un escalofrío, el proceso se repitió otra vez
- se sabía cómo el viento - una voz llego a mi, ese mismo proceso se repitió otras dos veces
- encuentra el equilibro de tu alma - estaba tirada, en el suelo aguantando el dolor entre lágrimas por el daño físico y por saber que estos eran mis últimos minutos, otras dos veces el mismo dolor en el corazón y el escalofrío
- eres pasión y fuego, eres una guerrera - sonreí, eleve mis brazos, me paré en la orilla de la pared
- ¡Rose! - alguien gritó desde abajo, era mi madre
- Rose baja de ahí - Mikha despertó pero lo ignore alejándolo de mi con una ráfaga de viento
- levanta la fuerza y pasión de fuego, danza con la belleza y tranquilidad del agua, elévate en el esplendor de la sabiduría en el aire, tráeme el equilibro y fortaleza de la tierra -
- danza el la tranquilidad de mis aguas - Ela llegó, poco a poco sentí a cada una entrar en mi, un calor me recorrió regresando la energía y aumentándola a niveles insospechados, salte de la barda
- ¡Rose! - más personas gritaron mi nombre, no las distinguí, me elevé en el cielo, incluso la torre ahora me parecía nada, cuando alcance el punto máximo deje que mi alma hiciera lo suyo
- Irina entrégame tu sabiduría, la sabiduría del aire - el aire me rodeo - Madeleine muéstrame el equilibro y fortaleza de la tierra - el elemento tierra hizo lo mismo - Ela eres bella y tranquila como el agua, déjame ser digna como tú - sucedió lo mismo que con los anteriores - Lubiana tú y yo somos iguales, somos pasión y fuerza, ahora permíteme ocupar tu alma - el fuego serpenteo a mi alrededor - las dignas somos magia y como tal vivimos, es hora de cerrar el círculo en protección de aquellos que deben seguir en el camino - algo, no sé que, se desprendió de mi dejándome vacía, sentí que no necesitaba respirar, mi piel estaba fría y mi corazón ya no latía, supe que mi alma ahora descendía hacia los strigoi, tuve el placer de verlos caer a todos, de verlos quemarse entre mis llamas, poco a poco todo se calmo, sentí mi cuerpo caer desde esa altura, ya no importaba, cumplí con mi destino y con la profecía. Yo también era digna.