Keyla
- Hoy vamos a visitar a la abuela Valentina -dijo mi madre, como quien no quiere la cosa.
Ya que yo era una pequeña niña de apenas año y medio, no pude presentar objeción al respecto. Pero mi padre sí. Puede que mi inteligencia fuera algo precaria, con esta edad, pero tenía una cosa clara: a Harry Evanson no le gustaba nada su suegra. Según él, la señora D'Angelo se había comvertido en una viuda desiquilibrada, y decir eso siempre le acarreaba alguna que otra bofetada por parte de mi madre.
- Venga ya, Nina.
Ella resopló.
- Cariño, llevamos casi un mes en casa. Nos hemos pasado casi un año en Italia, y mi madre no ha tenido oportunidades de ver a la niña. Por favor.
- Pero es que tu madre siempre...
Lo fulminó con la mirada.
- Harry Mitchell Evanson, iremos a casa de mi madre después de comer. Me da igual lo que opines con respecto a ella: cualquier cosa que te quedaras haciendo aquí no sería ni la mitad de interesante que ver a tu adoradísima suegra.
Él puso los ojos en blanco.
- Quita lo de "adoradísima" -musitó, lo suficientemente alto para que ella lo oyera.
- ¡Harry! -chilló ella mientras él corría riendo escaleras arriba, protegiéndose de su esposa.
Yo observaba el intercambio de comentarios sin decir nada, en parte porque no sabía hablar apenas y en parte... porque habría sido extraño que un bebé como yo se inmiscullera en una "conversación de mayores".
Pese a estas pequeñas rencillas, Nina y Harry Evanson se querían mucho. Se adoraban. De hecho, creo que nadie en el mundo hace mejor pareja que mis padres. Y no, no lo digo por ser su hija. Lo digo porque lo veo día a día, las sonrisas de mi madre, las miradas de mi padre, cómo ella se ríe de sus absurdas bromas y cómo él le pellizca el trasero "disimuladamente".
Sí, mi madre es italiana. Por lo tanto, yo soy medio italiana. Ella se llamaba Nina D'Angelo antes, hija de Valentina D'Angelo y Leonardo D'Angelo, pero cuando conoció a Harry Evanson en Francia, se casó con él y adoptó su apellido. Se conocieron a través de unos amigos en común que tenían, casualmente (o no) Lauren y Bradley Thompson; y meses después ella ya se mudaba a su casa. El 28 de septiembre de 2001, nació la pequeña Alice, y eso no hizo más que acrecentar la felicidad de la pareja.
Sí, tengo un año y medio, y soy Alice Evanson.
ESTÁS LEYENDO
Memorias de una lesbiana (Pausada)
RomancePara Alice, Keyla siempre estuvo ahí. Para Keyla, Alice siempre estuvo ahí. Desde el principio, ambas fueron grandes amigas. De las de siempre. Y cuando digo de siempre, digo de siempre. Se conocen desde el mismo nacimiento. ¿Y si, tras quince añ...