Capítulo 5 - La abuela Valentina

11 0 0
                                    

Alice

La abuela Valentina, aunque es italiana, vive aquí, en Inglaterra. Se transladó tras la muerte de su marido, aunque fue un poco sinsentido, ya que nos marchamos a vivir allí, a Italia, durante algo más que un año.

Ella vive en el campo, porque, según ella, no soporta las "apestosas y artificiales ciudades".

Tiene una casa preciosa, con un terreno bastante grande, cultivado por mi tío Luciano, Luci para nosotros. Mi madre adora a su hermano pequeño, y siempre que puede, viene a visitarlo; aunque no sean hermanos de sangre, pues Valentina se separó del padre de Luciano para luego enamorarse de mi abuelo, que la abandonó estando ella embarazada de mi madre. Mi abuela jamás se ha atrevido a cuestionar el amor de mis padres, pero, que yo sepa, no ha vuelto a tener pareja.

Cuando llegamos, mi abuela está en el porche, saludando con la mano, y cuando aparcamos, Nina sale corriendo a abrazar a su madre.

- Mi niña, te he echado mucho de menos -dice la abuela Valentina, achuchando con fuerza a su hija.

- Y yo a ti, mamá.

Cuando se separan, la abuela tiene los ojos llenos de lágrimas, que se limpia rápidamente. Ella es así, siempre luce perfecta y radiante, y cuando no, no tarda en estarlo.

- ¿Y mi niña la más bonita? -dice, acercándose a mi ventanilla. Nina, sonriendo, no tarda en sacarme del coche y depositarme en brazos de mi abuela. Harry le estrecha la mano, pero ella tira de él y lo enreda en un abrazo. Él emite un quejido, a lo que mi madre responde con una ligera risa.

Durante el trayecto hasta la casa, mi abuela no deja de echarme piropos y comentarios, y alguna que otra carantoña. Sí, me adora.

Y ese es el motivo por el que siempre entro en su cocina.

Si la abuela Valentina tiene un punto débil, son los dulces: de todas las formas, colores y sabores. Y lo mejor es que son caseros.

- Ven pequeña, he hecho algunos bollitos de esos rellenos de crema que tanto te gustan, seguro que estarás hambrienta tras el largo viaje, ten, coge lo que quieras.

Con "algunos", se refiere a una bandeja entera. Y el "largo viaje" consiste en media hora en coche. Pero, claro, ¿quien rechazaría los bollitos de crema de la abuela Valentina?

Tras el segundo, mi padre ya está refunfuñando.

- Valentina, no le des tantos dulces, que se va a poner mala...

Pero, como siempre que mi padre protesta, ella le coloca un dulce delante de la nariz, él pone los ojos en blanco y acto seguido ya lo está devorando.

- Bien, mamá, nosotros nos vamos ya, que la niña tiene que acostarse pronto.

- ¿Ya? Nena, quedaros a cenar al menos, que si hace falta la niña duerme en mi cama y luego os vais.

Mi madre eleva la mirada al cielo, sus ojos se cruzan con los de Harry, y asiente, resiganda.

- Venga, vale, mamá. Pero no le des más azúcar a Alice.

Ella hace un gesto con la mano, quitándole importancia.

- Tiene que crecer, engordar un poquito, que está muy flacucha, ya verás que cuando sea mayor va a ser preciosa. Venga, cariño, ven, ayúdame a preparar la cena. ¿Quieres lasaña?

Oh, encima lasaña casera de la abuela Valentina. ¿Cómo negarse?

Memorias de una lesbiana (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora