Keyla
Me llamo Keyla Thompson, y nací el 14 de febrero de 2001. Sí, el día de san Valentín. Mi madre siempre bromea con ello, aunque la verdad no tiene nada de gracia: dice que seré una gran conquistadora, que tendrá que ahuyentarlos de mi ventana. En realidad, todo el mundo sabe que, de las dos, Alice Evanson será la putilla, yo soy la sujetavelas. Aunque no me importa.
Mis padres son ambos ingleses, si bien mi madre adora Francia, y esa es una de las razones por las que mis padres, antes de nacer yo, se fueron de viaje a París con Nina, la madre de Alice. Casualmente (o no) allí fue donde ella y Harry, su actual marido, se conocieron.
Lauren uno, Nina cero.
Mi madre siempre ha bromeado conque Nina siempre se lleva a los más monos, y, si digo la verdad, es cierto: el señor Evanson es bastante guapo.
- Bradley, cariño, ¿has terminado de doblar la ropa?
Mi madre tiene a mi padre esclavizado. Literalmente.
Él resopla y responde con un sonoro "sí".
- Coloca la de Keyla en su armario, por favor. Necesito su vestido de flores para esta tarde.
Tras un silencio, en el que nadie advierte mi presencia, mi padre añade:
- ¿Has hablado con Nina y Harry?
Ella sale de la habitación y me apresuro a seguirla. Entra en la mía propia, donde se encuentra él.
- No, cielo, no he podido. Aunque tienes razón, podríamos hacerle una visita pronto. Se han pasado más de un año en Italia, y echo de menos a mi Nina.
Él pone los ojos en blanco.
- Bueno, pues habla con ella.
Ahora es ella la que resopla.
- Por favor, que simples sois los hombres. Llevo casi un año sin ver a mi mejor amiga, ¡y me dices que hable con ella por teléfono! Oh, de verdad. ¿Sabes que te digo? Voy a llamarla, sí, y mañana mismo saldremos a cenar todos juntos.
- Está bien.
Lauren sonríe, satisfecha, y deposita un suave beso en la mejilla de su marido. Él sonríe. De repente, mi madre repara en mí, y me coge en brazos.
- Sí, pequeña, mañana verás de nuevo a tu amiguita Alice. ¿A que la has echado de menos? Sí, ya sé que sí. -exhala un suspiro y me deposita en el suelo- Esta niña cada vez pesa más.
Bradley ríe.
- Tiene ya casi dos años, Lauren. No es la pequeña niña a la que estás acostumbrada.
Ella se retira el pelo de la cara y se lo recoge en un sencillo moño.
- Sí, supongo que sí.
Cuando ambos se marchan a la cocina, ando insegura por la casa, agarrándome a todo lo que veo. Llego al salón, y observo la gran foto familiar que preside la estancia.
Sí, yo soy Keyla Thompson. Un bebé más en el mundo. La más adorable, por supuesto.
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Memorias de una lesbiana (Pausada)
RomancePara Alice, Keyla siempre estuvo ahí. Para Keyla, Alice siempre estuvo ahí. Desde el principio, ambas fueron grandes amigas. De las de siempre. Y cuando digo de siempre, digo de siempre. Se conocen desde el mismo nacimiento. ¿Y si, tras quince añ...