Alice
A la mañana siguiente, cuando mamá vino a despertarme, estaba preocupada. Tenía el ceño ligeramente fruncido, y se veía que algo ocurría.
Me sacó de mi cuna, con la misma dulzura que siempre, sonriendo como siempre. Pero podía percibirlo emanando de su aura, ese leve rastro de miedo que la impregnaba.
Tras el desayuno, procedió a vestirme; cuando me puso el vestido blanco de invierno supe que hoy había algo importante que hacer. Se pasó un largo rato hablando al teléfono mientras fregaba los platos, haciendo equilibrios para que no cayera de su oreja. Yo estaba sentada en la alfombra del salón, y aunque no podía oír exactamente lo que decían, notaba el tono grave y preocupado de Nina, y puede que algún que otro sollozo. Cuando acudió al salón, tenía la cara pálida.
- Cariño, vamos a visitar a Lauren -dijo, en un susurro- ¿Te acuerdas de Keyla? Bueno, voy a prepararme. Tú quédate aquí y no hagas tonterías.
A pesar de sus palabras, dejó la puerta del baño abierta mientas se maquillaba, así que podía ver perfectamente lo que hacía.
Llamó a mi padre al trabajo; ella estaba de vacaciones. Era navidad, y trabajaba en una escuela.
- ¿Cariño? Sí, soy yo. Nada, no ha pasado nada, sólo quería decirte que iba a salir con la niña. ¿Cómo? Ah, sí. No, no he quedado con Ariana. Vamos a visitar a Lauren y a Keyla. Pues la verdad, no tengo ni idea, creo que Bradley no está en casa. Sí, ya te llamaré cuando vuelva. Tienes llaves, ¿no? Vale, perfecto. Nos vemos. Un beso. Adiós.
Cuando colgó, me tomó en brazos y me subió al coche. Mientras conducía, puso la radio, pero la apagó enseguida. No parecía estar de humor.
- ¿Es por aquí? Ah, no, no. Es esa calle -decía, más para sí misma que para mí.
Cuando llegamos, una llorosa Lauren acudió a nuestro encuentro. Mi madre me dejó en el suelo, pues yo ya sabía más o menos andar, y ambas se fundieron en un emotivo abrazo. Lauren sollozaba en su hombro, mientras Nina la consolaba.
Cuando se separaron, se quedaron mirándose fijamente.
- Gracias por venir -susurró Lauren.
Mi madre sonrió.
- No me las des.
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Memorias de una lesbiana (Pausada)
RomancePara Alice, Keyla siempre estuvo ahí. Para Keyla, Alice siempre estuvo ahí. Desde el principio, ambas fueron grandes amigas. De las de siempre. Y cuando digo de siempre, digo de siempre. Se conocen desde el mismo nacimiento. ¿Y si, tras quince añ...