Louis nació el 7 de julio.
Su madre decidió llamarlo Louis Parks, con su apellido de soltera, ya que hacía tiempo que su marido se había divorciado de ella y no había vuelto a casarse.
El niño era feliz. No sabía quién era su padre, y su hermana Keyla jamás se lo reveló. De hecho, ella lo adoraba, y para nada lo culpaba de la marcha de Bradley Thompson.
Por su parte, Lauren trataba de seguir con la cabeza bien alta, aunque jamás se perdonó a sí misma la marcha de su marido. Y su hija tampoco lo hizo; así que se volcó por completo en el cuidado de Louis y Keyla, tratando de recuperar algo de la felicidad perdida.
Se dio cuenta de que, en el fondo, no era tan difícil. Se limitaba a ignorar los ácidos comentarios de su hija, que a medida que crecía, comenzaba a demostrarle más rencor por lo sucedido años atrás.
Y cuando el señor James reapareció en sus vidas, comprendieron que, en el fondo jamás se había ido del todo.
- ¿Qué quieres?
Lauren lo miraba cansinamente, sin rastro de compasión en sus ojos.
- A ti.
Ella bufó.
- Tuviste la oportunidad de tenerme hace muchos años, James. Huiste de mí, dejándome con una niña pequeña y un bebé, y me obligaste a confesárselo a mi marido, que se divorció de mí, y que quedé sola. ¿Qué querías entonces? Porque, si era sexo, lo obtuviste. ¿Desde cuando tienes otros intereses?
Él enarcó una ceja ante la sinceridad de la mujer. Ella seguía mirándolo, y no había rastro de emoción en sus ojos.
- Ya sé que es difícil creerme. Pero, Lauren, si algo tengo claro desde el principio, es que no siento nada por ti.
Ella dejó escapar un jadeo sorprendido.
- ¿Entonces, de qué se trata?
- Lo sabes muy bien.
Ella apretó la mandíbula. Se había temido esto muchas veces, aunque, con el tiempo, había creído que era improbable.
- Ni loca. No pienso darte a Louis.
Él enarcó una ceja.
- Así que es un niño. Bonito nombre.
Ella lo fulminó con la mirada.
- James, no te lo diré dos veces: vete y no vuelvas. Este hijo no es tuyo. Podría haberlo sido, pero ahora ya es demasiado tarde.
Bufó.
- Lauren, Lauren... ¿es que no lo entiendes? Yo soy la salida a todos tus problemas. Cásate conmigo, ¿qué más da que no estemos enamorados? Yo tendré a Louis, y tú tendrás un padre para tus hijos y tus deudas pagadas. ¿Qué más puedes pedir?
- Felicidad, James. A tu lado no seré feliz. Pagaré mis deudas, Louis estará junto a su padre. Pero yo me merezco una vida, un matrimonio con amor. Sé que tú no me lo darías.
- Puedo darte muchas cosas, Lauren, muchas.
- Keyla jamás se lo tragará.
Él puso los ojos en blanco.
- Es un bebé, tiene tres años. Cuando crezca, ya no recordará a su padre.
- Sabes que no es eso lo que quiero para ella.
- ¿Qué más da lo que quieras para ella? En el fondo, jamás podrás dárselo.
Lauren vaciló.
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Memorias de una lesbiana (Pausada)
RomancePara Alice, Keyla siempre estuvo ahí. Para Keyla, Alice siempre estuvo ahí. Desde el principio, ambas fueron grandes amigas. De las de siempre. Y cuando digo de siempre, digo de siempre. Se conocen desde el mismo nacimiento. ¿Y si, tras quince añ...