Destino y Seducción.

Capítulo Tres: Larga Noche.

Al ser las dos de la mañana se fueron al departamento de Stella, al llegar cada una se puso la pijama, se lavaron los dientes, la cara y se fueron a dormir, Stella y Sophie en una habitación y Samantha con Gabriella.
Cuando estaban a solas Stella le dijo a Sophie, que se estaba quedando dormida
-¡Hey!
-¡Mmm! Le contestó Sophie.
-¡Mierda Sophie! Le dijo Stella enojada.
-¿Qué? Le contestó a su amiga, ya un poco más despierta.
-¿Tú qué opinas de Ethan?
-¿De quién? En el momento en que la pregunta salió de su boca, se dio cuenta por dónde iba su amiga.
-¡No te hagas, sabes de quién hablo tonta! Con cara de pocas pulgas le contestó Stella.
-¡Cállate y duerme ya es tarde! Le dijo Sophie ya enojada, en ese momento sintió un golpe en su cara.
-¡Oye! Le gritó a Stella y en ese momento se empezaron a dar con las almohadas, cuando ya las dos estaban cansadas y rojas de la risa se calmaron.
-¡Ya en serio dime! Le dijo Stella. -¿Qué quieres que te diga, amiga querida? Le contestó Sophie.
-¡No sé, el tipo es todo un adonis, tiene bonito pelo, tiene manos grandes y viste como todo un modelo! Sophie se atacó a reír tanto que le dolía el estómago y cuando al fin pudo hablar le dijo a Stella -¡Manos grandes! Y se volvió a reír.
-¡Cállate tonta! Le grito a Sophie. -¡Si tiene manos grandes y muy bonitas! -¿No las viste? -¡Ah claro se me olvidaba que estabas ocupada viendo sus ojos! Diciendo esto con una sonrisa como la del gato que se comió al canario.
Desde la salida de esa noche las chicas no volvieron a hablar del tema y Ethan quedó en el pasado, al cabo de una semana después cuando volvieron a la universidad, cada quien a la suya, un lunes caminaba Sophie por el pasillo para llegar a su clase cuando alguien la agarró del brazo asustándola cuando se volvió a ver quién la había agarrado vio que era Thomas su mejor amigo un guapo español, alto, con los ojos café miel, amable e inteligente.
-¡Tonto! Le gritó Sophia -¡Me asustaste!
-¡Lo siento tía! Le contestó él con cara de disculpa.
-¡Está bien pero no lo vuelvas hacer sabes que soy muy nerviosa, por Dios casi me da un infarto aquí mismo! Lo que provocó una gran sonrisa en Thomas, mostrando sus perfectos dientes.
-¡Venga, ya dije que lo siento! Le dijo, abrazándola y dándole un beso en la cabeza.
-¡Vamos a clases que ya llegamos tarde! Le dijo Thomas a su amiga para hacerla reír porque aún tenía cara de que estaba muy enojada.
-¡Vamos! contestó ella y lo golpeó en el brazo riendo.
Al llegar a su clase se dieron cuenta que habían cambiado al profesor por motivos personales, cuando de pronto se le acercó Alejandra a Sophie
- Oye ¿Viste que el profe ya no va a volver? Le preguntó.
-¡Sí, ya me enteré! -¿Quién nos dará la clase entonces?
-¡No sé, pero ojalá que no puedan contratar a un profe!
-¡Estás loca! Dijo Sophia riendo. A los cinco minutos y cuando ya algunos chicos iban a comenzar a irse, llegó el rector.
- ¡Muchachos, muchachos! Tuvo que gritar para que los jóvenes le escucharan y en ese momento todos hicieron silencio.
-¡Bueno, ya que todos me están prestando atención necesito darles un anuncio! Y en ese momento un joven levantó la mano,-¡Si dígame! le dijo el rector. -¿Es verdad que ya el profesor no va a volver y que no nos van a dar esta clase? Dijo el alumno riendo.
-¡Pues es verdad! dijo el rector y todos aplaudieron y gritaron de la felicidad. -¡Pero! Gritó el rector y en ese momento todos se callaron y prosiguió -¡Si van a tener un profesor nuevo!
-¡No! Dijeron los muchachos y empezaron hacer escándalo. -¡Silencio! Gritó el rector y todos le hicieron caso. -¡Hoy no van a tener clase de español! -¡Pero el miércoles si la van a tener, se pueden retirar!
Y en ese momento todos empezaron a irse como si fueran perseguidos por el demonio.
-¡Bien! Gritó Alejandra cerca de Sophie provocando que ella saltara primero del susto y luego se puso a reír.
-¿Estás feliz, verdad? Le dijo Sophia a su compañera.
-¡Pues claro! Dijo y de repente se detuvo.
-¿Qué te pasa? Le dijo Sophie.
-¡Es que si el profesor nuevo es feo! Le contestó.
Sophie riendo contestó -¡Ni que el profe fuera muy bonito!
-¡Si, si ya sé pero y si este es peor!
-¡Para eso tendremos que esperar, vamos te invito a un helado! Dijo Sophia.