Capítulo Nueve: ¡Sube la temperatura!

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*Ethan:
Me encanta cuando Sophia se enoja, no me canso de hacerla enojar, la forma cómo mira cuando está así, o cuando se pone roja y ¡Mierda! Ahora que le acabo de decir pequeña sabiendo que no le gusta, creo que ahora sí me castra.
*Sophia:
No puedo creer en la forma en que terminó esto, yo sólo me acerqué a despertarlo y mira cómo terminé, con él encima de mí, aunque no me molesta del todo, pero lo que me enfurece es que se dé cuenta de lo que provoca en mí y esa sonrisa de arrogante, hace que se vea más sexy el muy idiota, bueno de cualquier manera este hombre se ve sexy y siendo mi profesor... ¡Ay no, es mi profesor!
-¡Ethan, quítate idiota! Gritó más fuerte esta vez.
-¡Bueno, bueno! Y así lo hizo. Pero -¿Por qué te enojas?
- ¡Porque, porque, porque sí -¡Mueve tu enorme cuerpo, tarado!
-¡Ya te diste cuenta que es enorme, eh! Le dijo esto moviendo sus cejas.
-¡Eres mi profesor, imbécil! Gritó Sophia.
-¡Lo siento Sophia! Diciendo esto se quitó de encima de ella.
-¡Se me olvidaba ese pequeño detalle!
-¡Entonces, si no lo fueras te hubieras quedado así!, -¿Eso quieres decir?
- ¡Iré primero al baño! Ya llego a la cocina.
-¡Iré sirviendo los cafés! Dijo ella saliendo del cuarto.
*Ethan: ¿
Qué carajo sucede contigo hombre? ¡Mierda esta chica hace que pierda la cabeza, no puede ser, tengo que tener presente que es mi alumna, no sé cómo rayos dejé que todo llegara hasta este punto, sino fuera porque ella me odia y me detesta, agregando que tiene siempre la cabeza fría no sé qué hubiera hecho hace unos minutos!
* Sophia:
¡No sé qué fue todo eso, me estoy volviendo loca, sí de seguro es eso, el golpe en mi cabeza me dejó loca, fijo! ¡Ay no seas idiota Sophia! ¡Él es el culpable de todo, tiene el poder de sacarme de quicio, es tan exasperante, idiota, arrogante y sexy el muy tarado, es casi perfecto y esos ojos! ¡Estoy mal, muy, muy mal! Sirvo los dos cafés antes de que baje Ethan, la taza más grande es para él ya que le encanta mi café, al menos tengo un punto, a él le gusta cómo preparo el café y cómo cocino -¡Eres estúpida Sophia! ¿Qué dirían tus padres?
-¡Ay mis papás! Corro hasta mi habitación, busco como loca mi celular y lo tengo en mis narices, llamo a mi casa.
-¡Hola hija! Contesta mi mamá.
-¡Hola mami!
-¿Cómo estás? Y -¿Por qué no nos llamaste antes Sophia?-¡Sabes lo preocupada que estaba!
-¡Lo siento mami, sé que no es excusa pero he estado un poco ocupada!
-¡Sophia Margaret Leighton!
-¡Mamá lo siento de verdad, perdón, perdón, perdón!
-¡Está bien, pero que no vuelva a pasar hija, me preocupé mucho, tú nunca haces eso!
-¡Mamá, ya me siento mal por no llamar a casa antes, no sigas por favor!
-¡Bueno, bueno, al menos sé que estas bien pero -¿Por qué no contestabas tu celular?
-¡Es que se me había descargado y no me di cuenta!
-¡Ok, pero que no vuelva a pasar! Me dice mi madre con de enfado. ¡Ay no ahí viene Ethan! Y si mi madre lo escucha va a saber que no estoy en mi departamento y que estoy con un hombre.
-¡Mamá te tengo que dejar, te llamo luego! Te quiero, bye.
-¡Adiós hija!
-¿Con quién estabas hablando y -¿Por qué siento que no querías que yo escuchara la conversación? -¡Ya sé, estabas hablando de mí!
-¡No seas tonto! -¡Estaba hablando con mi mamá, ella estaba preocupada porque no sabía de mí, por supuesto le tuve que mentir para que no me descubriera!
-¿Por qué me haces esa cara Ethan?
-¡Sophia, no debiste mentirle a tu mamá! -¿Qué hubiera pasado si por el accidente hubieras tenido algo grave?
-¡No había pensado en eso! Me tapo la cara con las manos ¿Por qué le oculté a mi mamá lo del accidente? Para no preocuparla, tras de eso le mentí cosa que no me gusta y ahora Ethan me regaña y me hace sentir como si fuera una niña pequeña.
-¡Hey, no hagas eso, no tapes tu cara, no te estoy regañando, sólo te estoy diciendo que deberías haberle contado a tu madre lo qué pasó! Ethan dijo esto acercándose a Sophia, tomándole las manos porque ella seguía sin bajarlas. -¡Mírame Sophia!
-¡No quiero!
-¡Mira que eres testaruda! -¿No vas a quitar tus manos de la cara? Le preguntó él.
-¡No! Contestó ella como una niña pequeña.
-¡Bueno! Al decir esto él comenzó hacerle cosquillas en las costillas. -¡No Ethan! -¡Para, para, por favor no sigas! Le pedía Sophia que con costos podía respirar. Ethan aprovechó no sólo que ella bajó las manos de su cara sino que también la cargó como en la noche nupcial y empezó a dar vueltas con ella, por lo que Sophia gritaba como loca
. -¡Ethan! -¡Estás loco, bájame! Gritaba Sophia.

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