CAPÍTULO 7

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El resto del día de podría decir que paso sin incidentes (si descontamos las veces que unos chicos me tiraron las tejos por la broma que le gasté al equipo de fútbol, estúpidos babosos). Estaba deseando que llegara la hora de salida para ve a los chicos, otra vez, con sus nuevas ropas. Les tenía que decir que me la devolvieran al día siguiente. Por supuesta la ropas me quedaría más grande, pero serían unos buenos pijamas. He de admitir que dudaba que me devolvieran las prendas fácilmente ya que había regalados las suya. Habría que intentarlo.

Ya en el autobús me senté al lado de Dylan, era con el que tenía mas confianza de todos. No se por qué pero siempre me había llevado más con los chicos que con las chicas. Lo chicos no te juzgaban tanto cómo hacían ellas, por no decir que si hacías el ridículo se reían, pero no traspasaba de ello. No iban contándolo por ahí. Por una cosa o por otra las chicas me han fallado y los chicos siempren han estado ahí apollándome. Volví a reírme al ver su atuendo y el me fulminó con la mirada.

-Si no te importa mañana, cuando me devuelvas mi ropa, que esté limpia.

-¿Qué te hace pensar qué te vamos a devolver la ropa?

-¿Para qué quieres ropa de chica?

-¿Y esas chicas ropa de chico?

-Touché. Díselos a tus amigos por si alguno me la devuelve -dije y él asintió.

Adiós a mi ropa. Por suerte le di ropa vieja. Pensaba en discutir, pero él tenía razón había regalado sus ropas. No creo que tuvieran problemas en conseguir ropa nueva, no se les veía la clase de chicos que les faltaba algo.

-Sarah, los chicos y yo pensábamos en ir a tomar algo por Gran Vía, ¿te apuntas? -me preguntó una parada antes de la mía.

-No quiero molestar -dije dudosa.

-No molestas, prácticamenta ya era una de nosotros -dijo y me sonrió.

-De acuerdo.

-Genial a las seis frente el hotel Capitol -contestó cuando el autobús paró en mi parada-. Eh y no le hagas caso a Ashley, no era una más -dijo y asentí.

Al abrir la puerta me sorprendió ver que mi madre estaba en casa. Me sentí culpable al darme cuenta de que para una vez que mi madre estaba libre yo iba a salir. Iba a cancelar la salida de esta tarde, pero medí cuenta de que no podía. No tenía sus números de teléfono. Y no los iba a dejar plantados sin avisar. Mi madre me sonrió ampliamente.

-¿Qué tal tu segundo día de clase? -me preguntó. Ella sabía que para mira duro eso de un nuevo instituto.

-Bien -sonreía al recordar a los chicos vestidos con mi ropa-. Mamá está tarde he quedado.

-Sarah, ¿no crees qué es un poco pronto? No sabes si esa gente son de fiar. No te ha dado tiempo.

-Sí lo sé mamá. Ellos no has hecho más que ayudarme desde qué llegué -repliqué.

-¿ELLOS?

- Sí. Son chicos. Las chicas de este instituto son todas unas zorras.

-¡Sarah! -me reprendió mi madre.

-¡¿Qué?! No he dicho nada más que la verdad. Creeme si las vieras pensaría lo mismo.

-De acuerdo, vamos a dejar ya el tema. Puedes salir, pero a las doce en casa que mañana tienes clase -asentí y empezamos a comer. Sabía que no debí presionar a mi madre, desde lo de mi padre estaba muy sensible. Pero no era justo que ahora yo tuviera que pagar la consecuencias. Yo también lo pasaba mal y además estaba siempre sola en casa porque ella trabaja horas extras para no pensar en él. Era su decisión y las respetaba.

Cada personas teníamos un modo de manejar el dolor.

Cuando hube acabado subí a mi habitación a prepararme. Decidí que iría normal al fin y al cabo sólo era a dar una vuelta. Cogí algo de dinero y me despedí de mi madre, quería pasar por La casa del libro, antes de encontrarme con ellos.

Era la mayor librería en la que había estado en mi vida. Era mi paraíso. Subí a la segunda planta y ojeé los títulos. No pude evitarlo y me compré El mar de la tranquilidad y Love You. Contenta salí de la librería y fui a Callao. Revisé mi reloj y vi que eran las 17:45 así que entré en el Starbucks y me compré un café. Me senté en los escalones del hotel Capitol y pensé en lo poco que me había costado llegar hasta allí para ser nueva en la ciudad. Era una suerte que en el centro todas la calles más conocidas estaban mas o menos juntas porque si no... A lo lejos vi a los chicos que se acercaban a donde estaba.

-Eh Cris, ¿tú eres nueva en la ciudad, verdad? -me preguntó Axel y asentí-. Pues estas de suerte porque hoy toca visita turística por Madrid.

N/A: Hey!! ¿Qué tal? Espero que os guste el capítulo. La verdad es que no estoy muy inspirada últimamente. Les invito a pasarse por mi otra novela (qué es con la que empecé a escribir en Wattpad).

No soy una damisela en apuros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora