Capítulo 15.

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Capítulo 15

Kay.

Ojalá las gemelas murieran con mis maldiciones.

Sus padres las llamaron y dijeron que había una emergencia con su tía y que las necesitaban en el hospital. Tuvieron que irse y me dejaron sola en el centro comercial. Maldición. No tenía dinero, todo lo había gastado en palomitas. Y tenía hambre. Mucha.

Al final tuve que rebajarme a perseguir a Liam para que me llevara a casa. Mi dignidad estaba en el piso. Y tenía hambre.

Pero tuvo el detalle de comprarme unas oreos. Bueno, porque se lo pedí. Me lo comí en menos de un minuto. Pero en un momento, comenzamos a deternernos. Miré a todos lados confundida y eché una mirada al tablero. Vacío. El tanque estaba vacío.

-Simplemente perfecto. -Farfullé. -¿Quién rayos en este maldito mundo se queda sin gasolina?

-Cállate mocosa. -Dijo Liam de vuelta, con fastidio. -El dinero que tenía lo gasté en tu tontas oreos.

-Pero eso no tiene nada que ver con la gasolina de tu auto, imbécil. -Le escupí. Era un idiota. No había otra palabra para describirlo. -¿Y qué haremos ahora?

Él puso los ojos en blanco. -¿Por qué me preguntas eso a mí? 

-Tu eres el hombre. -Dije de vuelta. El suspiró.

-No se me ocurre nada. -Dijo al fin. -Podemos empujarlo hasta casa. No estamos muy lejos.

-Lo que tienes de alto lo tienes de idiota. -Le solté. -Voy a salvar tú trasero, pero me la deberás. Mucho. Tendrás que llevarme todos los días a la escuela. Y buscarme.

-Ni loco. -Escupió él. Yo me encogí de hombros.

-Entonces tendrás que empujar el auto hasta la casa. -Le dije, sonriendo. El pareció repasar sus opciones. Al final, se bajó del auto.

Yo me bajé y me le paré a un lado. El estaba caminando de un lado a otro mientras se revolvía el cabello. Me miró con rabia, como si yo fuera la personificación de la gripe o algo así. Él tampoco me caía muy bien.

Al final, suspiró, resignado. -Está bien, ¿Qué tienes en mente?

Yo sonreí y saqué mi teléfono. Él ladeó la cabeza. Busqué en mi lista de contactos a Moose. Era un chico que conocí en una carrera ilegal. A Ginger le gustaban esas carreras y Grace y yo no teníamos más remedio que acompañarla. Era divertido, al final, aunque yo no entendía demasiado de autos. Pero Moose fue muy agradable y me dio su número. Me dijo que algún día lo iba a necesitar y me dijo que no me iba a cobrar solo porque era linda. Espero que eso sea cierto. Me estoy arriesgando por este maldito fenómeno.

Contestó al tercer tono. -¿Hola? -Dijo, al otro lado de la linea. Se escuchaba al fondo mucha música electrónica.

-Hola, Moose. Es Kay, la amiga de Ginger. La del ferrari rosa. -Dije. Escuché una risa por su parte.

-Te recuerdo, pequeña. Tu nombre es difícil de olvidar. ¿Qué sucede? ¿Estás buscando gente para una carrera?

-No, la cosa es que necesito tu ayuda. -Le dije. Tragué grueso. Esperaba que no me dijera que no. -Me he quedado sin gasolina. Necesito conseguir un poco para llegar a casa. Por favor. -Moose rió.

-Te lo dije, pequeña. Todo el mundo necesita de mí. Mándame la dirección y estaré ahí en un abrir y cerrar de ojos. -Dijo. Yo sonreí.

-Gracias, Moose. Te mandaré la dirección. -Y colgué. Solamente esperaba que realmente no me cobrara nada.

Criando a mi novia♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora