Capítulo 16.

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Amamos los comentarios del capitulo anterior, así que aquí está su recompensa♡ Las amamos♡

Capítulo 17.

Liam.

Desperté con un terrible dolor de cabeza, ocasionado por la noche anterior. Pensar demasiado me hacía mal, y eso había sido lo único en mis planes. Pensar en porqué me sentí y actué de esa forma tan poco cuando el semi-adulto-con-delirios-de-Dominic-Toretto apareció diciéndole ‘pequeña’ a Sky.

Ya sé que es pequeña, pero nadie más debería llamarle así.

Me levanté hacia el baño y en diez minutos estaba listo. Tenía mucha hambre, pero no quería tener una molesta conversación con mamá por lo que tomé cien dólares de mi caja de ahorros y los metí en mi bolsillo. Corrí escaleras abajo y me encontré con una no grata sorpresa. Era Madison, hablando con mi madre en la puerta.

Llevaba el uniforme azul oscuro de los estudiantes de medicina y unos zapatos negros. Su cabello largo estaba suelto y no usaba maquillaje. La odiaba por ser bonita. No, no. La odiaba por el simple hecho de existir.

Notó que estaba parado a mitad de las escaleras y sonrió, mamá se giró y también me sonrió. Creo que ya era muy tarde para devolverme y lanzarme por la ventana.

-Hola, madre. -Murmuré bajando y plantando un beso en la frente de mi hermosa y sonriente madre.

-Hola, querido. -Dijo de vuelta y me abrazó. -Tu padre se tomó la molestia de sacar tu auto. También te dejó el desayuno.

-¿Me hizo desayuno? -Pregunté incrédulo.

-Sí. -Mamá se giró a la cocina y desapareció tras la puerta. Madison me miraba sonriente.

Tenía tantas ganas de lanzarla por un precipicio.

-¿Qué carajos haces en mi casa? ¿No te basta con llamarme hasta cuando quiero mear? –Solté. -Eres una maldita acosadora.

Ella pareció herida. Subió una mano a su pecho y negó con la cabeza.

-No puedo creer que después de tanto tiempo no sepas de lo que soy capaz. -Dijo y añadió. -Necesito realmente que me des un aventón a la universidad.

Lo que me llevó a pensar: Madison vive a 45 minutos de mi nueva casa. Lo sé porque cuando Jesse vivía acá, algunas veces él me dejaba solo y la iba a buscar a ella. Para hacer cierta clase de cosas. Si necesitaba un aventón pudo haber tomado un taxi. El mismo que tomó para venir a joder a mi casa a estas horas.

-¿Qué pasa si no quiero? –En ese momento mamá apareció con una bolsa de papel marrón que decía “William” escrito con marcador. La tomé sonriendo y besé a mamá como despedida. Ella me detuvo halándome por el bolso. Me entregó un paraguas negro. No me había percatado de que estaba lloviendo fuera. Le sonreí nuevamente y ella me detuvo con una pregunta

-¿No llevarás a Sky? –Preguntó. Madison me miró escudriñándome el rostro en busca de algún gesto.

Suspiré. Lo que menos quería en ese preciso momento era pasar un minuto con ella. Necesitaba despejar mi mente un poco y alejarme de esa mocosa antes de que le hiciera algo. O ella a mí. Justo como ahora, pero peor.

-No estoy de humor para eso. Será la próxima, mamá. –Me alejé abriendo el paraguas y Madison me detuvo cuando estaba abriendo la puerta.

-¿Quién es esa? –Preguntó.- Esa Sky de la que habló tu madre.

-¿Acaso yo te pregunto quiénes fueron los tipos con los que follaste cuando estábamos en una relación? –Escupí las palabras como si fueran veneno, me arrepentí por un microsegundo, pero se sintió bien enseguida.

Madison giró la vista.

-¿Me puedes llevar al menos? -Preguntó sin mirarme.

-No quiero. -Murmuré.

Ella suspiró cerrando los ojos. -Sólo déjame en tu facultad, yo puedo seguir caminando.

Pensé en decirle “Desde aquí puedes irte caminando” pero simplemente me pareció cruel. Odiaba ser amable.

Rodeé el auto y ella sonrió encantada.

-Sabía que sentías una pizca de cariño por mí. -Dijo mostrando unos perfectos dientes. Puse los ojos en blanco.

No siento absolutamente nada por ti más que asco.

Me subí al auto y arranqué. Por la ventanilla logré captar la cara de odio de Sky.

Odiaba a las mujeres que no fueran mi mamá. También sabía que iba a odiar este día.

**

Me decidí por llevar a Madison a su facultad y regresarme a la mía, después de todo no quedaba tan lejos. Apenas se bajó del auto había arrancado, no le dio tiempo ni de mencionar que yo todavía la quería.

El resto de la mañana había sido tedioso, clases por cuatro horas, descanso y otras dos horas de clases. El desayuno que papá había dejado era un par de billetes de 100 dólares. Sonreí. Papá nunca va a dejar de ser flojo para cocinar. Por eso mamá lo ama.

Compré dos sándwiches y un jugo de parchita. Los chicos me habían visto pasar con Madison en el auto. Pasaron alrededor de dos horas aconsejándome que me la follara. Lo peor de todo era que lo estaba considerando.

Folñarmela y dejarla no sonaba tan absolutamente mal; así al menos podría liberar estrés causado por ella.

Faltaban tres minutos para terminar el último periodo. A Ram lo habían vuelto a sacar de clases por comer, Jesse estaba enterrado en su teléfono hablando con no sé quién, Bryan estaba sacándole conversación a la profesora y Sebastian se había quedado dormido escuchando música. Le había dibujado un pene en una mejilla con marcador. Estaba realmente fastidiado.

Mi teléfono vibró y lo saqué, era un mensaje de Madison.

Maddie. “Hey, salí hace una hora pero sé que sales dentro de poco, ¿quieres venir por mí? Quedé sola en casa y tú cocinas una muy buena pasta.”

Tiré el teléfono en mi mesa contemplando el mensaje.

La tenía servida en bandeja de plata. No, de plata no. Platino, diamantes y rodio.

Lo pensé seriamente. ¿Qué me detenía? No tenía nada qué hacer en la tarde, mamá no me regañaría si llego tres horas después, iba a comer pasta. Y también a ella.

Y Madison es muy buena haciendo cierta clase de cosas con sus labios.

La profesora rodó el escritorio, recogió sus cosas y se marchó. Los demás hicieron lo mismo. Moví la silla de Sebastian para que se despertara, él tomó sus cosas y salió. Todo el mundo se fijaba en su rostro. Yo continuaba sentado en la mesa con mi teléfono en frente.

Ser o no ser.

La imagen de Sky esta mañana se pasó por mi mente y me revolvió el estómago.

-Hombre, ¿estás bien? –Bryan se había quedado en la puerta esperándome. -¿Te duele el estómago?

Negué con la cabeza.

-¿Qué pasa si me la follo? –Pregunté

-Diablos. Acábale adentro y múdate del país. -Dijo con tono serio. Sacó su billetera y me tiró un condón. -Sólo hazlo, pero después no andes diciendo que estás enamorado de nuevo.

Parecía una buena señal. Tomé el condón y salí rápidamente hacia el estacionamiento, no sin antes textearle a Madison.

Yo. “Espera en la puerta.”

Divisé mi Mustang al lado de un coche rosa que se marchaba. Al llegar me detuve. Sky estaba en el asiento de atrás del auto y solo pude ver como este se marchaba.

Maldita. Sea. Mi. Maldita. Vida.

Criando a mi novia♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora