Capítulo 32.
Liam.
Aparqué en el estacionamiento, justo al lado de un Volskwagen amarillo. Llevaba años estacionando al lado del mismo auto y nunca me había enterado de a quién pertenecía. Tomé una respiración y tomé el almuerzo que había preparado papá para mí. Mamá se había sentido tan bien el día de las madres que había decidido tomar vacaciones colectivas. Conociendo a papá, lo más probable es que dentro de la bolsa hayan dos billetes de 50 y una manzana con la nota “Sé buen chico”.
Me bajé del auto y empecé a caminar hasta la entrada, los estudiantes estaban desanimados. Obviamente, era tiempo de parciales. Yo no tendría que presentar otro hasta la semana entrante, y me alegraba porque eso significaba más tiempo libre; lo que significaba más tiempo para visitar la ventana de al lado.
-Hey, William –Bryan me llamó desde la cafetería. Retrocedí unos pasos y fui hasta donde estaba él, junto con Sebastian. Le estreché la mano y me senté con ellos.- ¿Qué pasó anoche hermano? Te fuiste sin avisar. Y temprano.
Los chicos habían comprado una caja de donas rellenas con chocolate. Tomé una y le di un mordisco. Sabía a cielo.
-Tenías que haberte quedado –Sebastian estaba tomando un gran vaso de café caliente. Olía un poco a alcohol-, Madison intentó hacer streeptease encima del mesón de la cocina, se resbaló y tuvieron que llevarla al hospital. Oí que se fracturó el cuello.
Se suponía que no debía reírme, pero si iba al infierno por hacerlo sabía que mis amigos iban a estar allí también.
-Sky y Madison pelearon –murmuré chupando uno de mis dedos-, Sky se enojó y la llevé a casa.
-No, no –dijo Sebastian riendo-, Sky peleó. Madison estaba recibiendo la golpiza de su vida.
Yo reí y continué comiendo.
-Sky es mucho mejor que Madison –dijo Bryan mirando fijamente una dona.- Ella al menos no tiene actitud de te-voy-a-pisotear-cuando-quiera-porque-sí.
Una sonrisa se dibujó en mis labios.
-Sky es mucho mejor que Madison en todos los malditos sentidos.
Mis amigos compartieron una mirada burlona y me tiraron los envoltorios de las donas. Sabía que iban a hacer eso, pero valía la pena sólo por decir lo mucho que me gustaba Sky.
**
Hoy era lunes de práctica con pacientes. Había metido mi uniforme en el bolso, como todos hacen siempre. Nunca se sabe si la profesora va a llegar, o no. Fui al baño a cambiarme rápidamente mis vaqueros y mi franela gris por mi uniforme negro. Había traído tenis blancos, así que la profesora no me sacaría del salón por no llevar el calzado adecuado.
Me dirigí rápidamente a la sala de pacientes mientras me colocaba la bata y el gorro. En Esa sala era donde generalmente estaban los pacientes que nuestra sección trataba. Hoy habían venido alrededor de 19 personas, completamente nuevas, año por año cambiábamos de pacientes para tratar con casos más complejos. La profesora Rogers siempre elegía nuestros pacientes.
La profesora Rogers era una odontóloga de 37 años de edad, pero que lucía como de 19. Todos amaban ir a laboratorio porque ella siempre usaba uniformes ajustados. Ella estaba parada en la puerta de la sala de pacientes, mientras nosotros nos formábamos alrededor de ella. Me miró y me señaló.
-Crowl –murmuró
-Es Crous –le corregí.
-Lo-que-sea –masculló y se giró hacia la puerta, señalando a través del cristal a una niña de alrededor de 9 años-, la paciente Hayley Coleman es tuya. Hazle la exploración, toma sus datos y procede a tratarla.
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Criando a mi novia♡
Teen FictionLas madres de Sky Crowley de 17 años y de William Crous de 24 años, son mejores amigas de la infancia e hicieron una promesa; sus hijos sin duda se casarían para ser una familia. Pero hay un pequeño problema; ambos se odian a muerte. Liam es un...